Hipertensión: los malos hábitos que la convierten en la primera causa de mortalidad en el mundo

La alimentación alta en grasas, el tabaquismo y el sedentarismo con algunas de las causas de esta enfermedad.

ALERTA. Un diagnóstico a tiempo puede evitar consecuencias irreparables para los pacientes que sufren hipertensión arterial. ALERTA. Un diagnóstico a tiempo puede evitar consecuencias irreparables para los pacientes que sufren hipertensión arterial. FOTO TOMADA DE SANPABLO.COM.PE
15 Mayo 2024

Sin preanuncios ni síntomas previos, la hipertensión es un flagelo que se ha transformado en la primera causa de mortalidad en el mundo. Es más, muchos especialistas sanitarios la consideran, junto a la obesidad, como una de las más grandes epidemias de este siglo. Los escasos controles y un estilo de vida sedentario, sumado a una alimentación alta en grasas, al exceso en el consumo de alcohol y al tabaquismo, hacen de esta enfermedad una bomba de tiempo, que la mayoría de la población que la padece no lo sabe porque nunca se hizo un chequeo médico.

En el Día Mundial de la Hipertensión Arterial desde diferentes ámbitos médicos refuerzan el consejo de un diagnóstico temprano y de cambios en las rutinas que pueden terminar salvando la vida de millones.

En Argentina, el 34% de las personas mayores de 18 años tienen hipertensión arterial. En Tucumán la cifra es un poco más alta (37%), lo cual quiere decir que casi cuatro de cada 10 tucumanos padecen esta enfermedad.

“Lo más preocupante es que de esos datos la mitad de los enfermos no lo sabe. Y de los que saben, la mitad no se trata”, reconoce Diego Stisman, de la Sociedad Tucumana de Hipertensión Arterial.

Aunque la ciencia ha comprobado que existe un componente genético que predispone a desarrollar la enfermedad, la influencia de nuestro estilo de vida es determinante. Por eso, los especialistas hacen hincapié en reducir el consumo excesivo de sal, combatir el sobrepeso y la obesidad, romper con el sedentarismo y terminar con los abusos de alcohol.

“Es una enfermedad que afecta a las arterias, caracterizada por una elevación de la presión arterial (fuerza que ejerce la sangre sobre la pared de las arterias). Su diagnóstico es muy simple. Sin embargo, es una patología muy poco diagnosticada. Cuando aparece, la hipertensión no se cura, pero se puede controlar”, admite Stisman.

Pero la complejidad de la situación también tiene otras aristas: “El problema entre los que ya saben es que les cuesta seguir el tratamiento. Como el paciente no percibe dolor o molestias, no se siente enfermo. Eso lleva al abandono de las indicaciones, no sólo farmacológicas, sino también las destinadas al cambio de estilos de vida nocivos”, sostiene el médico.

 Para tomar una dimensión de la situación global, alcanza con recordar que no hay otra patología en el mundo que abarque a un porcentaje tan alto de la población. Además, la hipertensión causa todo tipo de discapacidades, como insuficiencia renal, ceguera y deterioro cognitivo, porque la hipertensión daña la irrigación cerebral. El dato más resonante es que el 62% de los accidentes cerebrovasculares (ACV) se deben a esta causa.

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