Nicolás Dujovne: "No deberían pasar más de cuatro meses para que el cepo se relaje"

El ex ministro de Hacienda planteó que, si bien hay correcciones macro, los resultados no serán inmediatos.

El ex ministro de Hacienda del gobierno macrista, Nicolás Dujovne. El ex ministro de Hacienda del gobierno macrista, Nicolás Dujovne.

“Hay que aumentar la edad jubilatoria a 68 años por el aumento de la expectativa de vida y el gasto que implica para el Estado nacional”, lanzó el ex ministro de Hacienda de la gestión presidencial de Mauricio Macri, Nicolás Dujovne, cuando expuso sobre el Sistema Previsional en el marco del Foro Económico del NOA, organizado por la Fundación Federalismo y Libertad. Sin embargo, el economista considera que hay varias materias pendientes que la gestión del actual presidente, Javier Milei, debe sortear. Una de ellas es consolidar dos patas del programa económico: la monetaria y la cambiaria. “No deberían pasar más de cuatro meses para que el cepo cambiario se relaje de la manera que hoy lo tenemos”, indicó en una entrevista concedida a LA GACETA.

-¿Cómo observa la instrumentación de las primeras medidas por parte de la gestión de Javier Milei?

-La gestión de Milei arranca con un diagnóstico muy acertado acerca de la raíz fiscal del problema argentino. La Argentina ha tenido un desempeño fiscal muy pobre, especialmente, desde 2008/2009. Desde 2010 nunca ha tenido superávit primario. Junto con Venezuela fueron de los pocos países que le ocurrió eso en la región y eso ha llevado a que tengamos recurrentes crisis macroeconómicas. Primero el kirchnerismo usó las reservas; luego la Argentina se financió con deuda. Finalmente el gobierno de Alberto Fernández tuvo una orgía de emisión monetaria que terminó con casi una hiperinflación casi al final de gestión. Teníamos que salir de eso y la única manera era poniendo en orden las cuentas públicas. Y ese diagnóstico el gobierno lo comparte, lo tiene y avanzó con mucha decisión. Hay una primera parte por la que estoy contento y optimista con todos los cambios que eso puede generar. Creo que en materia monetaria y cambiaria el Gobierno se movió con poca audacia. Para completar el cambio de régimen fiscal que lanzó, podría haberse realizado, sin riesgo, una eliminación del cepo mucho más rápida, aprovechando el apretón fiscal y monetario que estamos transitando en el país. Han elegido otro camino; lo respeto, pero claramente estamos en un régimen de transición que tiene que dar nacimiento a algo más permanente. Cuando tengamos eso vamos a tener dos patas de un programa económico funcionando y ver los frutos: más inversión y más optimismo. Tenemos que esperar un poco más.

-No hay milagros; sólo sacrificios...

-Sin duda de eso, pero los países que pudieron prosperar pasaron por períodos de mucho sacrificio. La Argentina hoy necesita converger a un resultado fiscal balanceado y poder así sostenerlo; además, es necesario eliminar los impuestos más malos que tenemos. El impuesto PAIS por ejemplo genera muchas distorsiones y convierte a la Argentina en el país más cerrado del mundo y creo que es una prioridad eliminarlo. Me preocuparía que el Gobierno se enamore del impuesto PAIS y lo mantenga mucho más tiempo, porque es un sobrearancel del 18% que hace inviable la competitividad del país. Por eso también espero que puedan encarar el problema y eliminarlo en algunos meses.

-¿Cómo analiza que la sociedad tenga más tolerancia al ajuste que aplica Milei que antes cuando fue usted ministro del presidente Macri y trató de avanzar con este tipo de medidas?

