El choque frontal que ha dejado un saldo de tres personas fallecidas en la ruta 9, a la altura de Monte Bello, ha puesto sobre el tapete la no resuelta emergencia del tránsito en nuestra provincia, que constantemente genera luto. Ahora han sido un padre y su hija y una directora de escuela las víctimas fatales -un conductor ha resultado herido- pero hace no muchas semanas hubo conmoción por el deceso del intendente de La Cocha en la ruta 38.
Además, a poco que se busque en las crónicas se han de encontrar situaciones similares de dolor. Precisamente a propósito del accidente de La Cocha, el Gobernador había pedido que se intensifiquen los controles y así lo hizo saber en ese momento el secretario de Transporte y Seguridad Vial de la provincia.
Las causas varían. En el caso de Monte Bello se ha adjudicado a una pinchadura que hizo que un conductor perdiera el control de su vehículo, se cruzara de carril y se fuera contra el otro auto que circulaba en sentido contrario.
En el caso de la tragedia de La Cocha, hubo un transporte de carga cruzado, que ingresaba a la ruta 38 durante la noche en medio de una nube de polvo, que fue embestido por la camioneta en que viajaba el jefe municipal de esa ciudad.
Hace semanas, el director del Hospital Padilla, preocupado por los accidentes de motos, que son el 85% de los percances que generan la atención del nosocomio, dijo que la falta de uso de casco y el alcohol eran los factores habituales en esos casos, estimados en seis durante la semana y 15 en fines de semana.
Sea cual fuere la causa, hay una situación que parece ingobernable con los accidentes, que hace algunos años un ex presidente y un ex gobernador, en diferentes circunstancias, calificaron como epidemia.
Y frente a ello las medidas que se ensayan tienen efecto reducido o no lo tienen. Baste recordar que, a propósito del avance en cuanto a controles de alcoholemia de la Policía provincial y de algunas municipalidades, en la consulta a las autoridades hospitalarias con respecto a si habían bajado las cifras de personas accidentas causa del alcohol, la respuesta fue negativa.
Al mismo tiempo, se han anunciado iniciativas que o bien no han funcionado o bien no han pasado de la intención de cambio. Así ha ocurrido, hace un año, con la instalación en Monteros de un equipo de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) para hacer controles en las rutas, en vista del caos de la circulación, y con la no concretada radarización de las carreteras, anunciada a fin del año pasado por las anteriores autoridades de tránsito de la provincia.
Ambas iniciativas, aplicadas con rigor, deberían haber dado resultados con el correr de los meses, o bien podrían haber dado lugar a la generación de informes precisos sobre la situación del tránsito en nuestro medio, que pudieran ser la base de estrategias adecuadas para hacer frente a esta dolorosa epidemia.