"Luciérnagas": el nuevo brillo del hockey adaptado

Huirapuca ya tiene 12 jugadoras que juegan al Hockey+ y se unieron a su par de "Arco Iris".

Luciérnagas: el nuevo brillo del hockey adaptado

Era difícil imaginar en mayo que en septiembre existirían dos equipos de Hockey+ (el signo se lee como Más). Así denominaron al hockey sobre césped adaptado para jugadores con discapacidades motrices o cognitivas de cualquier tipo. La iniciativa fue de Tucumán Rugby que desde 2019 tiene a “Arco Iris”, primer equipo formado en la provincia. Pocos meses después, en Concepción, se gestó “Luciérnagas”, el equipo de Hockey+ de Huirapuca, que cuenta también con representación de Juan Bautista Alberdi y Alto Verde.

“Estoy estudiando Terapia Ocupacional y tenía que hacer un proyecto comunitario para una materia. Me inspiré en mis amigas de Tucumán Rugby y quise replicar esto en ‘Huira’”, le puso el punto de nacimiento a la historia Silvina Correa. La tarde del viernes 13 de septiembre de 2024, será otro día histórico para el Hockey+, como aquel mediodía del sábado 11 de mayo cuando “Arco Iris” jugó 15 minutos luego del partido de séptima división correspondiente al torneo que organiza la Asociación Tucumana.

Ahora, en el mes de la primavera, por primera vez dos equipos adaptados se entrenaron, primero; y luego jugaron un picadito. El escenario del juego fue el mismo donde se jugó el primer partido de hockey inclusivo: la cancha de agua de  Tucumán Rugby. “Medio rara la cancha”, le dijo Patricia a su mamá Daisy Guaripa. La jugadora de “Luciérnagas” percibió el cambio de superficie, ya que la cancha de Concepción tiene base de arena; mientras que la de las “verdinegras” la tiene de agua. Entre las diferencias está que la bocha se desplaza con más velocidad en el campo de juego de Tucumán Rugby.

De eso se trata el intercambio, precisamente. Seguir recreando situaciones de juego reales. Ambos equipos, en la ocasión, tuvieron rivales identificadas con los colores de sus respectivos clubes y no con las habituales pecheras que siempre usan cuando se entrenan. “Algunas te interpretan rápido y otras necesitan asistencia permanente. Se olvidan como agarrar el palo y detalles. Hace muy poquito que juegan”, explicó Correa que fue jugadora en ambos clubes.

Las “Luciérnagas” llevan poco tiempo como jugadoras. “Hace dos meses teníamos tres y ahora son 12”, recapituló Paula Álvarez. Ella es la co-equiper de Correa, integrante de la Sub-Comisión del club concepcionense y la que tuvo que hacer el mínimo de los esfuerzos -el sí fue instantáneo- para que Huirapuca aceptara la inclusión de “Luciérnagas” en el ciclo de vida de la institución. Eso incluye darles espacio en cancha y que todos los elementos necesarios para las prácticas estén igual de disponibles como lo están para todas las divisiones.

También, como cualquier equipo de “huira” cuando viaja, los dirigentes, en este caso el mismísimo presidente, Daniel Galván Rey las despidió cuando emprendieron viaje hacia la capital tucumana demostrando la seriedad con la que acogieron el Hockey+.

“Cuando Silvina se acercó a contarme lo que quería hacer. Le dije que sí, que hace un montón queríamos hacer algo así en el club con varias mamás”, detalló Álvarez. “El club siempre estuvo, no era por falta de lugar. Más que nada era el recurso humano. Las madres de los chicos con discapacidad no tenían un espacio como este para hacer un deporte específico”, aseguró Álvarez.

Ella tiene su sobrina con discapacidad y amigas con familiares que tienen distintos diagnósticos. De a poco, los espacios como el de Hockey+ les dan la oportunidad para que puedan desarrollar sus capacidades como cualquier otra persona.

“Los padres no conocían el movimiento de un club y menos cómo moverse en un club con un hijo con discapacidad. Era como doble desafío para Silvina que es la que se encarga de toda esa parte. Yo soy la que la ‘empujo’ y colaboro”, estableció Álvarez los roles con más precisión.

