Cuando las cosas vienen torcidas, terminan por romperse. Lo duro es que se rompan no por efecto de lo que uno haga o intente, sino de un factor externo.
En el circuito de Losail, Franco Colapinto no alcanzó a dar ni una vuelta con su Williams. Instantes después del semáforo verde para la competencia, su auto fue tocado por el Alpine de Esteban Ocon, que a su vez había intentado superar de manera temeraria al Haas de Nico Hulkenberg, se pasó en el frenaje y forzó un roce. La carambola impiadosa acabó con las chances del bonaerense de seguir con su aprendizaje en la F-1, y de mostrarse en la pista, en días decisivos para saber si tendrá butaca en algún equipo en la temporada 2025. Lo llamativo es que los comisarios deportivos consideraron que fue una maniobra natural de carrera y no hubo sanción para Ocon.
No hay análisis posible si lo hecho en la pista fue mínimo por parte de Colapinto. Ni siquiera él intentó explicaciones. Fueron sólo 400 metros, hasta la amargura. Tampoco hay excusas, porque en un deporte como el automovilismo golpes externos en una largada forman parte indeseable del ABC: todos quieren avanzar, la pista tiene un ancho que respetar y están los que no entienden que una carrera tiene muchas vueltas (57 en Qatar) como para jugársela de la forma en la que lo hizo Ocon. Cosas de los pilotos, de la adrenalina que los atraviesa, de la ambición por ir hacia adelante como dé lugar.
Si lo de Colapinto, Ocón y Hulkenberg fue un prematuro drama deportivo, segundos después se estuvo cerca de otro, cuando Lance Stroll tocó con su Aston Martin a Alex Albon, el compañero del bonaerense. Y con la carrera en desarrollo, hubo un show de pinchazos (por efecto de los vidrios triturados de un espejo retrovisor que dejó caer el auto de Albon), errores, incidentes y abandonos. Al final, el neerlandés Max Verstappen ratificó que es el mejor piloto del presente, ganando con su Red Bull de manera impecable.
En una semana se cierra la temporada de 24 carreras en Abu Dhabi. Allí se definirá el Campeonato de Constructores, con McLaren superando a Ferrari, pero por una ventaja que no es determinante. Allí también podría decidirse el futuro de Colapinto. Con todo lo que le viene sucediendo, no se ve un horizonte positivo para él: demasiados infortunios en las últimas carreras (incluyendo que otra vez su Williams rompió muchas piezas) podrían tener incidencia en su futuro. Igual, como suele decirse, la esperanza es lo único que se pierde.