La historia de Agustina Gorzelany: su padre combatió en Malvinas y ella descubrió una emotiva coincidencia

La defensora de Las Leonas contó que usa el número "3" desde su etapa en juniors. "Se me puso la piel de gallina cuando conocí lo que pasó con mi papá. Es como un legado que tiene mi familia", sentenció.

EN FAMILIA. La defensora de las leonas posa con papá Alejandro y con su mamá. EN FAMILIA. La defensora de las "leonas" posa con papá Alejandro y con su mamá. Instagram @agusgorze

Las Leonas revolucionan Santiago del Estero. Mientras el seleccionado femenino de hockey disputa por segundo año consecutivo en la provincia vecina el tour de la Pro League, certamen que reúne a los mejores seleccionados del mundo, la defensora Agustina Gorzelany es una de las jugadoras más buscadas.

Gracias a su gran arrastrada, “Gorze” es una figura clave en el equipo dirigido por Fernando Ferrara. En los córners cortos suele tener una alta eficacia, lo que la transforma en una variante casi obligada ante cada una de estas situaciones. “De más chica le pegaba, pero era una pegada muy violenta. Con el tiempo, fui entrenando el arrastre y creo que hoy ya le tengo plena confianza a ese detalle. No fue un gesto que me salió de un día para otro ni mucho menos; lo entrené muchísimo”, dice en diálogo con LA GACETA, sentada en el lobby del hotel en el que las “leonas” están concentrando en Santiago.

En su espalda, Gorzelany lleva el 3 un número que, después de años de usarlo, descubrió que se trataba de un detalle muy significativo para su familia: es el mismo número que estaba grabado en el casco que su padre Alejandro durante la Guerra de Malvinas; ese casco que, poco tiempo atrás, pudo recuperar.

“Me tocó llevar este número desde que era chica; desde juniors. Hace unos años Edward Goodall, un coleccionista inglés que también había sido combatiente de la armada inglesa, se comunicó con mi papá por Facebook, le dijo que tenía su casco, y que tenía muchas ganas de conocerlo y de poder devolvérselo”, relata Agustina. “Por suerte mi viejo tuvo la posibilidad de viajar a Plymouth, Inglaterra, en donde vive este señor. Cuando volvió a Argentina, armamos una vitrina con todas las cosas que le habían regalado; un montón de armas y cosas significativas de la guerra. Mi viejo sólo había guardado la funda del casco. Un tiempo después de que le puso la funda, nos dimos cuenta que el casco tenía el número 3”, agrega.

NÚMERO CON HISTORIA. Gorzelany usa el 3 desde chica, pero hace poco descubrió la coincidencia con su padre. NÚMERO CON HISTORIA. Gorzelany usa el 3 desde chica, pero hace poco descubrió la coincidencia con su padre. Instagram @agusgorze

“Ahí, obviamente, nos pusimos como locos viendo que coincidía con mi número de camiseta. Se nos puso la piel de gallina a todos, fue súper emocionante. Era como un legado que la familia tenía que seguir cumpliendo; representar al país de alguna manera. Por supuesto, no le llego ni a los talones a mi viejo porque yo represento al país desde un lado más ameno y más lindo”, sentencia Agustina, antes de exponer un detalle que eriza la piel. “Siempre sentí la camiseta; pero tras conocer ese detalle, el dorsal adquirió otro significado. Es como que tengo a mi papá siempre conmigo”.

El sacrificio que hizo Gorzelany para llegar a ser "leona"

Gorzelany cuenta que se inició en el hockey “empujada” por su madre, quien había practicado toda la vida ese deporte en el club Ciudad de Buenos Aires. Aunque, en su caso, tras una primera etapa de muy chica en la misma institución, se pasó a San Martín, club donde su hermano mayor jugaba al rugby por herencia de su abuelo. “Tuve mis idas y vueltas. Al principio no me gustaba tanto, me aburría. Intenté hacer otros deportes, y cuando tenía 6 o 7 años volví a tener la prueba en San Martín. Ahí arranqué novena división y no paré nunca más”, reconoce.

