Cartas de lectores: Entre la impudicia y el deshonor

03 Agosto 2024

El nefasto ejemplo y se propaga, el horror, la miseria y la veleidad y el arrobamiento por el poder adquiere una patología mal sana. Para los ominosos hechos que registra la historia, su aciago y tortuoso curso no cesa en engendrar iluminados con ínfulas de predestinado. La arrogancia y la permanencia perpetua son atributos y dominios que no conocen y desprecian los lindes de la autoridad y la pluralidad del pensamiento y el menosprecio a la alternancia constitucional. El excelso poeta ruso Alexandr Poshkin solía recordar un cuento que le había narrado en su infancia una anciana budista de la mongolia rusa. Cierta vez, el águila preguntó al cuervo: “Dime cuervo: ¿por qué vives en este mundo muchísimos años y yo solamente apenas unos cuantos años?” “-Porque tú -respondió el cuervo- te alimentas de sangre y yo de carroña”. El águila lo pensó y se dijo: “voy a hacer la prueba y me alimentaré con carroña”. El águila voló tras el cuervo y se encontraron con un caballo muerto, posándose ambos sobre el equino putrefacto. El cuervo empezó a picar profiriendo alabanzas. El águila picó una vez y otra vez y agitó las alas diciéndole al carnívoro pájaro: “no, cuervo, antes que alimentarme años con carroña prefiero beber una sola vez sangre caliente, y que sea lo que el destino disponga”. Moraleja: vivir oprimido y con una condicionada libertad y al amparo de una ficticia y falaz democracia es lo mismo que picotear carroña en un sistema pútrido y en descomposición. En un país caribeño, donde su presidente se precia junto a su pueblo de vivir en redención y libertad, y en simultáneo coexiste apegado y enamorado del fraude y la manipulación, la profusión de carroña ha signado el germen de múltiples períodos de opresión y decadencia..

Alfonso Giacobbe

24 de Septiembre 290 - S. M. de Tucumán

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