10 razones por las que San Martín de Tucumán se hundió sobre el final de la Primera Nacional
El fin del sueño del “Santo” parecía escrito. El equipo de Bolívar y Pellegrini repitió el mismo final en las últimas temporadas: fue uno de los protagonistas del torneo, llegó a las fases finales y se desinfló en el momento preciso. Era un milagro que el equipo de Diego Flores se parase tras el golpe recibido en Rosario, claro. Y, si bien ganó la serie frente a San Telmo, solo fue un pequeño espejismo que fue desnudado contra Gimnasia de Mendoza.
1- El relax post clasificación a la final de la Primera Nacional
La tempranísima clasificación –en la fecha 35 frente a Patronato- fue un rival inesperado para San Martín. Tras el cumplimiento del primer objetivo, el “Santo” bajó los decibeles y perdió ritmo de competencia.
La primera llamada de atención fue frente a Racing de Córdoba: sufrió todo el partido, lo remontó con dos acciones aisladas de Lautaro Fedele y de Junior Arias, y Gianfranco Ferrero puso las tablas definitivas. La situación se repitió en la última jornada de la fase regular, cuando un flojo Güemes rescató un empate, después de comenzar perdiendo dos goles abajo. Todo esto terminó de estallar frente a Aldosivi. El “Santo” se durmió, y el “Tiburón”, a pura efectividad, le arrebató el campeonato.
San Martín adoptó una postura similar frente a Gimnasia de Mendoza. Comenzó haciendo tiempo, sufrió el gol de Luis Silba y no encontró los caminos para reponerse. Ni el aliento de la gente sirvió como combustible para reponerse del cimbronazo provocado por el “Tanque”. Y la novela terminó de la misma manera que en los últimos años: el “Santo” se quedó a un paso del objetivo.
2- El exceso de confianza de San Martín
Esta causa está vinculada con la anterior. ¿Por qué? San Martín se sentía un equipo “invencible”. Los 81 puntos, el gran momento del arquero Darío Sand, el invicto de 16 partidos entre las fechas 23 y la 38 y la doble racha de seis victorias consecutivas inflaron el ego del equipo. Las estadísticas eran incomparables con cualquier otra campaña, claro. El equipo, no obstante, se olvidó de un pequeño detalle: quedaba una final por jugar. Es decir, todo lo que se hizo podía perderse en un partido único frente a Aldosivi. Y eso sucedió en el Gigante de Arroyito.
La derrota llenó de dudas al “Santo” de cara al Reducido. La ida frente a San Telmo estuvo marcada por la contundencia de Pablo Hernández y de Lautaro Fedele, y de local, volvió a encender la llama de la ilusión. El problema es que no supo mantener el nivel frente a Gimnasia de Mendoza, y el “Lobo” lo superó en todas las facetas: desde el ímpetu hasta el juego. Así se sentenció el final de la campaña de San Martín.
3- La falta de carácter
La derrota no fue el punto más cuestionado por los hinchas, sino la falta de rebeldía de San Martín. La caída frente al “Pituco” fue multicausal, pero lo más resonante fue que los jugadores no mostraron las aptitudes necesarias en los partidos claves. Ya había sucedido frente a Aldosivi en Rosario, y se repitió la imagen contra Gimnasia.
La única excepción a la regla fue el duelo frente a San Martín de San Juan, en el que alcanzó la cima en soledad. Ese resultado, para su infortunio, no correspondió a la final decisiva.
4- Diferencia de nivel entre las zonas
Los números, en ocasiones, engañan. Desde las estadísticas, San Martín fue el mejor equipo de la Primera Nacional. ¿Por qué? Fue el que más puntos sacó, el que más ganó, el que menos perdió… En todos los apartados considerables, el “Santo” fue el mejor, pero los cruces mano a mano plantearon una nueva incógnita: ¿hubo más nivel en la otra zona?
Aldosivi, Deportivo Madryn, Nueva Chicago, San Telmo y Gimnasia de Mendoza llegaron con chances de clasificación a la última fecha, y le dio más ritmo de competitividad. Es más, se definió en los últimos minutos de la jornada 38. Si no fuese por el gol de Gabriel Tellas, de Brown de Adrogué, el “Torito” habría ingresado a la final y el “Tiburón” se hubiese enfocado en el Reducido. Un tanto cambió toda la historia.
