"Pavo" López: "El rugby tucumano se niveló para abajo"

El ex entrenador de Los Tarcos y de los Naranjas comparte detalles, historias y miradas de su vida junto al deporte; como siempre, sin medios tonos

INSTITUCIÓN. Tenemos que recuperar el tercer tiempo. Es una de las cosas más importantes que tiene este deporte. Hay que tener a los chicos más tiempo en los clubes, pide Juan Carlos López. INSTITUCIÓN. "Tenemos que recuperar el tercer tiempo. Es una de las cosas más importantes que tiene este deporte. Hay que tener a los chicos más tiempo en los clubes", pide Juan Carlos López. Foto: Analía Jaramillo (La Gaceta).

Antes que nada, una aclaración necesaria: es redondamente imposible reflejar una charla de café con el ex entrenador de Los Tarcos  Juan Carlos López en alta definición, primero por limitaciones de espacio (harían falta varias páginas de este suplemento) y también editoriales. Quien conozca al “Pavo” sabrá que su lengua es incendiaria, que no se anda con medios tonos ni eufemismos: va al hueso, caiga quien caiga, y que se salve quien pueda. Con esa misma actitud de ir al frente fue que conoció a quien hoy es su esposa, cuando tenía sólo 13 años (se casó a los 22). “Yo iba al Sagrado y siempre pasaba por la puerta del Santa Rosa para presumirle. Me encantaba”, comparte, después de más de 40 años de casado.

Justamente, fue por sus compañeros del colegio que terminó conociendo su otro gran amor, el rugby. “Me llevó el ‘Pelao’ (Marcelo) Ricci en el 66, yo tenía 10 años. Hasta ese momento jugaba lo que fuera en el colegio. Pero como iban varios compañeros del colegio a Los Tarcos, fui. Y me encantó”, recuerda.

Fue escalando divisiones hasta llegar a la Primera, en cuyo camino se ganó el apodo por el que todos los conocen. “Uno me dijo que me pusieron ‘Pavo’ por cómo corría, pero no es cierto”, aclara antes de revelar el verdadero origen, que proviene de una anécdota de vestuario que -lamentablemente- resulta impublicable.

Como también lo es “eso” que supuestamente le habría dicho a Alejandro Puccio en Córdoba, en ocasión de un cuadrangular del que participaron Los Tarcos y el CASI, club al que pertenecía este último. Por supuesto, en el boca a boca las anécdotas suelen ir ganando elementos que la mejoran o incluso que la exageran, y en este caso, la versión más actualizada indicaba que, en un encuentro cara a cara en la sede del Jockey de Córdoba, López habría emitido un comentario en tono de burla y de connotaciones sexuales hacia Puccio y su condición de jugador de Los Pumas, al que este respondió simplemente con una sonrisa. Por supuesto, López -al igual que todo el mundo- ignoraba en ese momento la oscura historia que escondía el clan Puccio, responsable del secuestro y asesinato de personas en los 80. “Para serte sincero, sí me acuerdo que le dije algo, pero no me acuerdo qué. Creo que lo piropeé en broma, porque era fachero y tenía una camisa floreada de esas que no se conseguían acá. Si le dije lo que dicen que dije, no sé, tal vez sí, pero no me acuerdo”, jura, dejando el misterio sin revelar.

