Comer en las Islas: porciones XL y el secreto de las pastelerías rurales “honestas”

LA MESA LARGA DEL TÉ. Una muestra de la pastelería de las Islas Malvinas fotos de irene benito, de The Bake Safe y de The Waterfront

La capital del archipiélago ofrece una gastronomía que sorprende por su variedad y sofisticación. En las áreas rurales, la comida sigue el patrón de la huerta. Los platos abundantes son una seña de identidad tanto en la ciudad como en el campo.

Irene Benito
Por Irene Benito 21 Abril 2024

(Puerto Argentino/Stanley).- Lo primero que llama la atención de la comida en las Islas Malvinas no son los sabores ni los aromas, sino el tamaño extralarge de las porciones. Los sucesivos platos abundantes corroboran que se trata de una seña de identidad de la gastronomía de los kelpers. Esa generosidad tiene lógica en un clima frío, ventoso e inestable, que demanda mucha energía al cuerpo. Esto era todavía mucho más crítico cuando el archipiélago funcionaba con una dinámica eminentemente rural y había que hacer tareas muy rústicas para subsistir en el medio de la nada. Si bien la prosperidad de la posguerra produjo el declive del ambiente del “camp” y hoy los isleños poseen el producto bruto interno por cabeza más alto de América, las raciones poderosas se mantienen intactas. En las Malvinas sería raro sentir “gusto a poco”: se vaya donde se vaya, en Puerto Argentino/Stanley o en las afueras, no hay forma de quedarse con hambre.

Pero que las comidas sean copiosas no significa que no haya que preverlas o preocuparse por ellas. En la capital de las Islas, los establecimientos gastronómicos son pocos y están casi siempre llenos durante la temporada turística por lo que la reserva deviene indispensable, y, en las afueras, no hay paradores, ni estaciones de servicio, ni cafeterías más allá de las cocinas pequeñas de los hospedajes, que se rigen por lo que dicta la huerta. Por ello, cuando se sale de excursión al campo, lo típico es encargar un “packed lunch” (almuerzo para llevar) en el hotel que usualmente consiste en una bolsa de papel donde caben un sándwich, una bebida, una fruta y una barra de chocolate.

RABAS. Calamares fritos en el restaurante The Waterfront RABAS. Calamares fritos en el restaurante The Waterfront

Un mecanismo peculiar compensa los servicios de alimentación limitados de las áreas campestres, al menos para los isleños que los conocen. Se trata de unos recipientes de madera ubicados en la entrada de las estancias, que contienen budines, pasteles, huevos, otros productos de panadería y hasta suvenires. Se llaman “honesty box” (cajas honestas) porque funcionan sobre la base de la confianza: los clientes abren la tapa, toman lo que desean y dejan dinero en una alcancía que a veces tampoco tiene candado. La parte curiosa de estas pastelerías, que constituyen uno de los secretos más simpáticos de las Islas, es que no hay lista de precios: el mandato de la honestidad habilita a los consumidores a pagar el monto que consideran correcto.

Los “little shops” (tiendas pequeñas) fundados en la honradez sacan de apuro a la hora del té. Y hasta tienen nombre: The Bake Safe aguarda, por ejemplo, en la tranquera de Johnson Harbour, una granja ubicada al norte de Puerto Argentino/Stanley, de camino a la célebre pingüinera Volunteer Point. The Bake Safe llama la atención del público con el cartel que la presenta como “una caja honesta llena de panadería elaborada honestamente en casa. Si la honestidad no existe, la caja estará vacía. Por favor, juegue limpio”. Por suerte la honestidad sí existe, y esta tarde de marzo la caja contiene envases cerrados herméticamente con tabletas de caramelo, muffins, pan de jengibre y otras delicias dulces. Una hoja pegada en la puerta aconseja pagar entre una y dos libras de Falkland (alrededor de $ 2.500) por pieza. Si no se posee el monto exacto, se puede extraer el vuelto. Por las dificultades para acceder a internet, se recomienda salir al campo con dinero en efectivo.

DESAYUNO INGLÉS. Huevos revueltos, porotos, champiñones y una tostada DESAYUNO INGLÉS. Huevos revueltos, porotos, champiñones y una tostada

El trato honesto excede la comida. En los alojamientos rurales se estila también poner a disposición de los huéspedes un bar en el que aquellos pueden servirse bebidas con y sin alcohol a su antojo, y, luego, anotar sus consumos en la libreta correspondiente a su habitación. Estas formas de autoservicio se explican por el hecho de que son tan pocos los habitantes de las Islas (3.662 civiles, según el último censo de 2021) que nadie se puede dar el lujo de quedarse a esperar que le soliciten un trago. Como ya se contó en una publicación anterior, la falta de mano de obra hace que los isleños desarrollen entre dos y tres trabajos, y siempre anden cortos de tiempo.

