Al parecer la Copa América 2024 se perfila para ser una edición histórica. Sería la última de Lionel Messi y de Ángel Di María, pero además contó con un hecho que marcó un antes y un después. Por primera vez en la historia, un partido oficial de la Copa América masculina fue arbitrado por una terna femenina. Las mujeres que entraron en los libros son las brasileñas Edina Alves (jueza principal) y Neuza Back (Asistente 1), acompañadas por la colombiana Mary Blanco (Asistente 2).
El fútbol femenino lleva décadas luchando por tener un lugar importante tanto deportivamente, como en la relacionado con la cobertura periodística. Con el arbitraje femenino pasa algo similar, siendo la decisión de Conmebol una clara señal de progreso en un campo tradicionalmente dominado por hombres. Leila Argañaraz, la única árbitra de AFA del norte, en conversación con LA GACETA compartió sus reflexiones sobre este avance histórico y el papel crucial de las mujeres en el arbitraje.
“El desempeño de las árbitras me pareció acertado, en cuanto a la condición del partido, interpretación de faltas, en un partido tan importante,“ comentó Argañaraz. “Me parece un avance muy importante para el arbitraje que sumen ternas de mujeres, para demostrar las capacidades y preparación, con un marco tan imponente.”
Argañaraz reconoció que la decisión de la Conmebol de incluir árbitras no estuvo exenta de críticas. “Las críticas en lo arbitral siempre están, pero aquí es más por el hecho de ser mujer, la sociedad y el mundo van aceptando muy de a poco”, señaló. “En lo personal me parece un paso muy importante para las mujeres y deja las puertas abiertas para todas las que venimos trabajando para jugar ese tipo de partidos.”
La trayectoria de Argañaraz en el arbitraje es un testimonio de determinación. Desde sus inicios, enfrentó un entorno desafiante en Tucumán, donde la presencia de mujeres arbitras era inexistente. “La experiencia al principio fue medio triste debido a que en Tucumán no había árbitras en ninguna categoría del fútbol tucumano,“ recuerda. “Desde insultos de todo tipo hasta discriminación por el género, no entendían por qué una mujer estaba en un ambiente exclusivo de hombres”.
El apoyo de su familia fue crucial para su perseverancia. “Lo que me motivó a seguir adelante fue el apoyo de mi familia y el tener claro lo que yo quería hacer: algo que me apasionaba y que estaría claro que no sería fácil”, afirmó Argañaraz.
Sus logros son numerosos. En marzo de este año, se convirtió en la primera mujer en ser elegida vicepresidente del Colegio de Árbitros. “Mi rol en el colegio de árbitros lo tomo como una gran responsabilidad y orgullo”, explicó. “Un día yo también estuve sentada del otro lado esperando esta oportunidad, quiero que las demás árbitras sepan que sí se puede.”
Consciente del peso de su posición como la única mujer en AFA del norte, Argañaraz abraza el compromiso. “Siento que siempre me tengo que manejar con responsabilidad, cumpliendo con todo, de la mejor manera. Entrenando, estudiando, aprobando los exámenes físicos de AFA,“ dijo. “Demostrar que con trabajo y sacrificio las cosas llegan y hay que estar listo.”
Argañaraz ha sido testigo del crecimiento del arbitraje femenino en Tucumán. “Las medidas están a la vista en la liga tucumana,“ señaló. “Hay 7 mujeres siendo asistentes en primera división y mi trabajo es ir a verlas en su desempeño para poder corregir cosas y de esa forma crecer.”
Su ascenso al dirigir la categoría B Nacional fue un hito memorable en su carrera. “Mi momento memorable en el arbitraje fue jugar la categoría B Nacional,“ recordó. “Trabajé mucho para eso y es la antesala de la máxima categoría del fútbol argentino donde todos soñamos llegar.”
Además de su carrera en el arbitraje, Argañaraz también estudia abogacía y trabaja en el servicio penitenciario. “Estudio abogacía, me quedan pocas materias así que me lo estoy tomando con calma. Mi carrera como árbitra tiene prioridad en mi vida, pero también trabajo en el servicio penitenciario,“ sostiene.
La joven arbitra aboga por mejoras en el panorama del fútbol femenino y la reducción de la violencia en el deporte. “En aspectos generales, el panorama en el fútbol femenino ha crecido un montón”, comenta. “Pero en Tucumán aún queda trabajo por hacer, especialmente en cuanto a la remuneración y el reconocimiento de las jugadoras. No cuentan con un sueldo fijo y la mayoría tiene otros trabajos.”
A pesar de las críticas, Argañaraz sigue alentando a las jóvenes árbitras a seguir sus pasos. “El consejo que les daría a las mujeres es que si, de verdad quieren ser árbitros, trabajen duro para llegar,“ enfatiza. “Ojo, no es nada fácil y es muy sacrificado, es un estilo de vida diferente, pero cuando los resultados aparecen, todo eso valió la pena.”
Mujeres como Argañaraz con espíritu para trascender las limitaciones impuestas por la sociedad, más lo sucedido en el arbitraje en la Copa América 2024 funciona como un catalizador de cambio y una inspiración para las futuras generaciones de mujeres.