Cambio de rol

Aunque ya desde su época de tercera línea mostraba condiciones de entrenador, la transición le llegó antes de lo esperado. En otras palabras, tuvo que retirarse a los 27 años para tomar ese rol en Los Tarcos. “En el 83 hago la pretemporada y nos vamos a jugar un hexagonal en Córdoba. Me pareció raro que los entrenadores (Luis “Cacho” Castillo y Nicolás “Mono” Rizzo) me pusieran en todos los partidos y que siempre jugara los 80 minutos. Salimos campeones, y cuando estaba acomodándome en el tercer tiempo para festejar, me llama ‘Cacho’ y me dice: vos no vas a jugar más. Ahora tenés que ser entrenador. Yo le dije que ni loco. Si bien tenía la idea de entrenar cuando me retirara, pensaba jugar unos dos o tres añitos más, por más que ya había algunos jóvenes a los que sabía que no les iba a poder seguir el ritmo, como Fernando Buabse y ‘El Pollo’ Fernández. El tema es que Rizzo me dice: es que yo me caso y me voy a vivir a Córdoba. Bueno, problema tuyo, le contesté. Pero igual, se iba a casar con la hermana de mi esposa, que yo mismo le había presentado, así que puse como condición que quería seguir jugando en Intermedia mientras entrenaba la Primera. Igual, no duré mucho haciendo las dos cosas”, recuerda.

Fue uno de los varios cortocircuitos que tuvo con su amigo Rizzo, con quien años más tarde, en el 92, asumiría la conducción técnica de los Naranjas. Ambos, junto al “Mocho” Gabriel Palou, condujeron al seleccionado tucumano a la victoria más importante de su historia, el 25-23 sobre Francia en cancha de Atlético. “Empezamos mal ese año. En el Centro de la República nos comimos más de 90 puntos en dos partidos. Y ahí empezamos ya con las diferencias de opiniones entre Rizzo, Palou y yo sobre a quiénes había que convocar”, revela. Ciertamente, el detrás de escena del histórico triunfo sobre “les bleus” esconde largas discusiones y estrategias de cada entrenador para imponer su opinión sobre quiénes debían jugar. Entre ellas, López se anota el acierto de haber incluido a Agustín Macome en la segunda línea. “Rizzo y Palou preferían a Carlos Gentile, que es el que venía jugando y lo venía haciendo bien, pero yo sentía que Agustín iba a ser la mejor opción para este partido. Y así fue: recibió todas las salidas de mitad de cancha y con el empuje de él en los mauls avanzábamos más de 20 metros hasta que daban penal. Los dos me reconocieron después que había tenido razón”, cuenta.

Cambio de aire

Luego de cuatro años en el seleccionado, decidió mudarse al sur para tratar de empezar de cero. Su familia le demandaba dedicarle más tiempo al trabajo y no tanto al rugby. “En el 96 me fui a Río Negro a probar suerte, porque acá mi vida era muy cambiante. Pasaba de tener guita a fundirme y viceversa. Y al rugby no lo podía dejar, así que también me fui por eso. El tema es que estando en Cipolletti, fui a ver un partido de pretemporada con mis hijos. En un momento se me sentó al lado un tipo muy elegante, con su esposa. Me preguntó de dónde era, y cuando le dije que de Tucumán, quiso saber si había jugado al rugby. Le dije que no, que no entendía mucho. Y al rato salen del VIP ‘Pipo’ Méndez y ‘Tito’ Fernández (entrenadores de Los Pumas) y me saludan, y ahí el tipo este se da cuenta de que le había mentido. Resulta que había sido presidente de Marabunta y de la Unión de Alto Valle, y me propuso entrenar. Le dije que no, que había ido a trabajar, pero me terminó invitando a un asado donde había mucha gente influyente, políticos, hasta el gobernador estaba”, cuenta López. “Ahí me insistieron con que agarrara el seleccionado, que por el negocio no me preocupara, que ellos me iban a ayudar con cualquier cosa que necesitara y que iban a hacer que prosperara. Incluso ofrecieron pagarme lo que yo quisiera por ser el entrenador, pero a mí nunca se me había pasado por la cabeza eso, así que les propuse que en lugar de pagarme, se destinara esa plata a los jugadores, para que tuvieran mejor ropa y demás cosas. Y también pedí que una vez por semana se le pagaran pasajes de avión a jugadores que estaban en Buenos Aires para que vinieran a entrenarse con nosotros”, relata.