5- Flores no estuvo a la altura
¿Qué puede decirse de la actuación de Flores? El DT cambió de idea de juego en toda la temporada. Nunca logró una concordancia entre sus dichos y los hechos. Tras el cortocircuito con Iván Zafarana, el entrenador quedó en el ojo de la tormenta y fue muy cuestionado por todo el mundo San Martín. Incluso, después de la derrota frente a Ferro en la fecha 22, estuvo a punto de salir del cargo. ¿Cuál fue la causa por la que se mantuvo? La dirigencia mantuvo una reunión con los jugadores, y decidieron sostenerlo en el puesto.
Las declaraciones de Rubén Moisello, después de la victoria frente a Quilmes en la jornada 24, dejan en claro esta situación. “El entrenador siempre nos prometió intensidad, juego bien ofensivo, vertical y después de muchas fechas cumplió con su palabra”, había dicho el presidente del “Santo”. A partir de allí, San Martín cosechó una serie de victorias que lo depositaron en la final del torneo.
Lo curioso es que, después de consolidar un esquema (4-2-3-1), el entrenador lo modificó de cara a la final: quitó un volante de contención y sumó un extremo. La táctica fracasó, y San Martín perdió la final. En las semifinales, Flores tampoco mostró la frialdad necesaria para revertir tanto la ida como la vuelta frente a Gimnasia de Mendoza. Incluso, en los párate de juego en La Ciudadela, nunca reunió a sus dirigidos para darle indicaciones o motivarlos –acción que sí hizo su colega Ezequiel Medrán-.
6- La gente no gana partidos
De una vez por todas, el mito debe terminar: la hinchada no hace goles ni gana los partidos. No es determinante para el resultado. La localía es un plus (o un motivador), pero no mucho más, y en el último partido quedó demostrado. Si bien la gente intentó levantar al equipo en reiteradas ocasiones, los cánticos y los gritos nunca despertaron al equipo.
7- La falta timing del público
Ligado con el punto anterior, el público no entendió las necesidades del partido. Cuando San Martín se encontraba en el mejor momento, las bengalas y el humo provocaron que el árbitro Bryan Ferreyra pare el partido y se pierdan varios minutos, que hubiesen sido fundamentales para lograr el empate.
8- La merma física
Otro de los puntos a considerar es el decrecimiento físico de San Martín. En los últimos duelos, el equipo de Flores se vio superado en este aspecto. Llegaba tarde a las pelotas divididas y le costó frenar los avances rápidos por las bandas. Esta situación fue aprovechada por todos los rivales del “Santo”.
9- La “Cacodependencia”
El punto más llamativo fue la bajada de nivel de Matías “Caco” García. El volante llegó como uno de los refuerzos estelares a mitad de temporada. Era la pieza que faltaba para ensamblar el equipo de Flores. Y, si bien tuvo buenas actuaciones en la fase regular, estuvo ausente en todos los partidos decisivos.
No apareció contra Aldosivi y Gimnasia de Mendoza. Se extrañó su gambeta y su visión de juego, dos armas fundamentales que había beneficiado al juego del “Santo”. En este caso, la única certeza es que “Caco” firmó hasta diciembre de 2026, por lo que tendría dos temporadas más con la “rojiblanca”.
10- La falta de recambio
El final de temporada expuso que San Martín no tenía recambio en algunas posiciones. Uno de esos casos fue el lateral izquierdo. Lucas Diarte llegó al “Santo” por la baja de Nahuel Banegas, y no tenía un reemplazante natural. Guillermo Ferracuti o Diego Mastrángelo fueron utilizados en ese puesto, pero sin brindar la solvencia necesaria para competirle al ex Melgar.
Una situación similar sucedía en la mitad del campo. Si Gustavo Abregú o Matías Ignacio García eran bajas, el DT solo tenía a Pablo Hernández como solución. En caso de que “Tucu” estuviera lesionado, no había nadie con las cualidades necesarias para reemplazarlo. Eso se replicó en los puestos de “Caco” y Juan Cuevas. Iván Molinas y Leonardo Monje nunca estuvieron a la altura, y casi no se presentaban como opción para el entrenador.
Tampoco puede obviarse que no contaba con un extremo derecho titular. Flores decidió alternar entre Lautaro Fedele y Gonzalo Rodríguez en ese puesto.