Investigan la línea narco en la muerte del guardiacárcel

Los especialistas creen que el cuerpo, que sería de Ángel Molina, fue arrojado allí.

EN PLENA TAREA. Un policía entrevista a dos personas en Famaillá. EN PLENA TAREA. Un policía entrevista a dos personas en Famaillá.

El lugareño, como lo hace habitualmente, dejó su vivienda para buscar leña. Esta vez le llamó la atención el nauseabundo olor que le despertó curiosidad. Buscó en la zona de un cañaveral del barrio San Francisco, de Famaillá pensando que se trataba de un animal. Encontró un cuerpo y quedó espantado. Salió corriendo y avisó a las autoridades del hallazgo. Hasta allí se trasladaron policías y peritos y, a simple vista, todo parecería indicar que se trata del cadáver de un joven guardiacárcel que desapareció el miércoles por la tarde. Su verdadera identidad se terminará confirmando con una serie de pericias que ya fueron realizadas.

Ángel Nicolás Molina (29) años salió de su domicilio el miércoles al mediodía. Nunca más se supo de él. Sus familiares ante la falta de respuestas sobre su paradero, el sábado cortaron la ruta 5 para exigir que se intensificara la búsqueda. Horas después encontraron el cuerpo. Por su estado de descomposición, en el lugar no se pudo confirmar cómo había fallecido, para ello, la fiscala Mónica García de Targa está esperando los resultados de la autopsia. Pero los investigadores sumaron un indicio clave: la víctima no habría perdido la vida allí, sino en otro lugar y el cuerpo fue arrojado en ese descampado. “Todo es para despistar. Pero aquí hay algo más. Con el correr de las horas y al conocer los resultados de algunos estudios tendremos más detalles”, señaló un pesquisa.

Molina trabajó en el penal de Villa Urquiza el martes por última vez. Formaba parte de los agentes que terminó con la etapa de preparación y realizaba las prácticas en las diferentes cárceles de la provincia. “Era un buen empleado, no tenía ningún problema”, explicó una fuente del Servicio Penitenciario.

Investigan la línea narco en la muerte del guardiacárcel

Los familiares también informaron que desconocían si había tenido un problema con alguien. Sí reconocieron que había tenido problemas de adicción pero, después de haber realizado un tratamiento de rehabilitación, se había recuperado. “Tuvo una etapa oscura en su vida, pero gracias a Dios la superó con la ayuda de toda la familia. Era un chico lleno de proyectos. Ahora que estaba trabajando en la cárcel estaba muy contento porque, según decía, había reconstruido su vida”, explicó una prima que se identificó como Juana.

Los investigadores no descartan que el joven haya tenido una recaída y que su muerte esté vinculada a una cuestión de drogas. Recogieron indicios para sospechar que antes de su desaparición habría mantenido contactos con un transa de esa ciudad. El vendedor trabajaría para el sospechoso de dirigir una red de narcomenudeo en Famaillá. Un joven que protagonizó un hecho que tuvo repercusión nacional y por el que fueron condenados tres efectivos policiales.

En el Servicio Penitenciario aseguraron que no sabían si Molina sufría problemas de adicción. “Superó todos los análisis que se le hicieron desde que ingresó. Tampoco sus compañeros nos advirtieron que haya tenido problemas de conducta como para sospechar de esta situación”, comentó una fuente.

“Lo único que pretendemos es que se sepa la verdad. Puede haber tenido muchos problemas, pero eso no le da derecho a que lo maten como un perro”, comentó su amigo Juan González. “En esta ciudad pasan muchas cosas extrañas, espero que alguna vez se sepa qué pasa y quiénes son los responsables de que todo esto suceda”, añadió.

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