Lola del Carril y la dura realidad del machismo en el periodismo deportivo

Lola del Carril y la dura realidad del machismo en el periodismo deportivo

La joven relatora de fútbol Lola del Carril ha estado enfrentando una batalla constante en su carrera profesional: el acoso y la misoginia en las redes sociales. Este fenómeno, desafortunadamente común para muchas mujeres en el mundo del deporte, se ha convertido en una carga diaria para la relatora, quien ha compartido abiertamente su angustia y frustración en las redes sociales. A través de Instagram, la periodista reveló su lucha interna, mostrando una foto de sí misma con los ojos llenos de lágrimas y un mensaje poderoso que refleja su agotamiento emocional ante el constante flujo de críticas negativas y comentarios sexistas: “estoy harta... te juro duele mucho”, escribió.

La trayectoria de Lola del Carril en el periodismo deportivo ha sido notable. Criada en Vicente López e hija del ex productor de televisión Joaquín del Carril, Lola ha demostrado desde temprana edad una pasión por el fútbol y el mundo de los medios de comunicación. Su amor por el deporte la llevó a incursionar en el relato de partidos, donde rápidamente destacó desafiando estereotipos de género en un campo dominado históricamente por hombres.

Su ascenso en el periodismo deportivo alcanzó un hito significativo durante la Copa Mundial de la FIFA en Qatar 2022, cuando se convirtió en la primera mujer en relatar partidos de esta competencia en la televisión argentina. Este logro histórico fue un testimonio de su habilidad y determinación para abrirse camino en un mundo tradicionalmente masculino. Sin embargo, a pesar de sus logros profesionales, Lola se ha encontrado constantemente bajo escrutinio y críticas implacables en las redes sociales.

Los ataques que enfrenta van más allá de simples críticas profesionales. Los comentarios que recibe a menudo son sexistas y altamente despectivos hacia las mujeres. Desde insinuaciones sobre su capacidad profesional hasta comentarios lascivos sobre su apariencia física, Lola ha sido objeto de acoso virtual.

El caso de Lola del Carril es un recordatorio doloroso de que aún queda mucho por hacer. El acoso y la misoginia en línea son síntomas de un problema más amplio de desigualdad de género y discriminación en la sociedad en su conjunto. La cultura del machismo y la cosificación de las mujeres persisten en muchos aspectos de la vida cotidiana, incluido el mundo del deporte. Un claro ejemplo de esto es un video que se viralizó en las últimas horas cuando un árbitro de una liga amateur cordobesa realizó un sorteo utilizando comentarios sexistas y despectivos. En la grabación, el árbitro pregunta a los capitanes de los equipos si prefieren “mina fea o trava lindo” para determinar quién elige campo y quién saca del medio.

En los medios de comunicación también se evidencia esto, al punto de que Oscar Ruggieri llegó a cuestionar la labor de Del Carril, en el pase que se hace entre los programas de televisión F12 y F90. En el intercambio habitual entre ambos productos, Mariano Closs destacó “gran narración de Lola ayer”, en referencia a un encuentro que había relatado su colega por esa señal. Sorprendido, Ruggieri les preguntó a sus compañeros: “Ah, ¿es relatora, ella?” Ante la respuesta afirmativa del resto, Oscar le pidió al aire a Del Carril: “A ver, relatame. Quiero escuchar, quiero saber”.

En un país que se enorgullece de su “progreso” hacia la igualdad de género las mujeres continúan luchando por ser escuchadas y respetadas, el caso de Lola del Carril es un recordatorio poderoso de la importancia de la solidaridad y el apoyo entre mujeres.

Sin embargo, este hecho también pone de relieve la urgencia de abordar el problema del acoso en línea. Las plataformas de redes sociales deben prever medidas más enérgicas para combatir el discurso de odio y proteger a sus usuarios de la intimidación y el acoso.

En última instancia, el caso de Lola del Carril nos recuerda que el camino hacia la igualdad de género es largo y difícil, pero también nos inspira a seguir luchando por un mundo donde todas las personas, independientemente de su género, puedan vivir y trabajar libres de discriminación y miedo.

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