¿Cómo impacta la crisis económica en nuestra alimentación?

Comemos cada vez menos carnes, lácteos, frutas y verduras. Los nutricionistas están preocupados por los cambios en las dietas, especialmente en los niños y adolescentes. Recomendaciones de los expertos

¿Cómo impacta la crisis económica en nuestra alimentación?

En muchos hogares la plata alcanza para lo más económico: pan, papas, harina, azúcar, fideos y arroz. Quedan afuera del carrito las carnes, las frutas, las verduras, las legumbres, los lácteos y los cereales.

La crisis económica y una inflación que no nos da respiro cambiaron las reglas de juego de nuestra alimentación. No hay dinero para comer bien, asegura la gente en el supermercado. Para los nutricionistas, es una muy mala noticia el deterioro en la calidad de lo que ponemos en los platos porque, a largo plazo, nuestra salud sentirá los efectos.

Según datos de la Cámara de Industrias y el Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (Ciccra), el consumo está en su nivel más bajo en tres décadas, con apenas 42,4 kilos por habitante por año, muy lejos de los 58,6 kilos per capita de hace 10 años, y mucho más lejos de los casi 70 kilos por persona de 2009.

Acerca de las verduras y frutas, aunque se recomienda la ingesta de por lo menos 400 gramos cada día, es un número difícil de alcanzar en un país donde estos productos lideran los aumentos de precios.

Los efectos de la recesión en el caída del consumo no son ajenos al sector lácteo. Condicionado por la merma en la ventas, registró un descenso del 14,5% en la producción de leche durante el primer cuatrimestre del año, de acuerdo a los datos aportados por el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA).

La licenciadas en Nutrición Lucía Vallejo Trejo y Eliana María Rodríguez admiten que la crisis está afectando mucho la calidad de nutrientes que son importantes para el organismo y esto termina perjudicando la salud de la gente.

Hoy la urgencia para una gran cantidad de familias es llenar el plato y tratar de no omitir las comidas. Se apela a las pastas y los arroces principalmente, describen. Huevos, leches, carnes, frutas y verduras pasan a un segundo plano.

Al sumar más hidratos de carbono, uno de los impactos se verá en la balanza. Y esto no es bueno en el contexto actual del país, donde cada vez se hace más visible el sobrepeso y la obesidad y, por ende, también las enfermedades crónicas, como diabetes. La última Encuesta de Nutrición y Salud (Ennys), realizada por el Ministerio de Salud de la Nación, muestra que el 68% de los adultos tiene exceso de peso.

Lo más preocupante

Según Vallejo Trejo, uno de los puntos más preocupantes para nuestra salud nutricional es disminuir el consumo de frutas y verduras. Y con ello disminuye el aporte de vitaminas, minerales y fibras para el organismo.

La especialista propone al menos ingerir una porción de fruta y dos de verdura por día. “En el caso de los niños y los adolescentes, es una etapa crítica para el crecimiento. Si no comen carne o comen muy poca, debemos buscar cómo se puede suplementar con otros alimentos las proteínas de alto valor biológico que tienen las carnes y que son las que influyen en el crecimiento. Un recurso que tenemos es el huevo y los lácteos. Si podemos comer carne una sola vez por semana, la mejor opción siempre va a ser en cuanto a carnes de pescado, por una cuestión económica y de accesibilidad también podemos darles carne de pollo, preferentemente sin piel, y la de cerdo, que también tiene un buen perfil de ácidos grasos”, recomienda.

Rodríguez, directora de la Carrera de Nutrición UNSTA, coincidió con la especialista. “La disminución del consumo de carnes sí es perjudicial porque se produce un menor aporte de proteínas de alto valor biológico, lo cual va a repercutir en la salud siempre y cuando no se haga un intercambio correcto con otros alimentos. Si no podemos comprar carnes rojas, se pueden reemplazar por carnes blancas y huevos, que nos van a aportar proteínas de alto valor biológico incluso con menor contenido graso”, aconseja.

Por otro lado, sostuvo que la merma en la ingesta de frutas y verduras nos afecta mucho, y más teniendo en cuenta que los tucumanos no estamos tan habituados a comer legumbres, productos que podrían reemplazar el aporte de fibras, por ejemplo.

