Un científico argentino pronosticó que el próximo problema global será la falta de electricidad

Tres años después, Elon Musk le dio la razón y planteó una problemática.

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20 Marzo 2024

El físico argentino Juan Carlos Bolcich había planteado hace tres años su preocupación por los ambiciosos planes de conversión de las automotrices mundiales a la movilidad eléctrica de forma masiva. Y una realidad que se vive hoy lo confirma.

“El tema es recolectar esa energía para poder usar de acuerdo a demanda, porque es energía dispersa, no está concentrada en un pozo como el petróleo. La electricidad no debería llegar a ser más del 50% de la energía que se puede generar directamente, porque el problema es la red eléctrica. Por más que tengamos grandes tendidos eléctricos de alta tensión, éstos son como una avenida. Cuando el tránsito es mayor a la cantidad de autos que pueden circular, la avenida queda angosta y el tránsito se frena. Con la electricidad pasa lo mismo. Por eso los autos eléctricos enchufables no son el futuro”, había planteado durante una entrevista con Infobae en junio de 2021.

“Los autos eléctricos no reemplazarán completamente a los autos a combustión, porque las autopistas por las que viaja la electricidad no darán suficiente respuesta. Esos motores podrán ser eléctricos a través de pila de combustible de hidrógeno, pero ahí habrá un desecho que es la batería. En cambio, el hidrógeno a inyección directa, permitirá mantener los motores a explosión, solo que el gas que combustione será hidrógeno y lo que saldrá por el caño de escape, será vapor de agua y no gases de efecto invernadero”, había señalado Bolcich por aquel entonces.

Hoy, mientras países como Noruega han alcanzado una tasa del 82% de ventas de autos eléctricos cero kilómetro sobre el total del mercado, otros como Países Bajos empiezan a sufrir el colapso de sus redes eléctricas por la alta demanda de energía de su parque automotor enchufable. No se trata de cantidad de cargadores, sino de capacidad eléctrica de las ciudades, y ni siquiera se reduce a los autos eléctricos, sino a la capacidad de las ciudades en general.

Stedin, el mayor distribuidor de energía eléctrica de Países Bajos, ha lanzado una advertencia al decir que la situación es insostenible. La ciudad de Utrecht ya tiene mayor demanda de electricidad que la capacidad de la red general, y situaciones similares podrían presentarse en muy poco tiempo en Rotterdam, Ámsterdam y La Haya.

Pero el problema no es exclusivamente europeo. Elon Musk, CEO de Tesla, dijo recientemente en su intervención en la conferencia del Bosch Connected World, que “primero hubo escasez de chips de red neuronal. Después, el problema de la disponibilidad estuvo en los transformadores reductores de voltaje. Esta sucesión de acontecimientos me lleva a pensar que el próximo problema será la falta de electricidad”.

Apoyando las declaraciones de Musk, un reciente informe del New York Times señala que la enorme demanda de energía eléctrica actual no solo está poniendo al límite las redes eléctricas, sino que está poniendo en peligro como consecuencia, los objetivos climáticos que se han planteado en los países más desarrollados, tanto por separado como en bloque en el caso de la Unión Europea.

El documento del NYT dice que únicamente en Estados Unidos, los centros de datos, criptominería y la expansión de la IA de la mano de gigantes como Amazon, Apple, Google o Microsoft están catapultando la débil red eléctrica. En algunos Estados como Georgia, la demanda es ahora 17 veces mayor que hace una década.

También se evalúa que la energía se genera en unos pocos y determinados lugares del país pero debe distribuirse por todo el territorio. Entonces, son las líneas de alta tensión y de tensión normal, las que reciben sobrecargas, ya que no dejan de ser cables y tienen una capacidad limitada: cuanta más energía transporte, más se calienta, y cuando esto ocurre empiezan a ocurrir las caídas del sistema.

“El crecimiento simultáneo de la movilidad eléctrica y de la IA está creando una demanda excesiva de generación de energía eléctrica”, dijo Musk, vinculando este problema al mundo de los autos a batería.

En los autos eléctricos, conectados e inteligentes, cada vez es mayor la cantidad de tecnología basada en Inteligencia Artificial (IA), lo que incrementará el consumo y por lo tanto demandará más energía de las redes eléctricas, que deberán responder con mayor capacidad y velocidad. Pero a la vez, las fábricas de microchips y baterías también consumen mucha más energía por el aumento de la producción global, y todos, indefectiblemente, terminan recurriendo a las centrales de generación de electricidad que empiezan a colapsar.

En ese escenario, la única solución es construir nuevos centros de generación de electricidad, que no pueden ser únicamente ecológicos, porque la demanda es mayor a la posibilidad de producción. Así, no quedará otra solución que regresar a las generadoras que funcionan con gas, carbón, energía nuclear e hidroeléctrica. Y es aquí donde los objetivos de neutralidad de carbono al medio ambiente entrarían en crisis.

La industria automotriz mundial está dándose cuenta de esta situación con importantes rediseños de sus estrategias de electrificación. Tanto en Europa como en Estados Unidos, se han vuelto a considerar los autos híbridos como una opción razonable para mitigar las emisiones contaminantes a un precio accesible para los consumidores y sin colapsar las redes eléctricas que todavía son algo escasas. Toyota, la única marca que siempre apostó por una multiplicidad de plataformas de movilidad que contemplara la electricidad, pero sin abandonar los motores térmicos combinados con asistencia eléctrica, y el uso del hidrógeno, puede decir una vez más que no estaban equivocados.

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