En los últimos días, María Estela Martínez de Perón, más conocida como Isabel Perón, fue distinguida por su legado y ejemplo en Hispanoamérica por la asociación española Preserva. La publicación de las fotos en la casa de la expresidenta significó volver a tener registros de su vida luego de más de una década. Y es que a 43 años de su exilio a España, la exmandataria optó por una vida de bajo perfil, alejada de la política y también de su país natal al que arribó por última vez en 1994.
Ante el reconocimiento realizado en Madrid, en los argentinos surgió el deseo de conocer cómo es la vida de la mujer de 93 años en el país europeo. Un dato no menor es que en las redes sociales las nuevas generaciones manifestaron desconocer que la expresidenta, viuda de Juan Domingo Perón, aún vivía. Su derrocamiento en 1976 le otorgó un indeseado protagonismo que marcó la historia más oscura de la Argentina, hecho que está plasmado en decenas de páginas de libros que cualquier estudiante alguna vez estudió.
La vida de Isabel Perón en España
Según consigna el diario La Nación, Isabel Perón tiene una vida de pocas salidas públicas en España. Hace años que su rutina transcurre en el interior de un chalet de tres plantas en un barrio cerrado, rodeado de sierras, a 30 kilómetros de Madrid.
Unos pocos amigos fieles la llaman a menudo y se preocupan por su estado de salud, frágil desde que hace más de una década sufrió una fractura de cadera y empezó una sucesión penosa de tratamientos y achaques. Cuentan quienes aún tratan a la última esposa de Juan Domingo Perón que ocupa el tiempo leyendo y bajando a un cuaderno ideas y memorias que no comparte con nadie.
Aunque ya no se deja ver por la iglesia de Villanueva de la Cañada, el pueblo donde reside, los últimos años renovó su fervor religioso. Ha comentado entre sus afectos su afinidad con la mirada del Papa Francisco, cuyas encíclicas dijo haber leído en detalle.
A la Argentina no viene desde 1994, cuando Carlos Menem la invitó por última vez. Nunca más volvió a sugerir la idea de radicarse otra vez en el país del que salió al exilio en 1981, después de los cinco años de encierro que le impuso la dictadura. Siente fobia por la política, cuentan en su entorno. Su principal vínculo con la tierra en que nació -donde vivió menos de un tercio de sus días- es su sobrina y ahijada, Estela Ferreiro. Todos sus hermanos ya fallecieron.
La casa donde vive actualmente -300 metros cuadrados construidos y un parque amplio de fondo- la compró después de cobrar un resarcimiento del Estado por los bienes familiares decomisados durante la dictadura. Fueron casi u$s4.000.000. Además, la Anses le paga una pensión vitalicia como expresidenta.
En la capital española Isabel Perón mantuvo en los ochenta y los noventa una discreta vida social a medida que se olvidaba de la política argentina. Se codeó con personajes ligados a la aristocracia y a la familia real.
Quienes la tratan periódicamente sostienen que su decisión de tomar distancia de la política es definitiva. No recibe a periodistas ni a dirigentes políticos. Como mucho envía cartas o mensajes de audio a los pocos que reivindican su legado.
Isabel Perón en España: proceso judicial, testamento y su relación con la CGT
Habían sido pocas las ocasiones en las que Isabel Perón pudo ser fotografiada en los últimos años. Una ocurrió la noche del 12 de enero de 2007, cuando se presentaron en su casa policías españoles y agentes de Interpol para detenerla y llevarla a comparecer frente al juez español Juan del Olmo, informa Infobae. Este había dispuesto el procedimiento tras un pedido de un par argentino, el magistrado mendocino Héctor Acosta, que investigaba la responsabilidad de “Isabelita” en supuestos crímenes de lesa humanidad cometidos durante su presidencia. Por esto, pidió la detención y extradición de Isabel.
Acosta buscaba determinar la responsabilidad de la ex presidenta en dos desapariciones perpetradas por la Triple A en febrero de 1976, poco antes del golpe de Estado. Isabel compareció durante más de una hora en el edificio de la Audiencia Nacional y luego el juez Olmo le otorgó la libertad provisional debido a su edad y estado de salud. Además consideró que había “escaso riesgo de fuga”.
Años más tarde, en 2013, Isabel volvió a ser noticia cuando diarios españoles afirmaron que la ex presidenta había firmado un testamento, en el que contemplaba que el 90% de sus bienes sean destinados a asociaciones benéficas. El resto sería destinado a sus sobrinas y empleados. Más acá en el tiempo, en 2017, Isabel despidió al sindicalista Gerónimo “Momo” Venegas con un aviso fúnebre publicado en el diario La Nación.
Hace dos años, en marzo de 2022, la Confederación General del Trabajo (CGT) le reclamó al por entonces presidente Alberto Fernández, que instale el busto de la ex jefa de Estado en la Casa Rosada. En la carta enviada a Fernández, la CGT consideró que el emplazamiento del busto de la ex mandataria sería un “acto de estricta justicia” hacia una mujer tratada como “paria en su propia tierra”.