Por Jorge Figueroa
17 Mayo 2024
LEANDRO CAVALCA. La coreografía recorre por distintos estados de ánimo en el camino del escenario.
“De todo menos gordo” es una propuesta que recorre muchos estados de ánimos, “para mirar, con mirada que mira antes de cualquier tipo de construcción que tuvo otro”, le dice a LA GACETA el coreógrafo Oscar Farías.
La obra de teatro se pondrá esta noche a las 20.30 en Puerto Cultural Libertad (Las Piedras 1.850). “Entramos y salimos del teatro como así también entramos y salimos de la danza. Pero en lo personal siento que es danza”, responde ante una pregunta.
La función se realizará en el marco del 1º Congreso Nacional de Danzas, Tucumán 2024, organizado por Fundación Contemporánea del Centro Cultural Aconquija.
“El título está dirigido a una persona que no se siente ni sabe gorda, él es muchas cosas, menos gordo, simplemente una persona”, describe el director. Farías transcurrió su formación desde la danza académica, moderna, contemporánea y composición coreográfica con numerosos artistas y docentes del país. Europa y Estados Unidos. Como intérprete ha trabajado en diferentes compañías. El texto es una creación suya, de Evelin Santillán y el intérprete Leandro Cavalca.
- ¿Se trata de una crítica a un patrón o modelo de cuerpo?
- Quizás el cuerpo hegemónico necesita de un mirante. En mi caso soy bajito pero no me siento bajo. Pero un mirante me ve bajo. Algo más rojo que otro rojo necesita un rojo más con cuál ser comparado, y es ahí nuevamente el observante. Quizás las críticas, si es que las hay, pueden ir más hacia las maneras de observar cuerpos de otros, que al cómo se siente un cuerpo habitado y mirado por su propio viajero.
- ¿Qué propone el espectáculo?
- La obra recorre muchos estados de ánimos. Da lugar al público para que recorra su atención a la introspección, empatía, afinidad, alegría, dudas, certeza, complicidad, cambios y elecciones. El intérprete recorre un camino blanco que lo destina a un ir y venir constante para tener conversaciones que nunca pidió, ni debió tener. Sin alternativa ante la certeza de otros, que nos alimentan de adjetivos y etiquetas que no nos pertenecen.
- Marcar una coreografía para un unipersonal o un colectivo, ¿qué tan diferente es a la hora de la composición?
- La cantidad de personas, en lo compositivo, no genera mayor o menor dificultad. En ambas ocasiones, ya sean muchos o pocos intérpretes, el escenario se desbalancea y el objetivo sería poder observar dónde necesitaré más foco o atención. Pienso que al haber más personas el escenario va a ser más fácil de acumular atención y también desacumular la escena. Pero los unipersonales mantienen el foco más activo del espectador. Y la vocación y volumen de la escena será más fácil de dirigir. La intimidad que se logra es muy intensa en los ensayos, cuando hay menos intérpretes. Pero el despliegue escénico es más complejo si se quiere lograr ser dinámico, se logra, pero pienso que es más sencillo con más personas, y las escenas íntimas son más sencillas con menos personas. Me gusta mucho trabajar con distintas cantidades de personas, y lograr buscar camino que genere riesgos a la hora de decir composiciones que se logre más fácil o rápido con una cantidad pero intentarlo con otra. Para saber cuál es el nuevo camino que tomaré.
- ¿Qué diferencia a un actor de un bailarín o de un intérprete?
- Tanto un intérprete en danza como un intérprete en teatro, ambos actúan e interpretarán partituras designadas. Uno utilizará la voz del cuerpo dirigiendo las ideas, en el caso del teatro. Y el otro deberá utilizar el movimiento del cuerpo para poder llegar a ideas y conceptos, en el caso de la danza. Al componer la obra, utilice siempre herramientas de la danza para llevar a cabo las ideas, con movimiento o con la voz.
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