La voz ronca que canta historias de amor

El artista español cumplió los 75 años tranquilo en lo humano y en lo artístico. Disco en proceso.

FUTURO. No se sabe si volverá a los escenarios, pero no se va de la música. FUTURO. No se sabe si volverá a los escenarios, pero no se va de la música.

Joaquín Sabina despliega una extensa carrera que inspira a generaciones. En sus textos hay historias, ingenio, rimas en una poesía melancólica y picaresca, sarcasmo y crítica social, entre el rock y el pop con acento flamenco.

El prolífico cantautor, artista plástico y referente de la canción iberoamericana nacido en Úbeda, Jaén, España, ha cumplido ayer 75 años, tranquilo consigo en lo humano y en lo artístico. Pero hay dudas, como siempre, a causa de su mala salud, de si su último concierto fue, en efecto, el último.

“Ojalá que volvamos a vernos. Ojalá”, dijo justamente el 20 de diciembre pasado, en el Wizink Center de Madrid, cuando cerraba la gira “Contra todo pronóstico”, que lo llevó por España y Latinoamérica.

Al país llegó en marzo de 2023, cuando con ese tour llenó seis Movistar Arena, en Buenos Aires, así como también el estadio mundialista de Córdoba y el autódromo de Rosario.

Entonces también se estrenó el documental sobre su vida, “Sintiéndolo mucho”, dirigido por su compatriota Fernando León de Aranoa (disponible en la plataforma Star +).

“Lo que tenemos los supervivientes es que nos vamos quedando solos. Primero fue Javier Krahe, luego Luis Eduardo Aute, luego Pablo Milanés, que era mi hermano”, confesó, y agregó: “como el Serrat, que se retira vaya usted a saber por qué”; también recordó a la gran Chavela Vargas en aquel concierto de Madrid, al hablar de sus admirados colegas cantautores. 

Sustos de salud

Precisamente en el Wizink Center, en 2020. Sabina cayó al foso desde casi dos metros: entonces sufrió varios traumatismos, una internación y dos operaciones. No obstante, ni estos problemas ni incluso un infarto cerebral leve en 2001 (cuando cortó de raíz su descontrolada vida nocturna) así como divertículos y otros sustos de salud, hicieron mella en la trayectoria musical del andaluz.

Ya el irónico nombre de la gira mundial, “Contra todo pronóstico”, expresó -a la manera del artista-cuáles eran las expectativas de su vuelta a los escenarios.

Hoy, acerca de su posible retorno a los escenarios en el futuro, también es incierto, como reconocen él y su entorno. “Si no es la última, será la penúltima, pero yo desde luego no pienso anunciar nada. Lo que voy a hacer es disfrutar”, advirtió antes de salir en gira.

De todos modos para este año el artista ya ha anunciado que planea terminar un nuevo álbum, así que todo indica que no piensa retirarse de la música. Incluso, el saludo final del último concierto fue un “hasta pronto”, bombín en mano.

La fama

Sabina saltó a la fama en los años 80, con siete discos, entre los cuales se destacan “Malas compañías”, “Ruleta rusa” y “Mentiras piadosas”. Pero el éxito internacional le llegaría en 1999, con “19 días y 500 noches”, disco que ocupa el puesto siete del ranking de los 50 mejores álbumes de rock español en la revista Rolling Stone en España.

Asimismo acumuló varios Grammy Latinos y el Premio Nacional de las Letras Españolas.

Los temas más populares y reconocidos de su repertorio son: “Y nos dieron las diez”, “Contigo”, “Nos sobran los motivos”, “Y sin embargo te quiero”, entre muchos otros.

Proyectos conjuntos

El músico compartió proyectos con Joan Manuel Serrat (con quien realizó varias exitosas giras, una de las cuales llegó a la provincia) y con Fito Páez.

El amor, gran eje inspirador del poeta Sabina, conectó al artista con la Argentina, en su historia amorosa con Paula Seminara, e inspiró a Sabina el mítico tema “Dieguitos y Mafaldas”. El estribillo menciona a González Catán, el colectivo 86 y a los “veinte tangos de Manzi en los baúles”. La canción es un homenaje a su romance y a la cultura argentina.

Sabina ha cumplido 75 años gratamente sorprendido y satisfecho. En 2021, en un acto en el Instituto Cervantes, había dicho: “he escrito un libro, he tenido dos hijas y en Rota trasplanté un olivo; no me falta nada y estoy moderadamente en paz conmigo mismo teniendo en cuenta que la gente de mi generación pensábamos que no íbamos a ser nunca adultos”.

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