Ser tucumanos es tener el honor de proceder de una provincia líder en la independencia argentina, precursora de la libertad. Orgullosa de este suelo, amante guardián de este solar histórico que vio nacer a la Patria. Símbolo de valores que nos legitiman en la proeza de la tucumanidad. Ser tucumano nos compromete con el bien en una tierra generosa, donde la naturaleza se prodiga en verdes de luminosos vergeles. Es asumir la luz que marcó a la Argentina en un proceso libertario que nos enorgullece. Decir tucumano es abrazar ideales que nos enaltecen. Ese pobre hombre que toma la palabra tucumano como insulto hace gala de su ignorancia, mientras que para hombres sabios, como para el más humilde, es un elogio; bandera de heroísmo, de patriotismo y de libertad. Da pena aquel que no sabe ver y atesorar las virtudes de un pueblo y en su triste ser y decir muestra la bajeza que lo identifica. Tucumán, cuna de la independencia y de notables figuras. Celebró ser tucumana, esencia de renovación, semilla en pos de un mundo mejor.
Nelly Elías de Benavente