Las dos facetas fundamentales que San Martín de Tucumán sacó a relucir en el duelo contra Quilmes

El "santo" jugó el mejor partido en lo que va de la temporada, gracias a que todos los engranajes funcionaron a la perfección.

BUENAS SENSACIONES. Diego Flores se mostró feliz por el rendimiento que tuvo su equipo. BUENAS SENSACIONES. Diego Flores se mostró feliz por el rendimiento que tuvo su equipo. Prensa CASM.

“Cuanto más difícil es, mayor es la sensación de victoria”, declaró una vez Pelé, la figura del fútbol brasileño. Justamente así valoró el triunfo del lunes San Martín, que demostró toda su capacidad para revertir situaciones adversas en el complemento del duelo contra Quilmes.

Esa remontada no sólo refleja la fortaleza del equipo en momentos cruciales, sino también la eficacia de los cambios tácticos implementados por Diego Flores. ¿Cuáles fueron las claves del buen rendimiento?

El cabezazo de Matías Ferreira, podría haberse traducido como un baldazo de agua fría para un equipo que tenía la urgencia de dejar atrás la deuda pendiente de ganar un partido clave. Pero esta vez no sólo alcanzó esa meta, sino que también tuvo una destacada muestra de resiliencia para dominar la segunda mitad y asegurar un triunfo vital en su camino hacia el primer puesto de la zona A de la Primera Nacional.

Las modificaciones en el desarrollo del juego, el impacto de los futbolistas y el papel fundamental de la motivación; acompañada con la preparación física fueron los factores claves de esta victoria. “Teníamos que entrar con la misma energía”, respondió Flores al ser consultado sobre la charla del entretiempo, luego de que el “santo” exhibiera un gran nivel. “Cuando un equipo hace un gran primer tiempo es muy difícil sostenerlo; en esos casos hay que tratar de poner un poco más. Si no se puede sostener, hay que estar parejos. Hicimos mucho foco en eso, más allá de algunas cuestiones a corregir. Siempre transmitimos lo que vemos”, agregó el DT.

“El mensaje fue el mismo que había dado antes de empezar el partido. Entramos con una energía muy alta, muy linda. Pudimos hacer lo que se planificó en la semana y eso también transmite tranquilidad”, explicó Lucas Diarte.

Lo cierto es que a esa motivación e ímpetu de ir a buscar el gol que modificara el resultado del partido, también se le suma el rol preponderante de algunos futbolistas que tuvieron una destacada actuación. El equipo, en general, mostró un alto nivel en todas sus líneas, pero a diferencia de otros partidos, sobresalió el medio campo.

Gustavo Abregú se mostró como un todo terreno y se entendió a la perfección con Matías Ignacio García. El ex Güemes de Santiago del Estero estuvo correcto en la distribución y abre interrogantes respecto al domingo contra Talleres Remedios de Escalada. ¿Volverá Pablo Hernández? ¿Podrá acoplarse a esta levantada anímica y futbolística?

Todos los entrenadores disfrutan de la competencia interna y, en ese sentido, Flores no es la excepción. A ese tándem se le suman dos nombres de peso, de experiencia y jerarquía: Juan Cuevas y Matías “Caco” García.

El “10” se puso el equipo al hombro y corrió cada pelota como si fuese la última. Además, pivoteó por las bandas y estuvo cerca de marcar lo que hubiera sido el 2 a 0. ¿Y “Caco”? El volante, que apenas lleva cuatro partidos desde su retorno, empieza a demostrar su valor en la cancha: brindó dos asistencias y, a pesar del natural cansancio, disputó los 90’ y se retiró exhausto por todo lo que había corrido y gambeteado.

Con el 1-1 y buscando el triunfo, Flores mandó a la cancha a Gonzalo Rodríguez con el objetivo de tener “aire fresco”. Y “Turbo” entregó su mejor versión y sentenció el resultado con un zapatazo. “Gonzalo es un jugador muy importante para nosotros, nos da muchísimo. Está muy bien físicamente y sabemos que cuando él entra, lo hace para aportar”, dijo el entrenador.

A los buenos niveles en el medio y en el ataque, también se le suma la colaboración defensiva. Diarte y Gonzalo Bettini aportaron lo suyo pasando al ataque y mostrándose firmes en la contención junto a Agustín Dattola y Juan Orellana.

San Martín entendió que era una posibilidad inmejorable de alcanzar la cima y disputaron los últimos 45 minutos como si se tratara de una verdadera final. “Sabemos que San Martín te exige eso y apuntamos a estar en lo más alto. No hay que confundirse ni marearse. El partido que viene hay que tratar de ganarlo”, concluyó un emocionado Diarte, que comparte la sintonía de un equipo que demostró que, si se lo propone, está en condiciones de ir por todo.

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