San Martín de Tucumán rompe rachas mientras enarbola el sueño del ascenso

El "Santo" ganó por primera vez en la cancha de Guillermo Brown y sigue a paso firme buscando su lugar en la gran final.

BRAZOS EN ALTO. El plantel saluda al grupo de allegados que ocupó una tribuna del estadio de Guillermo Brown. La fiesta siguió en el vestuario visitante, en donde hubo cánticos y locura luego del agónico triunfo. BRAZOS EN ALTO. El plantel saluda al grupo de allegados que ocupó una tribuna del estadio de Guillermo Brown. La fiesta siguió en el vestuario visitante, en donde hubo cánticos y locura luego del agónico triunfo. Foto de Daniel Feldman/ESPECIAL PARA LA GACETA.

Este San Martín de Tucumán empeñado en ascender sigue torciéndole el brazo a la historia. Puerto Madryn, a 2.000 kilómetros de San Miguel de Tucumán, fue escenario este domingo del rompimiento de otra marca: el “Santo” festejó una inédita victoria en el estadio “Raúl Conti”, la casa de Guillermo Brown.

El ahora cómodo líder de la Zona A de la Primera Nacional ya dejó asentado varios récords en los libros: por caso, nunca antes San Martín había conseguido seis victorias al hilo en torneos de la AFA.

Además, Darío Sand es dueño del mayor invicto de un arquero del club (lleva ya 21 partidos sin recibir goles en todo el certamen). Y un detalle no menor: ganó un cotejo crucial, el sábado anterior ante San Martín de San Juan, por primera vez en mucho tiempo.

El equipo de Diego Flores sumó otro hito al vencer en rodeo ajeno a Guillermo Brown. El postrero gol de penal de Gonzalo Klusener quedará inscripto como el artífice de la “primera vez” en que San Martín se va con las manos llenas del estadio de la “Banda”.

El conjunto tucumano ya sabía lo que era ganar en la ciudad de las ballenas, lo había hecho ante Deportivo Madryn, un triunfo 2-1 en 2022. Pero el “Raúl Conti” se había erigido como una fortaleza inexpugnable: dos empates (2-2 y 0-0), más dos goleadas en contra (0-4 y 0-3).

Esta vez, a diferencia de la dura derrota del año pasado bajo el mando de Pablo Frontini, el viento no supuso complicación alguna. Y el campo de juego -de dimensiones reducidas- no pareció demasiado afectado (apenas algo duro) por las bajas temperaturas de la estación que comienza a abandonar, al menos en el almanaque, esta región del mundo.

Todo lo contrario. Este domingo de principios de septiembre hizo una tarde primaveral (18 grados a la hora del puntapié inicial), casi impropia del invierno en una Madryn soleada y extrañamente sin viento (más de un espectador y de una espectadora se animaron a ocupar su lugar en las gradas en pantalones cortos).

Más allá de las condiciones externas favorables y de las señales previas positivas –como la igualdad en cero de su escolta sanjuanino en casa propia y ante un rival débil como Arsenal veinticuatro horas antes- hubo que esperar hasta el epílogo mismo para que la aciaga racha en el reducto de la “Banda” se rompiera.

Y una vez más fue gracias al cumplimiento de la “ley del ex”. Porque Klusener jugó y fue goleador en Brown de Madryn en la temporada 2011/2012. Y al delantero de 40 años no le tembló el pie a la hora de cambiar por gol una mano penal cuando el destino parecía empeñado en decretar la igualdad en cero en la ciudad austral.

Un tanto que le permitió a San Martín no solo “exorcisar” su histórico maleficio en el “Raúl Conti”, sino aumentar a cinco los puntos que le saca al “Verdinegro” cuando ambos se aprontan a transitar la recta final de la fase regular del campeonato.

El presidente Rubén Moisello, quien nuevamente acompañó al plantel, declaró antes de emprender viaje hacia el aeropuerto. “Estábamos rogando que sucediera algo así, que se diera en el resultado lo que estaba pasando en el campo de juego. Sobre todo en el segundo tiempo se notó la diferencia física y de categoría en las individualidades, por lo que la victoria fue un resultado lógico”.

Ante la consulta de LA_GACETA sobre si cree que este San Martín está en “estado de gracia”, Moisello respondió: “En el fútbol siempre tiene que haber un ‘cacho’ de suerte y San Martín la tiene. Esa pelota que pega en el palo y no entra, o una jugada a favor del contrario que hubiera sido injusto que nos convirtiera en los últimos minutos… Hoy ganamos ‘a lo San Martín’, sufriéndolo”.

Ganó “a lo de este San Martín” que no se cansa de romper rachas, mientras enarbola el sueño de volver a Primera y quebrar las últimas frustraciones.

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