Cartas de lectores: Mártires de hierro

16 Septiembre 2024

José Eulogio Díaz, alias “El loco Eulogio” o “El Cocherito”, trabajó 33 años y medio en la herrería como martinetero en los imponentes y modernos talleres de Tafí Viejo. Con orgullo, contaba que allí se fabricaron y moldearon piezas para el tren presidencial. Con su hermano Pedro Díaz desde muy jóvenes viajaban desde su San Andrés natal (La Aguada) a los talleres. Este fue jugador de la Primera de San Martín; con sus primeros sueldos compraron una casa en Pasaje Díaz Vélez y Rawson. Cuando se juntaban, recordaban con lágrimas en los ojos el trágico accidente ferroviario del 31 de agosto de 1955 que enlutó a Tafí Viejo y a toda la provincia. Salieron 25 coches y dos máquinas a un acto político en apoyo al Gral. Juan Domingo Perón en la plaza Independencia , con gente parada hasta en los techos del tren y en la intersección de calles Italia y Rivadavia los alcanzaron los cables de alta tensión del trolebús. Siete personas murieron en el acto; varias quedaron mutiladas e internadas en grave estado en el policlínico Ferroviario o el hospital Padilla. Dicen que fue tal el desastre que las personas corrían despavoridas, y espantadas se chocaban entre sí. Cuando dan los primeros nombres de las víctimas fatales, figuraba José Díaz; pensaron que se trataría del “Loco Eulogio”... pero se trataba de José Luis Díaz. Mi padre, que era el “Loco”, mientras tanto no aparecía; lo habían atendido en el policlínico y de allí se fue a donar sangre para sus compañeros heridos y se quedó cuidando a varios de ellos. Estos trabajadores fallecidos son los mártires de hierro que ofrendaron sus vidas por un ideal. A 50 años de su partida, sigue intacto el reconocimiento el sentimiento y el recuerdo de todos los ferroviarios de un pueblo, Tafí Viejo, que pese a los zarpazos recibidos, lucha sin descanso por un mañana mejor. ¡Honor y gloria para todos ellos.

Francisco Amable Díaz

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