Fue jugador de vóley en Tucumán, formó parte del staff de la Federación Argentina y ahora es asistente de un equipo en Canadá
Julio Giménez vive en Canadá desde el año 2020 y hace poco volvió a la actividad vinculada al deporte como asistente del equipo masculino de la Universidad de British Columbia
Antes de llegar a Canadá, Julio Giménez hizo escala en Buenos Aires. La partida desde “El Jardín de la República” sí, obedeció a motivos deportivos. El vóley lo llevó a mudarse al suelo bonaerense en 2011 convocado para prestar sus servicios en el staff de la Federación Argentina de Voleibol (Feva). El ex jugador se desempeñó en Alberdi, Monteros Vóley, Tucumán de Gimnasia e Instituto Pellegrini. Luego tuvo sus experiencias como DT en estos dos últimos clubes y en Olímpico de Santiago del Estero antes de llegar a tierras bonaerenses. Primero se puso la remera “albiceleste” y después, la de Ciudad Vóley. El Ciudad de 2011, ese que empezaba a constituirse como el gigante nacional que es en la actualidad, poseedor del título en la máxima categoría masculina, empezó a ser coordinado en todas sus divisiones por Giménez. Llegó a ser asistente en el equipo masculino de la Liga Argentina hasta que tomó una decisión familiar. “Queríamos poder experimentar y cambiar de rumbo. Aprender de otras culturas que están para ser exploradas dentro de nuestro punto de vista”, resumió Giménez.
Con sinceridad también incluye en los motivos por los que emigró, el hecho de la ausencia de un desafío. Luego de varios años combinando tareas en Ciudad Vóley y en los staff de las selecciones nacionales (incluye una medalla de oro Sudamericana con la Selección Sub-19), la idea familiar se adaptaba a la necesidad personal. Con Luciana, su esposa, y sus tres hijos, Giménez tenía la seguridad de que el plan era muy bueno. “Sentía el cansancio de tantos años poniendo el hombro al proyecto y sabía que eso podía ser un limitante a futuro. Entonces, no quería perjudicar todo lo bueno que había hecho. Necesitaba algo que vaya más allá de lo que era un campo, una pelota y jugadores”, explicó el tucumano.
El análisis del destino tuvo como mejor resultado las tierras canadienses. “Vivo en Vancouver, de las ciudades más bellas de Canadá, sino es la más linda”, contó Giménez que redobla su descripción. “Y no sé si del mundo”, se refirió dando cuenta de que encontraron esa suerte de “lugar en el mundo”. La ciudad está al oeste de Canadá, con costa por el Océano Pacífico. La zona está cerca de la montaña, corren ríos, arroyos y lagos entre los bosques. También, se puede disfrutar de la playa. “Eso es lo que la hace linda. Tiene distintos tipos de actividades para hacer. En el mismo verano inclusive, podés esquiar o ir a tomar sol en la playa”, describió Giménez.
La familia llegó a Canadá y el mundo se puso en pausa por la pandemia. “Aquí, muchos dejaron de trabajar porque el Estado los podía ayudar. Muchas empresas necesitaban gente. Así empecé a trabajar como asistente de un jefe de operaciones en el área de la construcción”, explicó Giménez que al poco tiempo llegó al puesto de Equipment Mánager, a cargo del proceso de armado y logística de maquinaria.
Hasta aquí la historia se estaba dando sin pelota, sin red alta, sin jugadores, sin cancha, algo que en el presente ya no es así porque el tucumano, a pesar de la cumplida meta de su esposa de finalizar una carrera y un posgrado, volvió al deporte. “Trabajo en la Universidad de British Columbia. Acá es distinto: tenemos un plantel de 10 profesionales dentro del equipo de vóley masculino”, destacó el asistente del entrenador en jefe, Michael Hawkins.
La tarea va más allá del acompañamiento al DT. Giménez lleva adelante un trabajo específico de análisis que tiene como objeto el desarrollo y la evaluación de los jugadores en cuanto a técnica y táctica. Así, áreas como kinesiología, psicología, neurociencia, entre otras, están a cargo de un especialista.
“Apunté al lado académico del trabajo, de la ciencia aplicada al deporte. Eso es desafiante para mí”, estableció Giménez. Encontró el reto que buscaba cuando partió desde Buenos Aires. “Muchas veces el entrenador solo se dedica a la pelota en la mayoría de los deportes. Es muy desafiante para mí aprender todo este tipo de conocimientos en diferentes áreas”, especificó.
La descripción de Giménez da cuenta de un vóley canadiense que no le falta nada. Hay infraestructura, buena cantidad de jugadores, interés por el progreso, en fin, todo tiene un orden. ¿Qué es lo que aporta un entrenador con los conocimientos de Giménez? “Tienen una admiración grande por nuestro vóley. Llama la atención, sobre todo cuando les cuento que soy de una provincia del interior, que con pocas herramientas saquemos deportistas de nivel internacional que puedan conseguir medalla como consiguió el vóley. Entonces, todo ese conocimiento es el que quieren que aplique en el programa deportivo”, indicó el papá de Olivia, Joaquín y Leticia.
“En Argentina hablamos demasiado y nos peleamos mucho”, fue contundente Giménez. “Para algunos dirigentes una organización es buena y para otros, un desastre. Pasan los años y, muchas veces, no se ponen de acuerdo”, siguió analizando. “Y no solo tenemos problemas entre dirigentes, sino que los entrenadores se escuchan poco. Hay una carrera desesperada por la razón y el éxito”, agregó. No considera que la organización “albiceleste” sea deficiente. “Sino es una cuestión de formar y de cómo se lleva a cabo. En el vóley tiene que ver con la infraestructura: la que hay acá es muy difícil de conseguirla en Argentina”, sentenció Giménez.