Hace una semana, el secretario de Seguridad de la provincia hizo un balance preocupante acerca del aumento significativo en la cantidad de siniestros viales en Tucumán, a propósito de las muertes de tres personas el fin de semana pasado. Dijo que uno de los principales factores que influyó en el incremento de los accidentes fue el gran tránsito de vehículos provenientes de la vecina provincia de Salta hacia Catamarca, debido a un importante partido de fútbol. “Contabilizamos 25 siniestros donde hubo personas lesionadas, lo cual es mucho más de lo normal. En un fin de semana común, se registran, a lo sumo, entre tres y cuatro accidentes graves”, destacó. Al respecto, ya en este fin de semana se presumía, con el intenso flujo de circulación de vehículos hacia y desde Trancas- que había probabilidad de accidentes desde que el jueves pasado se había producido un percance con personas heridas en la ruta 9 cerca del acceso a Tapia.
El funcionario atribuyó el aumento de accidentes no solo al alto volumen de tránsito en las rutas, sino también a otros factores, como el consumo de alcohol. Al respecto, a comienzo de año, el director de Emergentología de la Provincia y el subdirector del Hospital Padilla habían advertido que los conductores de motos que son víctimas de accidentes de tránsito “en su mayoría están alcoholizados”. Todos los funcionarios pusieron énfasis en la necesidad de que la población tome conciencia. Cabe señalar que similares exhortaciones se hicieron hace tres semanas, tras la conmoción que había causado el accidente que causó la muerte del intendente de La Cocha, cuyo vehículo se incrustó en una rastra cañera sin luces cruzada en medio de la noche en la ruta 38. Ahora bien, basta una recorrida al atardecer en las poblaciones del interior -caso La Cocha, donde se registró esta tragedia- para observar la circulación descontrolada de motocicletas sin luces y con sus conductores sin cascos.
Convendría, entonces, plantear con más severidad, además de los controles, medidas como revisión de otorgamiento de licencias, uso de casco y de cinturón de seguridad, revisión de vehículos, señalética para reducción de velocidad en puntos clave y participación importante de agentes municipales, comunales y policiales en estas tareas.
Hace un año la Agencia Nacional de Seguridad Vial instaló un equipo para hacer controles en las rutas del sur ante la convicción de que la siniestralidad era preocupante. A fines del año pasado el entonces secretario de Transporte anunció que se iba a hacer una tarea de radarización para alentar la reducción de velocidad. Ahora un legislador ha presentado un proyecto para que se haga efectiva esa radarización. El problema del tránsito y los accidentes es demasiado complejo, doloroso y costoso para la sociedad como para que las autoridades solamente esperen que la población tome conciencia. Hace falta un programa con objetivos a cumplir, con la idea de que las medidas que se implementen llevan a una efectiva disminución de los percances viales.