Los temores de los padres fueron desapareciendo. “Yo digo que estoy como Scaloni: ‘los estoy convocando a todos’”, contó entre risas Laura Barrionuevo después de la práctica entre “Arco Iris” y “Luciérnagas”. Ella, al principio, estaba encantada cuando su concuñada le contó el plan, reconoció que no es sencillo aceptar la oportunidad. “Solana tiene 18 años. Es todo un proceso. Miedos que siguen existiendo, que son válidos. Y también está la experiencia y compartir con otras mamás”, destacó Barrionuevo.

En ese aspecto, el de más socialización, la entrenadora de Luciérnagas no dejó nada descuidado. Que el entrenamiento sea los viernes desde las 18 responde no solo a la disponibilidad de la cancha del club del sur tucumano, también abarca otro aspecto terapéutico. “La premisa de ‘Luciérnagas’ es entrenar esa hora, esos 60 minutos. Y seguramente -Silvina se suma a completar la frase- surge algo. Una merienda, una cena, una fiesta con karaoke”, relataron las guías de “Luciérnagas”.

Para Paula Urquiza, mamá de Lucía de 22 años, lo bueno que viene sucediendo en la cancha de hockey también se trasladó hacia afuera. “Ella nunca jugó. Lo que se generó es mágico. Porque buscamos y buscamos, y las puertas se cerraron. Esto de repente se abrió de par en par. A veces parece que las cosas se dan cuando tienen que ser, ni antes ni después”, reflexionó “Peque”, como la conocen en Huirapuca.

La mamá se emocionó hasta el punto en que sus ojos se pusieron vidriosos contando una anécdota que se viene repitiendo desde hace poco tiempo. “Dejaba a mis otros hijos para que hagan deporte, o en alguna fiesta. Y ella -por Lucía- se quedaba en el auto mirando y eso me partía el alma. Ahora ella genera eso. Sus hermanos vienen a apoyarla. La verdad, que estoy muy agradecida que se haya abierto este espacio y que esto nuevo esté surgiendo”, dijo con voz ahogada Urquiza.

Mientras tanto, en el “tercer tiempo” (cuando el club local agasaja con algún refrigerio al visitante) se hace en uno de los costados de la cancha, la DT de “Luciérnagas” le cuenta a su par de “Arco Iris”, Giovana Cristofaro. “Tenemos la cancha de fútbol que está a la par de la de hockey”, hacía la sugerencia Correa. Ahí nomás irrumpió la creadora de “Arco Iris”. “Porqué esa”, retrucó “Yopi”. La principal pionera del Hockey+ en Tucumán, entendía la buena intención en el ofrecimiento de la entrenadora concepcionense, pero no es lo que se busca con toda esta movida que ya tiene pinta de movimiento.

Correa hacía la oferta con la meta de jugar sin mirar el reloj y que las energías sean las que determinen el tiempo de juego. Ese es el panorama que las concepcionenses tienen en su club. Pero... la meta del hockey inclusivo, y es en este punto en el que está la esencia del proyecto, es que partidos, entrenamientos y amistosos se hagan en los ámbitos convencionales de los clubes en los que se juega al deporte del palo y la bocha, y que sean perceptibles para toda la comunidad. Hockey+ no busca un juego mixto, sino que a la par del torneo local que organiza la Asociación Tucumana de hockey, también estén los equipos que reúnan a jugadores y jugadoras con discapacidades.

La adaptación que propone el reglamento es por demás interesante debido a la creación de la figura de “facilitador”. El rol lo cumplirán los entrenadores de los equipos o jugadores de séptima división de los clubes. La principal misión que tiene el “facilitador” en la cancha es que la bocha no se detenga.

A corto plazo, las metas ya logradas, de jugar antes de los partidos de séptima división, la invitación aceptada de otros clubes para conocer los detalles y replicar la acción (“Arco Iris” ya visitó a Natación y Gimnasia, y a Jockey) y que ya se haya formado otro equipo pinta un panorama más que alentador para el desarrollo del Hockey+. Todo enciende la ilusión para eso que parecía utópico, pero que con todos estos pasos, imposible, por lo menos, no parece ahora con el brillo que pusieron “Luciérnagas”.  

Luciérnagas: el nuevo brillo del hockey adaptado
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