River quiere aprovechar el envión anímico del Superclásico y continuar en la Copa Libertadores

Mañana, el "Millonario" recibirá a Colo-Colo en el estadio Monumental y buscará un lugar entre los cuatro mejores del continente.

QUIERE EXTENDER LA RACHA. Lanzini marcó en el Superclásico y busca repetir lo realizado en la Copa Libertadores. QUIERE EXTENDER LA RACHA. Lanzini marcó en el Superclásico y busca repetir lo realizado en la Copa Libertadores. Prensa oficial River Plate.

El éxtasis por la victoria en La Bombonera se prolongará en el tiempo o desaparecerá abruptamente del “Mundo River” según sea el resultado de la serie de cuartos de final de la Copa Libertadores que el “Millonario” definirá como local de Colo Colo, luego del empate 1-1 en Santiago de Chile la semana pasada.

Como se encargó de remarcar Marcelo Gallardo, apenas minutos después de decretado el 1-0 sobre Boca el sábado, el foco del “Millonario” por estos días estriba en dar un paso más hacia su objeto de deseo primordial en lo que resta del año: alzar la quinta Libertadores de su historia, el 30 de noviembre, en casa.

“Nos va a estimular”, dijo el “Muñeco” acerca del trascendente triunfo obtenido ante su eterno rival con gol de Manuel Lanzini y conquistado por un equipo que de arranque presentó mayoría de jugadores que no son habituales titulares en la “banda roja”.

Todo salió a pedir de River en La Boca, ya que preservó jugadores para la revancha frente al “Cacique” e igualmente cantó victoria. Y como frutilla de su postre sumió a Boca en una crisis futbolística de proporciones.

Otro de los efectos benéficos colaterales del éxito millonario en La Boca fue que varios jugadores que no venían dando la talla o apenas si eran tenidos en cuenta por Gallardo, en el Superclásico mostraron una versión muy mejorada de sí mismos: por caso, Enzo Díaz, Nicolás Fonseca, Lanzini y Facundo Colidio.

Ante el equipo chileno, el delantero ex Tigre podría formar tándem con Miguel Borja. De ser así, habría cuatro volantes con chances de completar dos casilleros en el medio: el propio Lanzini, Ignacio Fernández, Claudio Echeverri y Maximiliano Meza, quien se recuperó de la molestia que lo marginó de los entrenamientos en días precedentes. Encargados de la contención, estarán Santiago Simón y el “Tucu” Matías Kranevitter.

Un cambio seguro –y obligado- en relación al once inicial de hace una semana en el Monumental de Santiago es el de Leandro González Pirez por Paulo Díaz, infantilmente expulsado junto a su rival Maximiliano Falcón (entraría en su lugar el ex San Martín Emiliano Amor) en las postrimerías del partido de ida.

Pese al subidón anímico que representó la victoria en el Superclásico, Colo Colo representa a priori un escollo de riesgo para las intenciones de River, sobre todo si no logra ponerse en ventaja pronto. Como ya quedó demostrado, el conjunto chileno tiene hombres acostumbrados a estas lides, con Arturo Vidal a la cabeza. A sus 37 años, el “Rey” saldrá a jugar entonado tras su muy buena actuación en la ida.

Desde el inicio del segundo ciclo como entrenador del club de Gallardo, del que todavía no se cumplieron dos meses, y la llegada de cuatro refuerzos de nivel internacional (Germán Pezzella, Marcos Acuña, Fabricio Bustos y Meza), el “Millonario” cambió su cara sustancialmente: hoy es un equipo con carácter y fuerte en lo defensivo, aunque todavía figura en el debe su escaso volumen de juego y las pocas ocasiones de gol que genera (salvo en la goleada 4-1 sobre Atlético).

En ese sentido, y aupado por 84 mil personas que seguramente convertirán en un infierno el Monumental de Núñez, River deberá asumir el peso del partido sin descuidarse atrás, y rogar que Borja despierte de su letargo (el colombiano viene errando goles que antes concretaba casi con los ojos cerrados).

Enfrente estará un equipo equilibrado, bien conformado por Jorge Almirón, que reiteró este lunes algo que el propio Vidal había deslizado tras el primer partido de la serie en Chile: “No nos subestimen”.

El ex técnico de Boca, además, realizó una velada alusión a que Colo Colo podría jugar con dos resultados posibles: un empate lo pondría en la definición por penales, una instancia que probablemente no disgustaría a la visita dada las circunstancias (incluida las dificultades de Franco Armani para contener disparos desde los 12 pasos en definiciones previas).

Para propios y extraños, sería una picardía perderse el partido decisivo de una serie de cuartos de final de Libertadores sin resultado garantizado.

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