“Al consumir menos frutas y verduras, le estamos restando al organismo fibras, vitaminas y minerales, y eso sí va a producir un déficit seguramente a corto, mediano y largo plazo en la salud”, sostiene.

A tener en cuenta

“Lo importante en estas épocas que estamos viviendo de crisis es poder reemplazar los nutrientes que tienen los alimentos que sacamos del plato; encontrar otros productos que tengan un menor costo, que sean más accesibles. Por ejemplo, como dije anteriormente, elegir más que nada carnes blancas. Consumir pollo o cerdo beneficia tanto a los niños y adolescentes, para su crecimiento y desarrollo, como a los adultos para mantener la masa muscular”, detalló Rodríguez. “Si no podemos comprar estas carnes, podemos reemplazar por el huevo. Un maple de huevo nos puede servir para muchas comidas y es más económico que un kilo de carne”, ejemplifica.

“Con las frutas y las verduras, lo ideal es no sacarlas del todo. Si bien han aumentado mucho los precios, tratar de manejarnos con las que son de estación, que se encuentran en mayor cantidad y, por ende, su costo es mucho menor. Esta es la época de los cítricos; entonces, seguro los encontramos más económicos. Si en este momento el tomate está sumamente caro, buscar otra verdura, como por ejemplo el zapallito, tratar de consumir zapallos en todas sus variedades. Cuanto mayor la variedad en el color de las frutas y las verduras que nosotros estamos comiendo, más van a ser vitaminas y minerales vamos a estar aportando a nuestro cuerpo”, precisa.

Según Rodríguez, lo óptimo sería comer cinco frutas y verduras al día. “Pero ante la situación económica no podemos consumir tanta cantidad; sería bueno tratar de que nuestro almuerzo tenga una verdura y una fruta de postre, y la cena al igual”, puntualiza.

¿Cómo impacta la crisis económica en nuestra alimentación?

En caso de poder comprar carnes una vez por semana, lo ideal sería consumir un corte lo más magro posible, dijo. Aunque admitió que muchas familias terminan comprando los cortes más económicos que son más ricos en grasa. “Los quesos magros también son alimentos que aportan buena cantidad de proteínas de alto valor biológico. Si nosotros a esto le sumamos legumbres, como lentejas, soja, poroto, garbanzo, vamos a estar aportando proteínas que si bien no son de alto valor biológico - son de origen vegetal-, son proteínas al fin”, concluyó.

Informe: 10 millones de niñas y niños consumen menos carnes y lácteos por falta de ingresos

Unos 10 millones de chicas y chicos en Argentina comen menos carne y lácteos en comparación al año pasado por falta de dinero, en un contexto en el que, además, los ingresos de casi la mitad de los hogares  no alcanzan para cubrir gastos básicos de alimentación, salud y educación, según una nueva encuesta de UNICEF publicada recientemente.  

En las familias también se redujo el consumo de verduras y frutas (58%), y sólo aumentó la ingesta de fideos y harinas (24%), de acuerdo con la Octava encuesta a hogares con niñas, niños y adolescentes, una medición de alcance nacional que UNICEF Argentina realiza de manera ininterrumpida desde 2020.  

El estudio sostiene que más de un millón de niñas y niños deja de comer alguna comida (desayuno, almuerzo, merienda o cena) por falta de dinero.

A su vez, tres de cada 10  familias tuvieron que recurrir a algún préstamo o fiado para comprar comida y más de la mitad de los hogares -donde viven casi 7 millones de chicas y chicos- debieron dejar de comprar algún alimento por falta de dinero.

“Frente a la insuficiencia de ingresos, las familias se endeudan, dejan de comprar alimentos nutritivos o medicamentos, lo cual empeora significativamente la calidad de vida de sus integrantes”, explicó Luisa Brumana, Representante de UNICEF Argentina.

En un país en el que más del 60% de los niños y niñas son pobres, ellos son los más perjudicados por la calidad de su dieta. No alcanza solo con comer, sino que hace falta comer adecuadamente, dicen los expertos. Y ponen en evidencia las cifras: la prevalencia de sobrepeso y obesidad en niños, niñas y adolescentes fue aumentando en los últimos 10 años y hoy abarca al 41,1% del país.

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