La crisis del sistema de energía

La crisis en el sistema de transporte de electricidad ha derivado en apagones y salidas de emergencia, con cortes programados del servicio en diferentes zonas de la provincia, en especial en el área norte del Gran San Miguel de Tucumán, desde Yerba Buena hasta la Banda del Río Salí. A raíz de la emergencia generada con los días de alta temperatura y fuerte demanda, el Gobierno de la provincia ha intervenido el Ersept, ente de control, y se ha generado una comisión para hacer un seguimiento del contrato de la Empresa de Distribución Eléctrica (EDET).

En la sesión legislativa para tratar este asunto hubo amplia discusión sobre las responsabilidades del ente de control y sobre la empresa de distribución, mientras el Gobierno fue dando pasos para resolver el problema que ha generado la crisis y las restricciones, que es la rotura en un sector dependiente del sistema de transporte, del cual se ocupa la empresa Transnoa. El vocero de EDET lo dijo en LGPlay: “el sistema de distribución no está en crisis (sino) el sistema de transporte, de abastecimiento de Argentina”. Esto ha sido reconocido por el mismo interventor del Ersept, el ministro de Economía, quien dijo que los elementos dañados son “obsoletos”, de más de 50 años de uso.

La emergencia se va a superar. Por gestión de la Provincia, Edenor va a ceder un empalme de 132 kilovolt para resolver las fallas, pero esta salida va a calmar la cuestión por un tiempo, puesto que el sistema requiere una estrategia más amplia, que por ahora no se avizora con claridad. Se trata de las obras necesarias para el transporte, que dependen de inversiones de las provincias o de la Nación, que, aún con atraso, estaban contempladas en el plan de energía hasta 2030 -anunciadas en septiembre en la “Primera Cumbre de Innovación & Transiciones Energéticas”, las cuales ahora, que con el nuevo gobierno nacional parecen haber quedado postergadas sin solución de continuidad.

La demanda de potencia en la provincia creció de modo sostenido durante los últimos 20 años, pasando de poco menos de 250 MW a los más de 720 MW registrados en el año 2019, con temperaturas cercanas a los 40° C. El sistema se ha ido exigiendo merced al crecimiento poblacional y al aumento de la demanda domiciliaria y de las necesidades de la industria. Bien se ha señalado que Tucumán produce más energía que la que consume pero por la forma en que está rapartido el sistema interconectado nacional manda energía a otras partes y en momentos de alta demanda está en serio riesgo de padecer cortes de luz como los que hemos tenido. Las inversiones han sido escasas y se demoraron, en comparación con otras provincias del NOA -caso Santiago del Estero y Jujuy- que tienen más tranquilidad que la nuestra en este sentido. Postergadas han quedado las líneas de transporte de El Bracho a Villa Quinteros y la que iba a proveer de energía a la zona del penal de Benjamín Paz.

Además de los cortes de estos días, hay que recordar el gran apagón de diciembre -abarcó gran parte del país- y la dura emergencia de 2021 cuando un problema con una obra sanitaria derivó en 10 días de colapso en el sistema eléctrico e hizo analizar la necesidad de acelerar obras que tendiesen a disminuir los inconvenientes para una prestación más cercana a lo normal en el servicio. Dos años después, la situación de precariedad se vuelve a advertir.

La ley nacional Nº 24.065, que regula el régimen de energía eléctrica, establece que las provincias tienen a su cargo la ampliación de las líneas de transporte, mientras que Transnoa (en el caso regional) debe encargarse del mantenimiento y de la reparación de las líneas. La actual política nacional de restringir los fondos para obras en proceso y de negarlos para nuevas inversiones plantea un problema de fondo con vistas al futuro, que es volver a definir qué necesita en materia energética la provincia y discutir quién y cómo debe hacerse cargo para hacer realidad esos proyectos.