Según LA GACETA (17 de agosto), más de 20.000 vehículos diarios provocan un caos en el cruce de ruta 9 a la altura de San Andrés. Vehículos de todo tipo -fundamentalmente, camiones- causan filas de más de un kilómetro. Durante años los presupuestos para obras de importancia no fueron asignados correctamente. Comparada con cualquier provincia del país, Tucumán es la cuna del abandono y de la falta de inversión en infraestructura. Sería de gran importancia que finalmente se concrete la obra y supere los anuncios fallidos. Pero no se puede aceptar que esta desidia, y por responsabilidad del Estado, sea aprovechada por la Municipalidad de la Banda del Río Salí para colocar un sistema de fotomultas, que por cada pase de semáforo puede tomar fotografías a más de dos o tres vehículos que pasan un seguro semáforo en rojo, por circular detrás de camiones a paso de tortuga. Centenares de multas que no fueron siquiera notificadas están llegando desde un estudio de abogados, que pretende cobrarlas a un alto valor, de manera amenazante. ¡Algunas de hace más de tres años! El Gobierno ya debería estar anulando la validez de estas multas, causadas por su propia ineficiencia. Ese lugar es una verdadera trampa para los conductores. Aunque de modo transitorio, hace años deberían haber ensanchado ese tramo para que se pueda adelantar camiones y, de esa manera, agilizar la marcha. Ahora es tarde. Terminen una obra de solo tres kilómetros; no parece que necesiten un crédito internacional para hacerlo.
Daniel Mas