Viajar en transporte público con lluvia en Tucumán: un colectivo se averió y tuvo que parar su recorrido

"La economía deteriora la situación", dijo el chofer del ómnibus.

08 Octubre 2024

La mañana tucumana amaneció pasada por agua, y como es habitual en estos días, viajar en transporte público se convierte en una experiencia más desafiante. En la esquina de Mate de Luna al 2.600, bajo una fina pero persistente lluvia, varios usuarios esperaban en una parada de colectivo que, como muchas otras en la ciudad, carece de un refugio adecuado para protegerse del agua.

En un recorrido de LA GACETA, justo en esa zona, un colectivo de la línea 102 quedó detenido en plena calle por una falla. “Se rompió la manguera del agua”, explicó el conductor, quien detalló que este tipo de avería hace que el motor del ómibus se recaliente, lo que impide que el vehículo siga circulando. “Ahora tengo que esperar a que vengan los mecánicos de la empresa y traigan una manguera nueva. Una vez que lo arreglen, podemos continuar”, agregó.

El incidente, como muchas veces sucedió, dejó varados a seis pasajeros. Algunos de ellos llevaban más de 40 minutos esperando bajo la lluvia en una parada sin refugio adecuado. La situación, aunque común para quienes usan el transporte público en la ciudad, sigue siendo frustrante para los usuarios.

“Son cosas que pueden pasar”, comentó resignado el chófer, quien lleva 30 años trabajando en el sector. Al ser consultado sobre la situación actual del transporte público en comparación con años anteriores, explicó que la crisis económica ha afectado a todos, tanto a los trabajadores del sector como a los usuarios. 

“El precio del boleto es inalcanzable para muchos, pero también hay que entender que los costos de mantenimiento de las unidades son altos. Es una situación difícil para todos”, reflexionó.

Viajar en transporte público con lluvia en Tucumán: un colectivo se averió y tuvo que parar su recorrido

Finalmente, tras varios minutos, el conductor informó que el auxilio llegaría en unos diez minutos. La imagen de ese colectivo detenido con las balizas encendidas, el chófer dentro esperando una solución, y los usuarios dispersos en busca de otro medio de transporte, es una metáfora de los tiempos que se viven en Tucumán: un servicio público que, aunque indispensable, parece no estar a la altura de las necesidades diarias de los ciudadanos.

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