El viernes próximo pasado, el peronismo de Tucumán, fue testigo de un brutal sincericidio político, protagonizado por quienes se rotulaban “los soldados de Perón”. Ante un perplejo, y sorprendido grupo de funcionarios locales, Daniel Scioli, que fue vicepresidente de la Nación y cinco años presidente del PJ, en el orden nacional, lo mandó al frente al Gobernador con la frase, “… Jaldo la vio, y yo también…”, tratando de justificar deslealtades políticas, en la cuna de la Independencia económica declarada por Perón el 9 de julio de 1947. Con sus dotes de clarividente, Scioli incomodó al primer mandatario y al actual Secretario de Turismo de la Provincia en Tafí del Valle. Para sorpresa de los presentes, el hoy mileísta funcionario de la Nación no logró revelar sus visiones, por ende es necesario, recordarle que el sufrimiento de millones de compatriotas es la secuela de: un falso superávit fiscal, que creó más de tres millones de pobres en 90 días; el aumento de suicidios y la adicción a los medicamentos por temor a perder el trabajo; la inflación más alta del mundo; la eliminación de la obra pública; un presupuesto universitario más bajo de la historia; un genocidio humano contra el pueblo y los jubilados; un tope a las paritarias, que congela los salarios; un riesgo geopolítico innecesario, por el conflicto de medio oriente; estigmatizar como cloaca del universo a los medios periodísticos; proponer para la CSJN candidatos sin conocer sus antecedentes; eliminar el Fonid; suprimir el subsidio al transporte; potenciar la extinción de la industria local; los 270.000 casos de dengue y los 200 muertos; el retiro voluntario de los empleados públicos en plena recesión económica etc. Los responsables de haber puesto al pueblo al borde de la desintegración, deben recordar que del ridículo no se vuelve; por ende, llegado el momento, deberán rendir cuenta de la traición..
José Emilio Gómez