El cine, los libros y una reflexión necesaria

El cine, los libros y una reflexión necesaria

Suena difícil hablar de cultura estos días en Argentina. Porque por un lado terminó este fin de semana una nueva edición del Festival de Cine (BAFICI) en medio de la crisis del INCAA. Y porque comenzó la Ferial del Libro. Y el viernes por la noche, día siguiente a la apertura, que solía tener lleno absoluto, los pasillos de la Feria en la Sociedad Rural de Palermo estaban semivacíos. Se dice que “no hay plata” como argumento único del Estado que se dice ausente. Más cara es la ignorancia, suelen responder algunos. Y con razón.

Como sea, cine y libros suelen ser plataformas extraordinarias para contar esa máquina narrativa que suele ser el deporte. Ya hablaremos de libros. En el cierre del BAFICI vi “1975: La vuelta”, una historia sobre el River que en 1975 se coronó campeón rompiendo una sequía de dieciocho años.

Los directores Guido Mignona (él sí de River) y Lucas Spósito (de Huracán, pero con familia riverplatense, especialmente su abuelo al que buscó homenajear) entrevistaron a jugadores campeones, pero también a los que, el día de la coronación, fueron ellos protagonistas. Un protagonismo que, paradójicamente, los marcó para el resto de sus carreras.

Porque aquel River digidido por Angel Labruna y con el “Pato” Fillol, Roberto Perfumo, el mediocampo de J.J. López, “Mostaza” Merlo y el “Beto” Alonso y los goles de Carlos Morete tuvo un arranque formidable y marchaba sólido a romper la sequía espantosa que, entre otros, vio nacer el apodo de “gallinas”, porque River solía quedarse muchas veces en el momento de la definición.

Eso mismo parecía que podía volver a ocurrirle en 1975. Los resultados cayeron, seis fechas de suspensión para Alonso y, en la penúltima fecha, con Boca a tres puntos, estalla una huelga de jugadores, que reclamaban para que la AFA y los clubes reconocieran el Convenio Colectivo de Trabajo. Para que los reconocieran como trabajadores.

La huelga provocó una penúltima fecha insólita. Clubes que, a medida que otras divisiones inferiores también adherían a la huelga, recurrieron a pibes de hasta 14 años para salir a la cancha. River lo hizo con los pibes de la Tercera. Le ganaron 1-0 a Argentinos (también con pibes de Tercera) y le dieron el título a River. Pero quedaron como “carneros”.

Casi ninguno de ellos jugó luego en Primera. La tensión entre los veteranos y los (entonces) pibes se refleja en la película y, lo más, curioso, es que parece durar aun hoy, pese a que se cumplirán cincuenta años del título. Los pibes que jugaron en los demás equipos no quedaron marcados como los de River. Algunos de estos pibes de River estaban el viernes en la proyección del BAFICI. Sonrientes, hablando livianos. Es una historia increíble dentro del homenaje que significó romper aquella sequía maldita de dieciocho años sin títulos. Pero con una historia interna. Toda gran historia siempre tiene otra pequeña historia. Acaso más poderosa que la central. Allí está el cine y los libros para contárnoslo.

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