En la Ley nacional de Tránsito 24.449, al principio la única exigencia que existía era que el solicitante de la licencia nacional de conducir, supiera leer. No escribir y leer, solo leer. En un trabajo de la Maestría de Política y Gobierno dictada en la USPT cohorte 2018, elaboré un proyecto de requisitos y obligaciones que debían cumplir los futuros conductores para obtener por primera vez la Licencia de Conducir. Entre esos requerimientos se encontraba la exigencia de tener título secundario, y debían cursar un cuatrimestre en una Academia Vial dictada por la Universidad. En la misma, además del aprendizaje de las reglamentaciones viales, estaba previsto el cursado de las asignaturas de Derecho Penal y Derecho Civil, en donde se estudiaría las consecuencias penales y civiles cuando se causan daños materiales, lesiones, incapacidades y muertes conduciendo un vehículo. Una vez aprobado ese cuatrimestre universitario, recién tenían la posibilidad de rendir la respectiva prueba de manejo. En ese trabajo investigué las distintas formas de obtener licencia de manejo en otros países. Como bien dice el panorama “Licencia para matar”, de Federico Türpe (03/08), es tan importante esa documentación habilitante que se utiliza para trámites bancarios como en el caso de algunos Estados en EEUU. Los cursos son estrictos, tanto de manejo como de legislación vial, a tal punto que les lleva hasta el año dicho cursados para la obtención de manejo. Una particularidad en Gran Bretaña, Londres, es que se exige hasta saber exactamente cuál es el recorrido correcto que se debe realizar cuando se dirigen a una determinada dirección, exigencia especialmente para los que solicitan conducir pasajeros. Además de este trabajo, realicé proyecto de ordenanza para imponer domicilio digital para notificaciones de tránsito, como lo hacen en otras provincias. Por ultimo también elaboré un proyecto para la Desmotorización Céntrica basada en la Supermanzana de Barcelona, España. Por la extensión se me acepto un solo proyecto, que lo presenté en la Municipalidad de San Miguel de Tucumán.
Juan Domingo Vega