El apuro por llegar al verano, a veces, nos convierte en seres intrépidos y a la vez irrespetuosos con nosotros mismos. Hay una exclusividad en eso de querer pasarnos por arriba a nuestro propio ser, sin importar las consecuencias. Obvio que está mal, sobre todo porque cuando hablamos de “llegar al verano” la mayoría lo aplicamos al objetivo de recibir el nuevo año con un mejor aspecto físico; quizás perder peso, ganar masa muscular, despedirnos de la panza o lo que se nos ocurra para sentirnos contentos ante una mirada propia y clínica sobre nosotros mismos.
“Llegar al verano” puede ser un laberinto con ascendencia a callejón sin salida si no tomamos las precauciones básicas al respecto. Y cuando hablamos de precauciones, hablamos de tiempo. No existe la magia. Nada se consigue en 30 días, en 60. Y también lo hacemos hablando de los recaudos obligatorios a los cuales debemos convertirnos en fieles -y no pecadores- cuando el deporte se une a nuestras vidas.
Tucumán, por caso, durante esta época del año cambia a modo infierno. Entonces, si somos de hacer deporte al aire libre, qué debemos tener en cuenta para no fallar en el intento de sentirnos un poco mejor. Carolina González (MP 8007), deportóloga y cardióloga, nos conduce al camino del ABC del deportista, sin importar de élite o amateur. “Si querés entrenar, evitá los horarios con picos de calor. Salí temprano en la mañana o a última hora”, explica la también entrenadora personal. Y sigue: “comer liviano un par de horas antes de la actividad y tomar agua antes, durante y después del entrenamiento. La clave es la hidratación”.
Que se entienda por hidratarnos: no esperar a que el cuerpo nos pida agua, a sentir sed, sino que debemos beber agua en pequeñas dosis continuas, así nos mantenemos hidratados. Si el cuerpo pide, fallamos. Nos estamos deshidratando”.
Si bien entramos a la conversación por la práctica del deporte en sí, González aclara que antes de sacar un pie a la calle o a dónde sea que estés por entrenar, primero consultes a un médico, que te hagas los estudios pertinentes y recién, con el apto físico, comiences. Otro de los errores que cometemos al entrenar sobre la marcha es “buscar el hueco” para hacernos la ergometría y los demás tests de rutina. Grave error.
Ojo con el “bobazo”
Pisar el palito de la irresponsabilidad puede llevarnos al famoso julepe, al susto de nuestras vidas. Imaginemos esta película: corrés en soledad por un lugar alejado del cemento de la ciudad, estás sola/o vos y tu alma disfrutando de los cerros tucumanos cuando de repente te incomoda una molestia en el pecho. El tiempo no ayuda: hace muchísimo calor, no llevás protección en la cabeza y casi que te quedaste sin agua. El temor a lo inesperado te acelera aún más las pulsaciones. Te tiemblan las piernas, el alma.
“¿Se viene el bobazo?” “Lo difícil para alguien que está asustado es saber diferenciar si el tipo de dolor que lo afecta es coronario o un dolor por otra cosa. Puede ser una condritis, que es una inflamación en la parte del tórax, y eso no es un dolor grave; se te inflama el pecho”, le comenta a LA GACETA la doctora González.
“Las características de un dolor coronario, que es algo que sí nos debería preocupar, suele manifestarse como una molestia opresiva en la parte del precordio, o sea donde está el corazón. Es un dolor que suele irradiarse desde la boca del estómago, en el brazo izquierdo. Suele venir acompañado de otros síntomas como taquicardia, sudoración fría y viscosa; mareo, visión borrosa, sensación de desasosiego, que es falta de aire”, describe la doctora.
Ante la duda, pare, no avance. Intente relajarse. “Nadie debería realizar actividad física sin controles de rutina previos”, abre el abanico de la insistencia González.
Acorralados por las llamas
A ver, el momento no ayuda. Estamos solos, con miedo y no sabemos qué hacer. Por supuesto que la calma será nuestra mejor amiga. Entonces, ante tanta tensión es fundamental concentrarse y no entrar en pánico. Capaz que no te estás por infartar, capaz que sufriste, amiga, amigo, un golpe de calor. Respiración rápida y superficial, debilidad muscular, dolor de cabeza, sed intensa, náuseas o vómitos; aumento de la sudoración, piel fría y húmeda y aumento de la temperatura corporal, este samba signos de atención te advierten que sufriste un golpe de calor porque no tomaste las medidas necesarias de seguridad para hacer deporte al aire libre: “protección en la cabeza si las temperaturas son altas e hidratarte bien”, chicos, ese es el “todo” en el deporte al aire libre.
Ahora, mientras espero que vengan a mi rescate, lo siguiente será resguardarme en un sitio fresco lejos del sol (si existe), mantener las piernas en alto y beber agua, si es que hay resto.
El outfit sí es importante
No hablaremos de marcas sino de lo que hay que usar para poder realizar deportes al aire libre sin tener que llevar un lastre a cuestas. Como primera medida. evitar los colores oscuros como el negro. En días de sol pleno, nos vamos a cocinar. “Utilizar ropa que permita transpirar, o sea ropa clara, holgada, de telas como el algodón que permiten que la persona transpire sin problemas. Vuelvo a remarcar lo de la hidratación. Es importante hidratarse antes, durante y después de la práctica de actividad física. Se recomienda medio litro de agua antes del comienzo de la sesión, y durante la práctica es ideal tomar entre 200 a 250 mililitros por cada 20 minutos de la actividad física. Siempre se recomienda agua, pero si la actividad es muy intensa y se transpira mucho, podemos perder también electrolitos como sodio, potasio, cloro, magnesio, etcétera. Entonces se pueden utilizar las bebidas tipo isotónicas, porque ayudan a la recuperación”, agrega la doctora Gonzalez.
Hacer deporte al aire libre siempre es y será una invitación a conectarse con la naturaleza, pero ojo: a no olvidar que con el factor tiempo no se embroma, menos cuando se trata de poner en riesgo nuestra bendita salud.