Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de cada 100 niños puede presentar la condición de autismo. Si bien cada pequeño puede manifestarlo de manera diferente, hay signos que comparten la mayoría y sirven para detectar el trastorno a temprana edad. Estas señales pueden aparecer a los nueve meses de vida y varían con el pasar de los años.
En la actualidad no se habla de autismo como un trastorno singular, sino de un conjunto de condiciones agrupadas bajo el nombre de desórdenes del espectro autista, las que incluyen condiciones muy leves que permiten una vida independiente - tales como el Asperger- o formas mucho más graves y discapacitantes que requieren cuidados permanentes.
Por razones desconocidas, la condición es cuatro veces más frecuente en niños que en niñas y se acepta que las familias que tienen un hijo con trastorno del espectro autista tienen un mayor riesgo de tener otro hijo con la condición.
El autismo es una condición que no tiene cura conocida, pero que puede beneficiarse de una detección temprana y tratamiento encaminado a mejorar la calidad de vida del niño afectado y sus cuidadores.
La identificación de la condición
Imaginemos que el bebé no desarrolla la capacidad de usar sus sentidos para relacionarse con el mundo, o que pierde las destrezas que ya había ganado en la interpretación de su medio ambiente. Eso es el autismo: es una condición en la que el niño percibe la realidad de un modo diferente, y en el que las cosas que mira, escucha o siente las percibe como extrañas o amenazadoras, por lo que, en respuesta, se retrae en sí mismo y se aísla de su medio ambiente.
La palabra autismo proviene del prefijo de origen griego “auto”, que significa “uno mismo”. En este caso, el niño con autismo, temeroso e incapaz de interpretar su medio ambiente, prefiere encerrarse en sí mismo, aislándose de los demás.
Comportamientos asociados al autismo
Sabiendo que cada niño es diferente, y que la interpretación de las alteraciones en el desarrollo de los bebés necesita siempre de un profesional de la salud, veamos cuáles son las que están más comúnmente asociadas al autismo.
En relación con el modo en que el bebé se comunica e interacciona con los demás, puede observarse lo siguiente:
- A los 9 meses, no responde a su nombre o parece que no te escucha.
- Se resiste a los abrazos y a ser cargado, pareciendo que prefiere jugar solo, retirándose a su propio mundo.
- Tiene poco contacto visual y carece de expresión facial.
- No habla o tiene retraso en el habla, o pierde la capacidad de decir las palabras o frases que ya decía.
- No puede iniciar una conversación o mantenerla, o solo la comienza para pedir algo.
- Habla con un tono o ritmo diferente, pudiendo usar un habla similar a la de un robot.
- Repite palabras o frases palabra por palabra, pero no entiende cómo usarlas o combinarlas.
- No parece entender preguntas o instrucciones sencillas.
- A los 9 meses, no expresa emociones o sentimientos, pareciendo no darse cuenta de los sentimientos de los demás.
- No señala ni busca objetos que le interesen.
- Interactúa con pasividad, agresividad o es disruptivo en su comportamiento.
Otros comportamientos a observar
También pueden presentar comportamientos e intereses restringidos o repetitivos tales como estos:
- Alinea juguetes u otros objetos y se molesta cuando se le cambia el orden.
- Usa palabras o frases repitiéndolas una y otra vez (eso se llama ecolalia).
- Juega siempre del mismo modo con sus juguetes.
- Se enfoca con demasiada atención en ciertas partes de objetos (por ejemplo, solo en las ruedas)
- Se molesta por cambios menores en su rutina o su espacio.
- Tiene intereses obsesivos.
- Debe seguir siempre ciertas rutinas.
- Bate las manos, balancea el cuerpo o gira en círculos de manera repetitiva.
- Tiene reacciones inusuales a la forma en que las cosas suenan, huelen, saben, se ven o se sienten.
En resumen, conocer los hitos de desarrollo del bebé y reconocer temprano los signos que pueden indicar un autismo precoz es muy importante para buscar ayuda profesional y modificar el curso de la condición con intervenciones psicosociales basadas en evidencias científicas.