La apuesta dio sus frutos: ese año, Alto Valle llegó a la final de la tercera categoría y logró el ascenso a la segunda tras golear a Misiones, rival con el que históricamente siempre perdían y por goleada. Y al año siguiente, alcanzaron la final del Ascenso por una plaza en la Zona Campeonato. Debían enfrentar a Salta de visitante. “Los matamos en el scrum, los atacamos de todos lados. Y el árbitro, con el que yo incluso había compartido cancha, nos entregó. Después me reconoció en la cara que Salta tenía que ganar ese partido. Desde afuera, un ex dirigente de la Unión de Salta gritaba que nos habían robado el partido”, evoca.

López estuvo tres temporadas más al mando de Alto Valle, y en todas alcanzó la final del Ascenso, sin poder ganarla. “Perdimos con Salta y Santa Fe un par de veces. Por suerte, quedó una buena base y dos años después que dejé, Alto Valle logró ascender”, rescata.

Disconforme

Quienes siguen al “Pavo” en las redes sociales, saben que es un asiduo publicador de opiniones ácidas de todo tipo, sobre todo cuando juegan Los Pumas. Sucede que al hombre de Los Tarcos no le hace ninguna gracia el destrato que sufrió Nicolás Sánchez, su sobrino, durante los ciclos de Mario Ledesma y Michael Cheika. “No puedo disfrutar bien a Los Pumas. He llegado a desear que pierdan, y eso no puede ser. Hoy veo la misma trenza con (Felipe) Contepomi. Para mí, Cheika nunca hizo nada, nunca armó el equipo. Siempre fue Contepomi. Cada vez que Nicolás entraba, demostraba que el apertura tenía que ser él. Ahora supuestamente no lo llamaron para estar en Londres porque juega en Japón y estaba muy lejos, pero que para jugar con Francia en Argentina lo van a considerar. Me parece que Nico debería irse por la puerta grande”, considera López.

Con su mirada de entrenador, opina que el seleccionado argentino debe recuperar su histórica fortaleza en las formaciones. “El scrum debe mejorar. Antes éramos los mejores, hoy ya no es así. Y tampoco sabemos formar el maul. No se sabe manejar un giro. No sé, me parece que no se está laburando bien en esos aspectos”, analiza.

Una mirada

Sobre la actualidad el rugby tucumano, la mirada de López no es precisamente benevolente, pero sí optimista sobre la posibilidad de revertir su tendencia negativa. “Para mí, se niveló para abajo. Los Tarcos fue finalista del Regional del año pasado, y ahora viene de perder con Jockey y Cardenales, y casi perdió con Lince también. De todos modos, me parece que primero hay que hacer un trabajo para tratar de atraer de nuevo a los jugadores. Que no se vayan a jugar al fútbol en Las Cañas, que vuelvan a hacerse fanáticos del rugby. Hay que hacer un estudio y acomodar los campeonatos. Por ejemplo, yo soy pro Regional, pero no me parece mal que se haga el Anual tucumano. Lo que sí, no estoy tan de acuerdo con que lo pongan a Corsarios, porque me parece que les hace más mal que bien jugar este torneo. No lo estás ayudando”, opina.

Por otro lado, el “Pavo” no termina de definirse sobre la futura franquicia que proyecta Tucumán para la próxima edición del Súper Rugby Américas. “No es mala la idea. Me parece que en algunos aspectos es bueno, en otros no tanto. Por ejemplo, a los clubes les sacan a los mejores jugadores por varios meses. Lo que me parece positivo es que se haya empezado por capacitar entrenadores”, sopesa.

No obstante, López es de los que cree que no debería abandonarse la esperanza de recuperar el Campeonato Argentino: “si no peleás, seguro que nunca vas a ganar. Hay mucha gente y muchas Uniones que apoyan eso. Es una pelea que para mí tiene que seguir. Como dicen, el burro no gana por lindo sino por insistidor”.

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