¿Qué puede pasar si la temperatura sigue en aumento?

Se termina el año más caluroso de la historia en todo el planeta, entre debates y falta de soluciones.

¿Qué puede pasar si la temperatura sigue en aumento?

Se acaba un año caliente. Literalmente. Porque ya es oficial: 2023 es el año más caluroso jamás registrado en el planeta. Un dato que debería servir para reflexionar y emprender acciones (o exigirlas) que si no se toman ahora, luego puede llegar a ser muy tarde.

El Servicio de Cambio Climático Copernicus, de la Unión Europea, especificó que la temperatura global de 2023 será 1,4° más cálida que lo que era en la época preindustrial. La temperatura media mundial se ubicó este año en 15,1°C, un calentamiento que supera al del año 2016, que había sido el más cálido documentado hasta la fecha.

Si bien en este calor excepcional que se ha vivido en todo el globo ha tenido una gran incidencia el fenómeno de El Niño, el cambio climático causado por el hombre sigue siendo una de las causas principales del calentamiento del planeta. “Mientras las concentraciones de gases de efecto invernadero sigan aumentando, no podemos esperar resultados diferentes a los observados este año”, dijo el director de Copernicus, Carlo Buontempo. “La temperatura seguirá aumentando y también lo harán los impactos de las olas de calor y las sequías”, destacó.

En concreto, julio y agosto fueron los meses más calientes de la historia en el hemisferio norte, con olas de calor que azotaron diversas regiones como el sur de Europa, el sur de Estados Unidos y Japón. Se puede suponer que es lógico porque estaban en verano. Pero ocurre que también en el hemisferio sur se registraron temperaturas anormales para la época invernal. En nuestro país así como en los vecinos Brasil, Bolivia y Paraguay hubo temperaturas muy altas para el invierno. En Brasil se anotaron máximas de 42°C y nuestro país, en Tartagal, Salta, en agosto, pleno invierno, un día se marcaron 40°C.

Esta anomalía hizo reaccionar al secretario general de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres. “Nuestro planeta acaba de soportar una temporada a fuego lento: el verano más caluroso jamás registrado. El colapso climático ha comenzado”, dijo de modo alarmante Guterres. Y señaló directamente a la quema de combustibles fósiles, como petróleo, gas y carbón, como el principal factor de las emisiones de gases de efecto invernadero que provocan el aumento de las temperaturas promedio del planeta.

De allí la importancia de las conclusiones de la última cumbre climática que se desarrolló en Dubai, la COP 28, aunque muchos ambientalistas han cuestionado que no se pusiera fin, de manera más firme y directa, al uso de los combustibles fósiles.

En la COP 28 participaron representantes de casi 200 países y el gran avance fue, precisamente, el reconocimiento, por primera vez, de la necesidad de abandonar los combustibles fósiles. “Aunque en Dubai no hemos pasado página a la era de los combustibles fósiles, este es el principio del fin”, afirmó el secretario ejecutivo de la ONU para el cambio climático, Simon Stiell, en su discurso de cierre de la cumbre. Por su parte, Guterres advirtió: “a aquellos que se opusieron a una referencia clara a la eliminación progresiva de los combustibles fósiles (en el documento final) quiero decirles que esta es inevitable, les guste o no”

Lo que los especialistas temen es que, si continúa el aumento de las temperaturas, se alcance o se supere el calentamiento de 1,5°C de la temperatura media global, que se considera el tope que puede soportar el planeta. Y si esa marca se mantiene en el tiempo, la situación se puede agravar, particularmente por los deshielos de los glaciares y el consecuente aumento del nivel del mar que causaría hasta la pérdida de países insulares completos. También se hace notable que ningún país ni región del mundo están preparados para los efectos de la crisis climática, que también, por supuesto, afecta la salud de la población.

El acuerdo

Los puntos clave del acuerdo de Dubai son los siguientes:

- Triplicar la capacidad global de energías renovables y duplicar la tasa media anual mundial de mejora de la eficiencia energética.

- Acelerar la disminución progresiva del uso de energía basada en carbón.

- Avanzar hacia sistemas energéticos con emisiones netas cero a nivel mundial, utilizando combustibles de baja o nula emisión de carbono antes o alrededor de mediados de siglo.

- Dejar de utilizar combustibles fósiles en sistemas energéticos de manera justa y ordenada, acelerando la acción en la década actual para lograr cero emisiones netas en 2050.

- Acelerar el desarrollo de tecnologías de emisiones cero y bajas, como energías renovables, energía nuclear, y tecnologías de captura y almacenamiento de carbono.

- Reducir sustancialmente las emisiones de gases distintos al dióxido de carbono a nivel mundial, con un enfoque en la reducción de las emisiones de metano para 2030.

- Acelerar la reducción de emisiones en el transporte por carretera mediante el desarrollo de infraestructuras y la rápida adopción de vehículos con cero o bajas emisiones.

- Eliminar las subvenciones ineficientes a los combustibles fósiles que no aborden la pobreza energética ni las transiciones justas.

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