Milei repartió reproches y se fue de Tucumán con el acta firmada

El Presidente logró que 18 gobernadores adhieran al documento. Habló de un cambio de época y de anteojeras ideológicas.

EXTENSA LECTURA. El jefe de Estado pronunció un discurso de 38 minutos en el que explicó cada punto del Pacto de Mayo y cuestionó a la oposición. EXTENSA LECTURA. El jefe de Estado pronunció un discurso de 38 minutos en el que explicó cada punto del Pacto de Mayo y cuestionó a la oposición. LA GACETA / FOTO DE INÉS QUINTEROS ORIO

De una madrugada tan fría no se podía esperar más que expresiones gélidas y rostros apáticos. De la misma manera, un Pacto de Mayo firmado tardíamente y a los empujones entre el Gobierno nacional y 18 provincias no podía alumbrar más que un discurso acartonado, plagado de críticas y de reproches.

El presidente, Javier Milei, permaneció menos de tres horas en Tucumán, pero logró su cometido: que la mayoría de los gobernadores suscribieran el Acta con 10 puntos que considera centrales para la refundación del país. Se trata del documento por el que vino pidiendo desde el 1 de marzo, cuando abrió de espaldas al Congreso el período de sesiones ordinarias y repartió cuestionamientos contra la casta política. Una prueba del esfuerzo que le demandó llegar a la firma del acta fue quizás el único momento espontáneo del acto: apenas finalizó la lectura de corrido de un discurso durante 38 minutos, les repitió tres veces “gracias” a los mandatarios.

Previamente, Milei se explayó en críticas a lo largo de su alocución, en la que pasó por varios estados de ánimo. Primero se mostró conciliador, agradecido y convocó a la unidad, aunque luego mutó a su versión más conocida: la de las diatribas generalizadas. Así, consideró que la firma del Pacto implicaba “un acto de grandeza” y de “amor a la patria” de los presentes, en contraste con los dirigentes que no asistieron por “anteponer sus anteojeras ideológicas” o por “obstinación en no querer ceder los privilegios” del viejo orden. En ese sentido, afirmó que la rúbrica representa “sin duda el símbolo de un cambio de época”. “No rechazaremos a nadie que quiera aportar a la construcción del cambio, sin importar de qué partido provenga”, agregó. Luego, reforzó sus críticas hacia quienes rechazaron la convocatoria y faltaron a la celebración en Tucumán; en particular, los gobernadores Áxel Kicillof (Buenos Aires), Sergio Ziliotto (La Pampa), Claudio Vidal (Santa Cruz), Gildo Insfrán (Formosa), Ricardo Quintela (La Rioja) y Gustavo Melella (Tierra del Fuego). “Hay muchos dirigentes políticos, sociales y sindicales que no están aquí. En algunos casos, porque sus anteojeras ideológicas los hacen desconocer la raíz del fracaso argentino. En otros, por miedo o vergüenza de haber persistido en el error durante tanto tiempo. Y, lamentablemente, en muchos casos, por obstinación por no querer ceder los privilegios que el viejo orden les brindaba”, arremetió.

“No es casualidad que entre estos últimos se encuentran quienes han intentado e intentan cotidianamente boicotear a este gobierno y conspiran para que fracase. Ellos son adictos al sistema porque sus intereses personales son diametralmente opuestos al del común de la gente”, añadió.

Tras hablar de que la Argentina atraviesa “problemas de proporciones bíblicas”, Milei les profirió el primer reclamo a los gobernadores presentes. “El 44% del gasto del Estado corresponde a las provincias y los municipios. Por cada empleado nacional hay cinco provinciales. Llegar a un peso del Estado razonable de 25 puntos del PBI requiere que todos los niveles del Estado hagan su parte”, remarcó.

Siguió, en tanto, con una inesperada crítica al sistema educativo y universitario argentino. Propuso repensar las carreras que se dictan (pidió más opciones terciarias y de menos años de cursado) y focalizar los esfuerzos en aquellas profesiones que el país necesita. Como ejemplo de lo negativo, apuntó contra la cantidad de contadores y de abogados que egresan por la elevada litigiosidad en el país.

Sistema extorsivo

Tras eso, volvió a enviarles un mensaje a los gobernadores: les solicitó rever con seriedad el reparto de la coparticipación, habló de un federalismo fraudulento y de un sistema extorsivo. Finalmente, volvió a utilizar un duro adjetivo cuando se refirió al régimen previsional y jubilatorio: “es perverso”.

Seis minutos después de la 1, el Presidente completó su lectura solemne con el tradicional y partidario “Viva la libertad, carajo”. De fondo, aunque helados como la noche, se escucharon los únicos aplausos de la velada.

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