Con el pasar de los años, la actual defensora de las “leonas” fue dándose cuenta de su buen nivel, y se puso como meta poder llegar al seleccionado nacional. “Lo vi como un sueño que quería cumplir. Más o menos a los 16 años, me di cuenta que era una posibilidad si hacía lo que tenía que hacer. Charlando con mi mamá, le dije que me encantaría ser una ‘leona’”, rememora.

Sin embargo, no era una decisión fácil. Claro, eso no impidió, de ninguna forma, que Gorzelany la tomara. “Ser ‘leona’ implica dejar de lado un montón de cosas para ir en pos de ese objetivo. Tener cierto tipo de descanso, de alimentación, elegir quedarse en casa y no ir a esa reunión con amigas porque al otro día jugás y querés rendir de la mejor manera. Hay cosas que dejé de lado y que por ahí entristece. Pero hoy estoy acá, y estoy súper feliz de las decisiones y el camino que tomé en su momento”, reflexiona.

EN CASA ROSADA. Alejandro Gorzelany, papá de Agustina, posa con su casco. EN CASA ROSADA. Alejandro Gorzelany, papá de Agustina, posa con su casco. Instagram @agusgorze

Las "leonas" apuntan todo a los Juegos Olímpicos de París

Tras un 2023 con relativamente poca competencia internacional, las “leonas” le apuntan todos los cañones a los Juegos Olímpicos de París 2024, en donde buscarán no sólo defender la medalla de plata lograda en Tokyo 2020, sino mejorar esa actuación, y poder lograr de una vez por todas esa esquiva medalla dorada.

“Fue un año dentro de todo tranquilo. Teníamos un solo objetivo principal, que era ganar los Juegos Panamericanos. Lo pudimos cumplir más allá de que salir segundas en la temporada pasada de la Pro League también fue muy importante. Nos entrenamos todo el año para los Panamericanos. Fue un gran torneo, armamos un grupo muy bueno, y llegamos a una final que se hizo bastante cuesta arriba. La pelota no quería entrar; costó un montón hasta el último minuto. Pero finalmente logramos la dorada y la clasificación directa a París. Es un alivio y una satisfacción muy grande”, analizó Gorzelany.

Pese a lo que implica la Pro League, donde se enfrentan las mejores selecciones del mundo, las “leonas” no le quitan la mirada a los Juegos Olímpicos. Por eso, la ex Liga Mundial será tomada, más que nada, como un evento preparativo.

“Para nosotras es súper necesario jugarla porque si no, no tendríamos roce internacional. Es necesario tenerlo para poder llegar de la mejor manera a un Juego Olímpico. Lo tomamos con la importancia que amerita, pero sin dejar de lado que es un año olímpico, y también hay que cuidarse y prepararse siempre para eso”, detalla una de las piezas claves del seleccionado.

El principal escollo, más allá de que habrá varios equipos duros, será Países Bajos, verdugo de Argentina en la final del último Mundial y del último Juego Olímpico, y a quien Argentina le estuvo ganando 50 minutos el viernes, pero terminó perdiendo 4-1 en el tramo final de ese partido.

“Tienen un equipazo y no solamente contra nosotras; contra cualquier equipo son muy superiores. En el partido del otro día, creo que hace rato que no se encontraban contra un equipo que las desafiara tanto, y que las pusiera en un lugar súper incómodo, como lo hicimos nosotras. Creo que hay una parte mental que debemos mejorar, pero también creo que hoy faltan jugadoras importantes, y por ahí no es el mismo equipo que jugaría contra ellas si estuvieran todas. No tengo dudas de que somos súper capaces de ganarles, y de que en algún momento va a pasar, porque venimos estando muy cerca”, subraya Gorzelany.

En la previa del cierre del primer tour de esta nueva temporada de Pro League, Agustina se toma un tiempo para destacar el apoyo del público, como cada vez que juegan en nuestro territorio. “Si se juega en Argentina, en el lugar que sea, es todo muy lindo. Es hermoso que esté toda la tribuna hinchando por nosotras, gritando, alentando. A mí me llena de energía, y también es jugar para ellos, los hinchas, que son fieles, nos acompañan y llenan los estadios. Es realmente un placer”, concluye la defensora, dueña de una historia emotiva, que conoció poco tiempo atrás.

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