Un tucumano fue testigo de lujo del debut de Colapinto en Fórmula 1

Pedro Bujazha estuvo junto a su hijo en el Gran Premio de Monza.

Un tucumano fue testigo de lujo del debut de Colapinto en Fórmula 1

Franco Colapinto es el hombre del momento en el deporte argentino. Su llegada a la Fórmula 1 generó una verdadera revolución en un país con mucha tradición “fierrera”, pero cuya ausencia en la máxima categoría durante más de 20 años había generado cierto distanciamiento con la competencia en la que supieron brillar Juan Manuel Fangio y Carlos Reutemann.

El nacido en Pilar, con sólo 21 años, acrecentó las expectativas al conseguir un gran 12° lugar en el Gran Premio de Monza en su primera carrera como piloto de Williams. Y en las tribunas del circuito italiano, entre los numerosos argentinos que le hicieron sentir su apoyo estuvieron dos tucumanos: Pedro César Bujazha y su hijo Pedro.

La presencia de los Bujazha en “El templo de la velocidad” ya estaba asegurada hace un tiempo. Sin embargo, el destino les jugó una buena pasada y les sumó el condimento especial de ser testigos privilegiados del regreso de Argentina a la Fórmula 1 después de 23 años.

“Ya teníamos las entradas. Habíamos ido a ver la competencia porque es un gusto que me querían dar mis hijos y que soy fanático de la F1 y de (Max) Verstappen. Y justo unos días antes nos enteramos de la designación de Colapinto”, le contó Bujazha padre a LA GACETA.

Con ese guiño del universo, los Bujazha se aprestaron a no sólo disfrutar del espectáculo, que era el principal objetivo, sino también a brindarle todo su apoyo a Colapinto. “Fue realmente maravilloso. Jamás vi tanta gente con un entusiasmo indescriptible. A eso, se le suma que ganó Ferrari después de muchos años en este circuito; y que nuestro ‘pollo‘ Franco despertó una expectativa en toda la prole de la F1, en la que había muchos argentinos”, contó antes de revelar que el apoyo llegaba también de personas de otros países. “Mientras  estábamos en el salón, todos nos decían ‘fuerza Franco‘. Afuera, cuando identificaban los colores de la camiseta de mi hijo, nos saludaban. Había muchos argentinos que viajaron y lógicamente estaban los residentes de ahí. Franco fue a saludar a los hinchas argentinos que estaban en la tribuna popular”, relató antes de ahondar en un análisis de la actuación de Colapinto y de su futuro en la categoría.

“Tuvo una actuación formidable después de sufrir el viernes y sábado. Los argentinos quedamos muy conforme y contentos; veremos las ocho carreras que faltan. Lo que sí, el necesita un coche mejor, que esté a la altura de los demás pilotos”, agregó.

Bujazha, ingeniero industrial ya jubilado, contó también la locura que desató el triunfo de Ferrari de la mano de Charles Leclerc.

“El festejo final fue un capítulo aparte. Fue una locura, con los ‘tanos‘ enloquecidos. Eran miles corriendo por todo el circuito, yendo hacia donde entregaban los trofeos”, relató el hombre que contó que tenía la intención de acercarse al lugar pero finalmente, por recomendación de un compatriota, decidió no hacerlo. “Un argentino que encontramos cuando íbamos a ingresar al circuito, que trabaja de policía allí, nos dijo que no ingresáramos porqué era peligroso. Por eso nos quedamos a contemplar desde lejos”.

Un tucumano fue testigo de lujo del debut de Colapinto en Fórmula 1

Bujazha, que también tiene su lado musical (fue fundador de la Camerata Alter junto al maestro Salvador Rimaudo y a un grupo de amigos, según explicó), es fanático de la Fórmula 1 desde hace muchos años y también del automovilismo en general. “Seguía mucho a Nasif Estéfano, gran piloto”, apuntó, referenciando a uno de los grandes automovilistas tucumanos de toda la historia que llegó a correr un Gran Premio de Fórmula 1.

De hecho, el ya jubilado ingeniero industrial tuvo su época de “fierrero”. “Desde mi juventud, junto a mi querido primo, el doctor Edmundo Buabse, íbamos a todas las carreras de TC y también participábamos en casi todas las carreras de regularidad”, rememora sobre el comienzo de su pasión por los autos, que data desde hace más de 50 años.

Y pese a ser un gran seguidor del automovilismo, hace más de 40 años que no veía un Gran Premio de Fórmula 1 de manera presencial. Justamente, su regreso realmente parece obra del destino, porque el último GP que había visto en vivo y en directo fue el de Argentina en 1981, en el que triunfó el brasileño Nelson Piquet, escoltado nada más y nada menos que por Carlos Reutemann.

Es decir, con cuatro décadas de diferencia, pudo ver a dos pilotos argentinos en Fórmula 1 y de forma presencial; un privilegio reservado para muy pocos. “Desde allí vi todas las carreras por televisión, todas hasta la de Monza del domingo. Fue emocionante para mí. Doy gracias a Dios y a mis queridos hijos; pero muy en especial a Geraldine, una fuera de serie, extraordinaria e inigualable”, expresó, llenando de elogios a su única hija mujer.

“Tuvimos un lugar excelente; difícilmente pueda verlo nuevamente”, concluyó Bujazha, sobre su experiencia en Italia.

Con 82 años, Pedro pudo cumplir un anhelo de muchos años, y darse el lujo no sólo de compartirlo junto a uno de sus hijos, sino también de ser testigo de lujo del debut en la Fórmula 1 de Colapinto, gran promesa y realidad del deporte argentino.

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