Entre prejuicios y millones de seguidores: así llegan los influencers virtuales

Lil Miquela, la influencer digital que tiene más de 3 millones de seguidores en TikTok Lil Miquela, la influencer digital que tiene más de 3 millones de seguidores en TikTok

Aitana López es una influencer que vive en Barcelona y ya superó los 320.000 seguidores en Instagram. Cuenta en su perfil que sus pasiones son los videojuegos, el deporte y basta con ver sus fotos para comprobar que recorre el mundo, hoteles y lujosos gimnasios. Sin embargo, hay otro detalle en el perfil de esta joven modelo: dice que es “AI influencer”. Es decir, Aitana no existe en el mundo material, es un avatar creado por inteligencia artificial por una agencia de de modelos virtuales.

“La gente no cree que Aitana sea falsa. Recibe 300 mensajes al día de personas que quieren quedar con ella y conocerla”, aseguraron Rubén Cruz y Diana Núñez al diario “El País” hace unos meses. Ellos son los fundadores de The Clueless, la agencia que ideó a Aitana y que montó una empresa disruptiva que está aprovechando la IA para meterse en el mundo del modelaje y las marcas.

Una de las modelos virtuales más famosas del mundo es Lil Miquela, quien ostenta más de 2,5 millones de seguidores en Instagram y más de 3,4 millones en TikTok. Según su perfil, tiene 21 años y se presenta como un robot que vive en Los Ángeles. La joven es una representante de su generación: es activista por los derechos LGBTQ+ y del #BlackLivesMatter, vive en Estados Unidos, pero tiene orígenes brasileños y españoles. Es apasionada por la música y comparte su vida entre amigos y viajes en su perfil. Marcas como Prada, Chanel o MSI también están en sus fotos y justamente allí está el negocio de Miquela. La modelo es una de las representantes más importantes de estas compañías que están apostando por nuevas figuras capaces de proponer un estilo de vida y empatía con un público masivo.

Una de las contrataciones más importantes que tuvo Miquela en los últimos meses fue la de BMW. La robot fue elegida por la marca alemana para convertirse en la figura que promocionó su nueva camioneta 100% eléctrica. En el spot que puede verse en Youtube cuenta la historia de cómo la joven viaja desde su mundo virtual hacia el material con el nuevo vehículo para conocer amaneceres, pequeños insectos hasta descubrir la risa humana, la maternidad, la vejez y la lluvia. Miquela elige quedarse en el mundo material y el spot concluye con la frase “hazlo real”. El negocio es sin dudas prometedor. Miquela puede “viajar” de Los Ángeles a Barcelona sin gastar un dólar en aviones ni hoteles, tampoco come ni descansa, y mucho menos exige contratos millonarios a medida que se vuelve más famosa.

La emergencia de este tipo de modelos deviene del poder que están teniendo las tecnologías de IA que hoy pueden procesar imágenes ultrarrealistas. Son el resultado de entrenamientos de infinitas fotos de otras modelos provistas en su fase de ideación y sus desarrolladores admiten que utilizan IA no solo al momento de generar la imagen, sino también para pensar cuál podría ser el perfil ideal de una modelo según las demandas de las audiencias a las cuales pretenden llegar. Es por eso que las nuevas influencers digitales están lejos de proponer una alternativa a las exigencias de la industria clásica de la moda. Las influencers más populares son jóvenes, atractivas y reproducen los estereotipos de belleza tradicionales.

Personajes femeninos

En un reciente artículo de Reuters, la periodista Marina Adami asegura que existe una tendencia global de personajes virtuales que no solo se utilizan para modelar o vender para las grandes marcas, sino también para presentar noticias. Señala que si bien existen modelos masculinos, esta “primera ola de personajes experimentales de IA parece ser abrumadoramente femenina”.

El problema de los sesgos y prejuicios de los modelos de IA generativa vuelven a evidenciarse con esta explosión de figuras, pero además se agrega un componente complejo como el de la aceptación humana. El video de BMW es una gran metáfora en la Miquela llega a nuestro mundo material, emocionante y contradictorio, para convertirse en una persona más. Una figura con aprobación millonaria redes sociales y con un consenso de que quizás ya no importe si Miquela es humana o no. Tal como lo planteó Pierre Lévy a mediados de los noventa, es equívoco pensar lo virtual en oposición de lo real. Estas figuras nos invitan a pensar cuáles son las identidades, expectativas e ilusiones que depositamos en ellas, es decir, qué tienen de potencial para nosotros. Son una proyección y, sin dudas, la corroboración de que no solo el mundo material nos interpela, sino también creaciones como Miqueas o Aitanas que ya comenzaron a decirnos más sobre nosotros que de ellas mismas.

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