Supongo que hay tres clases de lectores de LA GACETA dominical: los que obvian el “Suplemento Literario” como si se tratara publicidad, los que lo encuentran en medio de los avisos clasificados y terminan leyéndolo contentos por el feliz hallazgo, y aquéllos que lo buscan apenas el diario cae en sus manos, ansiosos por sentirse miembros de esa comunidad -¿cada vez más pequeña?- de amantes de los libros y las lecturas compartidas. Entre estos últimos lectores, fieles y felices, se contaba el Dr. Juan Justo Daniel De la Torre, un caballero a quien extrañaremos quienes tuvimos la oportunidad de conocerlo. Fue de aquellos abogados que se formaron tanto en las leyes como en las letras, entendiendo que el Derecho requiere conocer normas, pero también necesita de una concepción del mundo que, muchas veces, se explica mejor en una novela que en un código. Recordarlo en estas páginas que tantos domingos leyó me parece un homenaje insuficiente pero sincero, tal vez porque imagino en su figura a todos los lectores de LA GACETA Literaria, genuinos amantes de los libros que leemos y de los que leen los demás.
En uno de nuestros últimos encuentros, el Dr. De la Torre me comentó que, descansar de tantos años de ejercicio profesional, le permitía iniciarse en una aventura literaria postergada por mucho tiempo: En Busca del Tiempo Perdido, de Proust. Deseo que, allí donde ahora está, encuentre una biblioteca abundante y un buen sillón para continuar con tan hermosa tarea.
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MARTÍN MAZZUCO CÁNEPA