Quisiera hacer llegar mi malestar a las autoridades municipales de la capital respecto de una situación que lamentablemente se hace cada vez más frecuente en la zona en la cual vivo, calle Laprida al 700. Entiendo que mi pesar es el de muchos vecinos y alrededores. Me refiero al estruendoso y apabullante sonido que provocan determinados autos y motos preparados como de competición pero para circular en la ciudad de todos. Lo más indignante es que eligen las horas de la noche para “pasear” por toda la zona indicada en altas revoluciones y entiendo que “disfrutando” del sonido de sus motores. Yo los invitaría a esas personas a pensar si no es más conveniente y de mayor goce hacer esa práctica en rutas o circuitos preparados para tal fin. Entiendo la adrenalina que se experimenta porque tengo y he tenido vehículos (autos y motos) de altas cilindradas y caballos de fuerza pero como quien dice los derechos de uno terminan donde comienzan los de los demás. Lo antedicho y sin invitarlos inclusive a pensar si tienen o pueden llegar a tener miembros en sus familias con enfermedades a los que les cuesta conciliar el sueño por sus pesares y dolencias y ni hablar de las familias tucumanas que sufren el flagelo en alguno de sus hijos del autismo. Creo que no es mucho mi pedido a las autoridades, con algo de recursos se puede controlar y evitar la circulación de estos personajes en altas horas de la noche, y me refiero desde las 23 hasta las 03:00 del otro día y es de lunes a viernes, porque de ultima se puede llegar a entender que sean solo los fines de semana, pero ni eso. En otras ciudades de mucho menor población, entienden de estas cuestiones básicas de convivencia. Por ejemplo en Sunchales, provincia de Santa Fe, los vigías o patrulla urbana no dejan circular vehículos con escapes libres, ya es un avance al menos. Seguramente y a pesar de mi esperanza y optimismo en todo lo que emprendo no logre mucho con esta carta, pero al menos aporto mi granito de arena a la causa.
Matías Díaz
Laprida al 700 – S. M de Tucumán