El nivel de la educación se mide por calidad, no por cantidad. Leo en LA GACETA del 05/07 que Milei habla de los protagonistas de la educación: los alumnos. Desde San Juan, el Presidente dijo respecto al recién lanzado programa de alfabetización: “No puede haber desarrollo educativo sin antes garantizar que los protagonistas del sistema educativo... refiriéndose a los alumnos... sepan leer y escribir”. La ministra de Educación de Tucumán, quien merece todo mi respeto por gestiones anteriores, celebró este lanzamiento y planteó que 25.000 alumnos del nivel primario de zonas especialmente vulnerables, tendrían siete horas de clases después del receso invernal. Los protagonistas del proceso enseñanza-aprendizaje, no son sólo los alumnos. Entonces si se parte de allí, el proceso será ineficaz en lo que busca: que lean, que escriban, que entiendan. Son protagonistas de ese mismísimo proceso los docentes. Los hay muy buenos (los menos), buenos, regulares (los más abundantes) y malos. El buen docente que se proponga logros al menos aceptables, tiene que estar mejor capacitado, no debe correr de escuela a escuela, debe tener directivos que le exijan y lo controlen. No debe dejar el aula mientras se demora en el café y la charla. No debe improvisar clases sino prepararlas (y de ahí la importancia de los buenos directivos). Otra parte importante en la educación es el ambiente que rodea a los niños, infraestructura por lo general deficitaria. ¿Qué harán en esas horas de siesta de calor insoportable? ¿O qué harán a las mañanas de frío intenso sabiendo que les esperan siete largas horas? También forman parte del proceso los padres, que ya tienen sus horarios de trabajo establecidos y no pueden pedir permiso todos los días porque deben recoger a sus niños. ¿Y cómo harán las escuelas con un turno a la mañana y otro a la tarde en el mismo establecimiento? Creo sinceramente que elevar el nivel de esta educación tan venida a menos, no corre por ahí. Los niños terminan haciendo lo que el docente exige... cuando está preparado. No me parece correcto el cartelito que llevan los pequeños con el mensaje: “Con la ayuda de tus papis, desarrolla...”. Los papis ya hicieron la escuela. Además, hay muchos papis sin tiempo. Otros sin la capacidad para hacerlo. Volver a ese nivel educativo que la misma ministra estuvo acostumbrada, exige modificaciones mucho más profundas y abarcativas y que no resulten ser una molestia en la organización hogareña, de los establecimientos, y de los mismos docentes a quienes realmente veo, en muchos casos, culpables de todo este mal. Con la disculpa sincera para quienes lo hacen muy bien porque tienen esa chispa tan luminosa que se llama “vocación”.
María Estela López Chehin