BEIRUT.- En el mayor hospital público del Líbano, las enfermeras se entrenan mientras el espectro de una guerra se cierne 10 meses después del inicio de los enfrentamientos entre Hezbollah e Israel.
“Nos preparamos para la guerra”, apunta la enfermera Basima Khashfi, mientras imparte una formación para casos de emergencia a enfermeras jóvenes y a otros miembros del hospital de Beirut. “Estamos formando a los empleados, no solo a las enfermeras, sino también al personal administrativo y de seguridad” en caso de una guerra a mayor escala, explica a la agencia AFP.
Líbano tiene planes de emergencia de salud pública desde que comenzaron las hostilidades. Esos programas dependen sobre todo de donantes, a causa de la grave crisis económica que azota al país desde hace cinco años. La amenaza de una guerra a gran escala creció después de que Irán y el movimiento libanés Hezbollah prometieran vengar las muertes, ocurridas el mes pasado, del líder político de Hamás Ismail Haniyeh en Teherán (que Irán imputa a Israel) y del principal comandante del Hezbollah, Fuad Shukr, que pereció en un bombardeo israelí en el sur de Beirut. “Estamos entrenándonos para manejar incidentes de víctimas en masa y preparándonos para catástrofes o una guerra”, comenta Lamis Dayekh, una enfermera de 37 años.
Desde el 7 de octubre, cuando se desencadenó una guerra en la Franja de Gaza entre Israel y Hamas por el ataque de milicianos palestinos en territorio israelí, la violencia transfronteriza ha matado a casi 600 personas en Líbano. De estos, la mayoría eran combatientes de Hezbollah, pero también murieron al menos 131 civiles. Del lado israelí, incluidos los Altos del Golán anexados, 23 soldados y 26 civiles murieron, según el ejército.
En un edificio contiguo al hospital, donde se encuentra el centro de operaciones de emergencia, unos funcionarios del Ministerio de Salud hacen llamadas y monitorean noticias de la guerra en Gaza y el sur de Líbano en grandes pantallas de televisión.
“No es nuestra primera guerra y siempre estuvimos listos”, destaca Wahida Ghalayini, que dirige el centro, en funcionamiento desde que comenzaron las hostilidades en octubre.
Ghalayini alude a la fuerte explosión que sacudió el puerto de Beirut en 2020, al conflicto entre Hezbollah e Israel en 2006 y a la guerra civil libanesa de 1975-1990.