Desayuno inglés

La oferta gastronómica de Puerto Argentino/Stanley exhibe una sofisticación creciente. No sólo en cuanto a la variedad de dietas (hay opciones para veganos, vegetarianos y celíacos) y de platos internacionales (incluidas algunas propuestas de la cocina coreana), sino también a los vinos. La carta de The Waterfront, el restaurante del chef Álex Olmedo, es un buen ejemplo de eso con etiquetas procedentes de Chile, Uruguay, Estados Unidos, Nueva Zelanda, Tasmania, Italia y Francia. La única botella de malbec argentino es un Santa Julia que cuesta £ 23.95 (sí, casi $ 30.000).

En las Islas no se puede fabricar vino, pero sí se hacen ginebras premiadas, como el Darwin’s Botanicals Gin de la Falkland Island Distillers (otra opción es la Tumbledown llamada así por la montaña homónima). La cerveza local también es recomendable, mejor si se la pide en una de las tabernas míticas de la capital (una de ellas es Victory Bar, que lleva cuatro décadas en la esquina de las calles Philomel Hill y Fitzroy). Este producto sale de la cervecería artesanal Falkland Beerworks montada en 2012 por Jeff Halliday. La fábrica ofrece cuatro versiones con nombres alusivos a la cultura y la historia de los kelpers: Longdon Pride, Rock Hopper, Peat Cutter y Black Tarn. Longdon Pride está dedicada a la batalla decisiva para el resultado de la Guerra de 1982 librada en Monte Longdon en junio de aquel año, poco antes de la rendición de las fuerzas argentinas. Se trata de una cerveza con notas amargas y dulces. Dedicada al pingüino autóctono, la Rock Hopper es una rubia con acentos frutales y final cítrico ideal para acompañar al clásico “fish and chips” (pescado a la romana con papas fritas).

La carne de vaca se precia de ser tierna y de alta calidad: procede de la hacienda criada en las Malvinas. Lo mismo que el cordero. Pero lo que naturalmente tienta en este archipiélago es la degustación de pescados: en los restaurantes se consigue la merluza patagónica (“toothfish”); por supuesto el calamar tan característico de las aguas costeras (“squid”); la rosada del mar (“kingklip fish”); el salmón y los langostinos (“king prawn”). Se pueden probar todos juntos en The Waterfront, donde ofrecen una selección de estas especies con verduras grilladas, papas y salsa de hierbas por £ 24.95 (alrededor de $ 30.700). Dos comensales comen tranquilamente con este plato tan exquisito como interminable.

Si bien el “fish and chips” y las rabas tienen ganada la fama de comidas típicas, el té con masas secas es otra experiencia culinaria infaltable en las Islas. Hay muchísimas opciones con o sin mermelada, desde galletas de manteca hasta escones. Estas meriendas opíparas tienen como contrapartida un desayuno tan o más llenador. El inglés completo tradicionalmente incluye huevos a gusto, porotos dulces, champiñones salteados, salchichas, croquetas, morcilla, panceta, tomate y tostadas. Si todo eso no fuera suficiente, se puede agregar un waffle con miel.

“PASTELERÍA BUZÓN”. The Bake Safe en la entrada de Johnson Harbour “PASTELERÍA BUZÓN”. The Bake Safe en la entrada de Johnson Harbour

Dato: en las Islas Malvinas se acostumbra dejar el 12% de la cuenta como propina.

* Para seguir buceando

Menú de precios

- Desayuno completo

£ 11.95 / $ 15.000

- Rabas

£ 7.75 / $ 9.600

- Ceviche de merluza

£ 7.50 / $ 9.300

- Fish & chips

£ 14.95 / $ 18.500

- Cordero

£ 18.95 / $ 23.400

- Bife de vaca

£ 16.95 / $ 21.000

- Pechuga de pato

£ 19.95  / 24.700

- Risoto de hongos

£ 15.95 / $ 19.700

- Merluza austral

£ 22.95 / $ 28.400

- Hamburguesa completa

£ 15.95 / $ 19.700

- Pizza Margarita (grande)

£ 12.95 / $ 16.000

- Porción de Cheesecake

£ 7.95 / $ 9.800

- Helado (dos bochas)

£ 4.50 / $ 5.600

- Café doble 

£ 3.25 / $ 4.000

- Americano 

£ 2.80 / $ 3.500

- Té 

£ 1.85 / $ 2.200

- Lata de gaseosa

£ 1.50 / $ 1.800

- Vino blanco (botella)

£ 14.95 / $ 18.500

- Vino tinto (botella)

£ 17.95 / $ 22.200

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