Mozos y camareras compitieron en una carrera imperdible en plaza Independencia

REGLAS Y CUIDADOS. Los concursantes no podían correr ni podían tocar los vasos de sus bandejas. REGLAS Y CUIDADOS. Los concursantes no podían correr ni podían tocar los vasos de sus bandejas. FOTO LA GACETA / Analía Jaramillo.

Alrededor de 200 bandejeros se dieron cita para mostrar sus habilidades. Mozos y camareras debieron recorrer unos 600 metros con vasos con agua en sus bandejas. Además, bailaron y entretuvieron a los turistas.

Nicolás Sánchez Picón
Por Nicolás Sánchez Picón 14 Julio 2024

Algunos están de smoking y otros visten de modo más casual. En la mano sostienen sus bandejas: de color negro, de plata, de aluminio... más nuevas o más usadas, todas sirven para lo mismo.

Son  herramientas de trabajo y pero también son sus compañeras; y con ellas cargadas, van a demostrar una habilidad que el oficio les ha enseñado. Cuando la cuenta regresiva termina, las calles aledañas a la plaza Independencia dejan de ser para vehículos y se convierten en una pista de carrera... una carrera para mozos y camareros.

Es sábado por la mañana. El principal paseo del centro de la capital es sede de una nueva edición de la Maratón de Mozos y Camareras, organizada por la seccional tucumana de la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina (Uthgra). Desde temprano, alrededor de 200 bandejeros se dieron cita para acreditarse. Una vez que cada uno de los participantes tiene su número, ya sólo resta esperar que empiecen los juegos y la competencia.

Los presentes tuvieron la posibilidad de anotarse en tres categorías: senior (para mozos de 41 años o más), camareras (para mujeres) y mozos (para hombres de hasta 40 años). Cada una de ellas tendrá premios en efectivo para los primeros tres en llegar a la meta. Y claro, además de la diversión, ese incentivo aumenta las ganas de participar y hace que la expectativa crezca con cada segundo.

“Aunque no parece, esta es una tarea muy compleja. Y eso es lo que va a ver la gente en esta carrera. La competencia ya la hemos hecho en otras ocasiones, pero siempre fue en agosto. Es la primera vez que, aprovechando las vacaciones de invierno, la adelantamos para julio. No pensamos que iban a venir tantos turistas y vecinos a vernos, pero está bueno que también puedan participar de esta fiesta”, dice a LA GACETA Enrique Altier, secretario general del gremio, minutos antes de que la carrera empiece.

En sus marcas...

Cuando está por dar las 11, se les pide a los participantes reunirse en el punto de partida. De repente, la música llena de vida la plaza y empieza el precalentamiento: mozos y camarareras dejan en el suelo sus bandejas y se disponen a realizar movimientos para “no lesionarse” en la actividad. ¿Cómo? Con unos pasos de zumba, lo que ya motiva a risa.

Mientras tanto, los conductores del evento entrevistan a los visitantes que se acercaron a ver el espectáculo: de Salta, de Río Negro, de Córdoba, de Chaco... personas de todas las latitudes esperan con ansias el inicio de la competición. A las 11 se ubican sobre la largada los “mayores”, los más experimentados.

Luis Gómez tiene una sonrisa de punta a punta: es su primera vez en una actividad así. “Trabajo desde los 12 o 13 años como mozo. Tengo 53 ahora. ¡Está buenísimo esto! Siempre quise participar, pero como yo trabajo en un hotel, nunca podía. Este año me dieron permiso”, relata.

Para salir a competir, las premisas son las mismas: cada participante debe tener en su bandeja dos vasos de agua llenos. No se puede correr, no se puede caminar por las veredas ni acortar camino por la plaza. Quien por desgracia “choque” a un compañero, hará que ambos concursantes queden descalificados. Para fiscalizar todo el recorrido, profesionales de la Facultad de Educación Física irán codo a codo con los participantes, pero sin el desafío de hacer equilibrio.

Cuando comienza la disputa, se produce un éxodo en la esquina de Laprida y San Martín. Sí, los mozos caminan con sus bandejas, pero por detrás y a los costados, sus familias y los turistas van echando porras.

Con premios

Una vez que parte el primer contingente, las mujeres se preparan. Cynthia Rivadeneira está parada sola mirando a lo lejos cómo sus compañeros ingresan ya al Paseo Histórico (la carrera termina en la entrada de la Casa Histórica). “Tengo 34 años y trabajo de esto desde los 19. Estoy preparada, pero con nervios porque es la primera vez que participo... te trae mucha adrenalina esto. No sé si ganaré, pero bueno... por lo menos vine a bailar zumba, ya hice un poco de show”, dice entre risas.

Los jóvenes son los últimos en salir, y son bastante competitivos, pero no quieren ganar sino divertirse. “Yo vine solo a disfrutar”, advierte Pablo Sosa, ya con bandeja en mano, para participar de la carrera.  Con ellos, todo el público también se mueve hacia la Casa Histórica, donde se entregarán los premios. Entre aplausos, cerca de las 12.30 se conocen los ganadores; Sergio Sánchez se consagra en la categoría senior; Pamela Tapia por las mujeres y Eduardo Barrionuevo, por los mozos jóvenes.

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