Con Milei la fe toma centralidad en la nueva gestión

El presidente se declara católico y admirador del judaísmo. Incluso reconoció que considera cambiar de religión.

JURAMENTO. Cuando asumió Milei juró por los Santos Evangelios pero piensa en convertirse al judaísmo JURAMENTO. Cuando asumió Milei juró por los Santos Evangelios pero piensa en convertirse al judaísmo

Con la llegada de Javier Milei a la presidencia del país la religión retomó un papel trascendental en el desarrollo de la vida institucional del Estado. La celebración interreligiosa que tuvo lugar en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires fue una clara muestra de ello. En esta actividad del último domingo, el flamante mandatario recibió un fuerte respaldo de la iglesia católica, la evangélica, la anglicana, el judaísmo y la comunidad islámica.

Milei es una persona de fe que en los últimos años se acercó al judaísmo. De hecho, luego de su triunfo en el balotaje el titular del Ejecutivo Nacional visitó la tumba del rabino Schneerson en el cementerio judío de Montefiore, al este de Nueva York. Y días previos había recibido la bendición del rabino David Pinto Shlita, una autoridad religiosa de la comunidad judía. En ambos encuentros, el dirigente libertario usó una kipá, un tradicional sombrero usado por los varones judíos.

A pesar de esto, Milei se confiesa católico y al momento de jurar la presidencia lo hizo “por Dios y por la patria, sobre estos santos evangelios”. Pese a esto se declara también admirador profundo del Estado de Israel. “Estoy pensando en convertirme al judaísmo y aspiro a llegar a ser el primer presidente judío de la historia argentina”, aseveró. Y detalló que todos los días se arrodilla frente a un judío.

En el transcurso de la campaña, el dirigente libertario relató que él no asiste a la iglesia y si visita el templo. “Tengo un rabino de cabecera y estudio la Torá -el libro de la ley de los judíos-. Se me reconoce internacionalmente como amigo de Israel. Estoy a poco de ser judío, sólo me falta el pacto de sangre”, enfatizó.

¿Cambia?

En una entrevista con el diario “El País”, el ex diputado nacional explicó que estaba “estudiando” si cambiar de fe, ya que había advertido ciertas limitaciones prácticas.

“Si soy presidente y cae Shabat ¿qué hago? ¿Te vas a desconectar del país desde la primera estrella del viernes a la primera del sábado? Hay algunas cuestiones que lo harían incompatibles”, explicaba. Meses antes, en abril, había planteado el mismo punto en diálogo con “La Nación+” cuando, consultado sobre si iba camino a convertirse al judaísmo, respondió: “No sé, pero no lo descarto”.

No obstante, la influencia judía está presente en su vida diaria y en su postura a la política. En reiteradas entrevistas Milei ha revelado que Shimon Axel Wahnish, rabino de la comunidad judeomarroquí argentina Acilba, es una de las personas de mayor confianza.

En la ceremonia interreligiosa Wahnish tuvo un rol protagónico al preguntarle: “¿Cuál es su deseo, señor Presidente?”. “Poner de pie a la Argentina”, contestó el Presidente desde su atril. “Le voy a pedir a Dios que le conceda algo que él pide desde hace mucho tiempo. El pide sabiduría, templanza y coraje”, culminó el rabino, en un momento de comunicación directa con Milei, con quien luego de la ceremonia se fundiría en un largo abrazo.

La figura del rabino Wahnish parece jugar un rol importante en esta nueva gestión gubernamental porque además de ser considerado “consejero” y “guía espiritual” del máximo exponente de La Libertad Avanza (LLA), tendría el consenso necesario para convertirse en el nuevo embajador Argentina en Israel. El rabino estuvo con él incluso durante el balotaje, en el Hotel Libertador. En esa ocasión, el entonces candidato a presidente lo mostró por primera vez a su lado.

El vínculo entre Milei y Wahnish comenzó en 2021, cuando el economista Julián Goldstein los presentó. De acuerdo a lo relatado por el propio Milei, cuando conoció al rabino se encontraba en medio de una crisis personal debido a las acusaciones que recibía en redes sociales, donde algunos usuarios lo tildaban de “nazi” y de parecerse a Adolf Hitler. Fue entonces que Goldstein le recomendó que conversara con el rabino.

El martes por la noche, Milei participó de una celebración tradicional del judaísmo. Janucá, que comenzó el pasado 7 de diciembre y terminará este viernes, conmemora la hazaña de un pequeño grupo hebreo, los macabeos, que se rebeló contra el ejército de Antíoco, que había prohibido la práctica del judaísmo en Israel. Así, se convirtió en el primer presidente de la historia en participar de esta celebración. “Después de tantos años de oscuridad, de oscurantismo, va a salir la luz y eso va a ser una revolución moral, porque lo vamos a hacer desde los valores”, exclamó el mandatario nacional, al brindar un breve discurso.

¿Dentro de la ley?

En la Constitución de 1853, el artículo 73 decía: “Para ser elegido presidente o vicepresidente de la Nación, se requiere haber nacido en el territorio argentino, o ser hijo de ciudadano nativo, habiendo nacido en país extranjero; pertenecer a la comunión católica apostólica romana, y las demás cualidades exigidas para ser electo senador”.

Esto se mantuvo vigente hasta la reforma de 1994, que suprimió la exigencia de la religión. El artículo 89, que reemplaza el anterior, dice: “Para ser elegido Presidente o vicepresidente de la Nación, se requiere haber nacido en el territorio argentino, o ser hijo de ciudadano nativo, habiendo nacido en país extranjero; y las demás calidades exigidas para ser elegido senador.

Desde entonces, nada indica el culto que debe practicar el jefe de Estado. De convertirse, Javier Milei sería en el primer presidente de Argentina en ser judío.

Además, sería el primero en profesar una fe no católica, ya que si bien Carlos Saúl Menem fue enterrado en el cementerio islámico, junto con su hijo, fue bautizado al catolicismo antes de asumir la presidencia en 1989.

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