-Nosotros llegamos a las elecciones primarias de 2019 con una inflación cercana al 2% mensual, aunque en realidad se estaba ubicando más abajo, con los precios libres, sin control de capitales y con los precios normalizados en los servicios públicos. Habíamos terminado la tarea de normalización de la economía. La sociedad decidió un cambio. Creo que fue una equivocación. Tuvimos cuatro años de retroceso donde la gestión siguiente se dedicó permanentemente a demoler todo lo construido. Desde la reforma tributaria de 2017 que era realmente excelente, el pacto fiscal con las provincias, la ley de Responsabilidad Fiscal, el aeropuerto de El Palomar y la posibilidad de crear sociedades en 24 horas, entre otras acciones. Sea lo que fuere, el gobierno anterior se dedicó a destruir, a aumentar el déficit y a emitir dinero. No había ningún norte. ¿Adónde nos llevaba eso? A ningún lado. Si lo dejábamos cinco más se iba a producir una hiperinflación. Creo que la gente ha comprendido eso. El kirchnerismo, en sus distintas versiones, con Cristina, con Alberto Fernández, no tenían ni tienen otra propuesta que llegar, destruir, aguantar, prohibir y ver cómo terminan. Entonces hay mucha gente que se sumó a votar a Milei en el balotaje y que no se animó a votarlo en primera vuelta. Básicamente, el ciudadano en general pensó: “no será el candidato que yo hubiera elegido pero, al menos, me ha sacado de la posibilidad de que gane un kirchnerismo que tiene propuestas destructivas, pero no un norte. Aquí, al menos, tenemos la esperanza que si el Gobierno persiste y logra combinar la profundidad de la reforma con sostenibilidad política y social, la Argentina vaya normalizándose y empecemos a parecernos un poquito más al resto de los países que han logrado combatir la inflación, disminuir la pobreza y retener a los chicos sin tener que emigra. Creo que la sociedad está dispuesta a darle esa chance a Milei porque no quiere volver al kirchnerismo.

-En estos meses, la sociedad argentina ha percibido la actualización de los precios y una corrección de la macroeconomía. Pero se pregunta, ¿cuándo se observará esa mejora en su situación personal?

-El contrafáctico de esto es el 200% de inflación del año pasado. Entonces, claro, los resultados no son inmediatos. Hay un período de saneamiento en el que las cosas no son fáciles, porque hay que empezar a pagar los nuevos precios del transporte, de la electricidad, del gas. Hay que revisar el exceso del gasto en muchos rubros. Terminar con cosas delirantes como el Previaje e ir hacia una economía más austera y más responsable. Y eso, en principio, tiene sus costos. Y esos costos son los que han pagado aquellos países que luego pudieron progresar. Es evidente que habrá que aguantar algunos meses más. En mi opinión, desde el punto de vista de la licuación de los salarios, ya hemos visto lo peor. Los salarios reales cayeron muy fuerte en los dos meses posdevaluación. En abril y en mayo, creo que han empezado a recuperarse. La sostenibilidad de esa recuperación dependerá de que este programa pueda convertirse en otro más permanente, en el que a las muy buenas cosas que se han hecho en materia fiscal, se le agregue un esquema monetario y cambiario permanente.

-¿Esto implica salir del cepo cambiario?

-Claro, cuando logremos salir del cepo. Creo que es vital. Estaban dadas las condiciones para salir antes. El gobierno adoptó un esquema de suma prudencia, pero que no deberían pasar más de tres o cuatro meses para que el cepo, tal como lo conocemos hoy,  se haya relajado en buena medida.

-¿En economía importan tanto las formas sobre cómo el presidente se dirige hacia los factores económicos, viendo cómo actúa desde el discurso político?

-Yo creo que es importante. Tomo un poco la frase de Luis Lacalle Pou, el presidente de Uruguay, en la cena de la Fundación Libertad. “duro con las ideas; suaves con las personas”. Si pudieramos defender con todo nuestras ideas, con mucha convicción, y llevarnos un poquito mejor los argentinos, habremos dado un paso adelante. Los ingleses tienen esa visión. Me ha tocado hablar con mucha gente del Parlamento inglés, en donde las peleas durante las reuniones con ministros que van son atroces, pero cuando terminan la sesión se dan la mano y el diálogo puede continuar. Si la Argentina puede lograr eso, en algunos campos vamos a poder lograr consensos más fáciles. La confrontación de ideas viene siendo dura en el país, con el modelo kirchnerista y también el no kirchnerista. Hay tantas diferencias que, si en el diálogo personal nos podemos acercar un poco más entre los argentinos, este país podrá seguir mejorando, indudablemente.

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