El Jugador Ideal de rugby, según el "Cheto" Santamarina

El ex jugador de Los Pumas y de los Naranjas aceptó el desafío de armar un rugbier “a la carta”

José Santamarina José Santamarina

El jugador perfecto no existe. Menos en un deporte como el rugby, donde hay tantas y tan diferentes funciones que cumplir. Por eso, en todo caso, habría que inventarlo. O más bien construirlo. Y esa fue precisamente la consigna para José Santamarina, ex jugador de Los Pumas y ex capitán de los Naranjas: armar su jugador ideal a la carta, como si fuera una especie de Frankestein, tomando prestadas ciertas características de diferentes jugadores. Le propusimos una serie de 15 virtudes, algunas referidas al juego y otras que escapan a lo técnico pero que también son muy importantes en el rugby. Eso sí, con una limitación: sólo podía recurrir a jugadores que hayan sido sus compañeros o sus rivales dentro de la cancha.

El “Cheto” aceptó el desafío, aunque con reservas. “Antes que nada, quiero aclarar que la consigna me parece injusta. Creo que cada jugador debe ser juzgado de acuerdo a su tiempo. Por ejemplo, el mejor apertura de una época no necesariamente tiene que serlo de todas. Es como preguntar: ¿quién es el mejor piloto de la historia? En su momento fue (Juan Manuel) Fangio. Después vienen (Michael) Schumacher y (Lewis) Hamilton y te ganan siete campeonatos del mundo. ¿Son mejores? No sé, corrieron en autos distintos. Y así también, me hubiera gustado ver a (Agustín) Pichot, (Juan Martín) Hernández o (Felipe) Contepomi jugando para Sudáfrica en 2007. Hubieran sido campeones del mundo y sacando más ventaja todavía. Haciendo esta aclaración, podemos hablar”, marca terreno Santamarina.

Ahora sí, a jugar:

1- El tackle: (piensa un rato) “Te podría decir varios grandes tackleadores, como ‘Zorro’ (Pedro) Gauna y ‘Yayo’ (Eduardo) de la Vega, pero me quedo con ‘Tati’ (Santiago) Phelan. Quizás hoy un Marcos Kremer sea más efectivo, pero está dentro de un sistema. Phelan, en cambio, estaba en un rugby sin sistema y con 80 kilos salía a matarse en cada tackle, le salía del corazón”.

Santiago Phelan Santiago Phelan

2- El scrum: “el ‘Pato’ (Patricio) Noriega, con el que jugué en Los Pumas. El solo corregía el scrum. Ahí no tengo ninguna duda”.

3- El line: “también podría nombrar varios, como (Sergio) Bunader, Mariano Malmierca y los Lazcano Miranda (Gerardo e Isaac), pero mi elección sería el ‘Flaco’ (Julio) Farías”.

Patricio Noriega Patricio Noriega

4- La velocidad: “Gabriel Terán. Acá no había nadie más rápido que él. A lo mejor Martín (Terán) era mejor, porque jugaba más en equipo, mientras que Gabriel jugaba solo, pero esa velocidad final sólo la tenía él. Si lo corrían de atrás no lo alcanzaba nadie. Era cuestión de hacerle llegar la pelota y darle un metro para que fuera try. Era un avión”.

Gabriel Terán Gabriel Terán

5- El cambio de paso: “Lisandro Arbizu. Tenía un cambio de paso que te dejaba pegado a la tela. Martín Terán, Gabriel Terán y Agustín Pichot también eran buenos en eso, pero para mí Lisandro era el mejor”.

6- El pase: “Mmm, ‘La Cata’ (Eduardo) García Hamilton tenía un pase preciso, rápido, de abajo, pero me quedo con el de Gonzalo Camardón. Te la hacía pegar allá -señala un cartel lejano-, tenía un cañón en las manos. Aparte jugaba en cualquier posición”.

7- La patada: “esa es difícil. Si no hubiera jugado en Los Pumas, te digo sin dudar Santiago Mesón. La embocaba desde cualquier lado. Pero al mismo tiempo creo que no se puede soslayar a Hugo Porta, a quien me tocó enfrentarlo con Tucumán. Tenía un pie de oro”.

8- El juego aéreo: “Federico Williams, tenía muy buena recepción. Juan Soler también, pero me quedo con Federico”.

9- La conducción: “ahí me metés en un quilombo, porque tengo no menos de cuatro que fueron buenísimos. ‘Perico’ (Pedro) Merlo, Ricardo Sauze y el ‘Gallo’ (Héctor) Cabrera fueron enormes conductores, pero en esta me tengo que quedar con (Agustín) Pichot”.

10- La picardía: “estoy entre (Ricardo) Le Fort y ‘Ricky’ Sauze. Eran rapidísimos, antes que el referí ya sabían qué tenían que cobrar. Elegiría a los dos, pero si tiene que ser uno, Le Fort”.

Ricardo Le Fort Ricardo Le Fort

11- El liderazgo: (piensa un rato largo)...el ‘Gallo’ Cabrera. Yo era muy chico cuando jugué con él, pero cuando hablaba, vos decías: ‘atrás de este, voy’.

Héctor Gallo Cabrera Héctor "Gallo" Cabrera

12- La arenga: “bueno, si de hablar se trata, el que me cambió la cabeza fue José Luis Imhoff en Los Pumas. El tipo era un catedrático, muchos no le entendían, pero a mí me gustaba, porque te hacía pensar. Tenía una cabeza increíble, se acordaba de todo. En una época donde no había análisis de video, el tipo te decía que en un line en tal minuto vos habías hecho esto o habías estado mal parado, como si te hubiera estado grabando. Pero bueno, eso no era una arenga precisamente. Si vamos al caso, hay una arenga del ‘Mocho’ (Gabriel) Palou que me llegó muy hondo. Yo no jugaba, la escuché desde la tribuna. Les dijo a los jugadores de Natación: quién me va a regalar 10 años de vida para que yo entre a la cancha y les muestre lo que hay que hacer. Cuando escuché eso casi me muero. Imaginate, Natación salió hecho un enjambre de avispas”.

Gabriel Mocho Palou. Gabriel "Mocho" Palou.

13- La locura: Pablo Buabse. Loco de remate. Era temerario, de hacerse matar por una pelota. Un desprecio total por su físico”.

Pablo Buabse Pablo Buabse

14- El compañerismo: el ‘Mocho’ Palou. Otro loco también. Era generosidad pura, ponía a todos antes que a él. Y era así como compañero, como amigo y hasta como empresario. Tengo la suerte de haberlo conocido. Me hizo más generoso a mí como persona. Compartí seleccionado con él desde el 83 al 88 y fui su suplente el día de su despedida, contra Francia. Hay una foto en la que lo estoy levantando en andas”.

15- El sentido del humor: “ahí también me lo ponés difícil, porque hay una dupla que no podés separar: (Ricardo) Le Fort y Julio Coria. Hay tipos que solos son graciosos, pero estos juntos eran dinamita. Uno le daba pie al otro. A veces te tocaba volver el colectivo y te querías matar, no había ni agua, pero un par de chistes de estos dos te cambiaba todo. Si estaban ellos, ya sabías que el viaje estaba hecho, así tuviéramos que ir a pie”.

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