La caída del Gobierno de Bashar el Asad la anunció -notoriamente- el Gobierno ruso por la “dimisión” del presidente de Siria. Rusia, uno de los principales aliados junto con Irán. El territorio sirio, pese a la denominación de “guerra civil” fue destinatario de bombardeos por fuerzas militares rusas, estadounidenses, israelíes y otras que desmentían aquella denominación. Una guerra muy dañosa para la población siria. Sólo basta mencionar al medio millón de víctimas mortales más los casi doce millones de sirios que huyeron de la guerra y se refugiaron en distintos países, uno de ellos el Líbano, además de Turquía y distintos países europeos.
Hasta hace menos dos semanas nadie podía imaginar este aceleramiento de los tiempos al punto que tras casi 14 años de guerra, en sólo doce días se precipitó el desenlace que puso fin al prolongado régimen -cuasi monárquico- de la familia al Asad.
La tan promocionada “Primavera árabe”, en su tiempo (bienio 2010-2012) despertó entonces más expectativas que resultados a la vista. Especialmente para los países de la región cuyos pueblos empezaban a vislumbrar -entonces- un surgimiento de nuevas formas políticas con más apego a los derechos y necesidades de sus pueblos. La piedra inicial de una muralla que aparentaba una fortaleza -más deseada que lograda- se plantó en Túnez y a partir de un hecho singularmente dramático.
Seguidamente se transcribe un párrafo de la columna que fue publicada el 13 de febrero de 2023 en esta misma sección. Entonces el título era “Siria: guerra civil (y con uniformes extranjeros)”. Y sobre la “Primavera árabe”: “Un cautivante nombre para la serie de manifestaciones ciudadanas en distintos países árabes. Arranca en Túnez, en la ribera sur africana del Mediterráneo, el 17 de diciembre de 2010. Fue un comienzo conmovedor por lo dramático. Un vendedor ambulante de 27 años ante el despojo de sus mercaderías y la expulsión por la policía, se inmoló con fuego a modo de protesta. Sólo entendible para quienes desde la psicología social y el ámbito de la percepción del fundamentalismo ideológico se esfuerzan por explicarlo omitiendo la mirada occidental de los hechos. Su agonía por casi veinte días terminó con su muerte en la primera semana de 2011. En ese lapso las protestas se extendieron por casi todo Túnez por mejores condiciones de vida. Finalmente, diez días después de la muerte de Mohamed Bouazizi, el vendedor ambulante, renuncia el presidente Ben Alí”.
A partir de su inicio en Túnez el “clima primaveral” se expandió por Yemen, Egipto, Libia, Bahrein y también en la Siria dominada por el régimen de Bashar Al Assad. Iniciado por su padre, Hafez al Asad, de grado militar efectivo, en febrero de 1971 que en sucesivas elecciones obtiene triunfos masivos que le llevan a seguir gobernando la República Árabe Siria, con mano dura, hasta su muerte en 2000, en que se fuerza el arribo de su hijo.
En 2011 los vientos “primaverales” alteran el clima en el país por la presión de los disconformes con el régimen y requieren cambios. Es el inicio, con una represión sin miramientos desde el gobierno contra los manifestantes a la vez que se disparan acciones de éstos que pretenden hacer fracasar al gobierno. Nace, entre tinieblas con la acción concreta desde las fuerzas armadas sirias, un grupo de oficiales conformado |el “Ejército libre sirio” que sostienen su lealtad al Consejo Nacional Sirio y de apoyo a lo que la oposición denominó -en ese tiempo- Revolución Siria. Es muy variado, demasiado, el plano desde donde, aparentemente, se integran disímiles agrupaciones fundamentalistas y otras de neto accionar terrorista nutriéndose en los fundamentalismos religiosos que conviven entrelazados y enfrentados entre ellos, simultáneamente. Y se suman enfrente de los protestantes las Brigadas Baaz, además del Ejército regular de Siria, contra los oponentes que- en principio- eran identificados sólo como descontentos con el Gobierno. Pero siguiendo a un muy variado conjunto de grupos terroristas y alguna rama de Al Qaeda y de los autoproclamados como “Estado Islámico”. Variedad de enfoques y pretensiones y fundamentalismos, sus características. Aunque el objetivo, desbancar al régimen que domina Siria desde hace medio siglo era el mismo.
Futuro riesgoso, incierto
Antecedentes sobran como para presuponer que no todo está cerrado con la caída de Bashar al Asad. Si se quisiera acercar una probabilidad esperanzadora sobre el futuro de Siria en los próximos días, desde aquí mostraríamos pesimismo. No existen clavijas suficientes como para ajustar la melodía que se espera escuchar para haya convivencia y reconstrucción del tejido social sirio. Vendrán difíciles tiempos de luchas internas entre los que pretenderán ejercer el derecho de gobernar el país por haber contribuido a la caída del régimen todos ellos. Rusia e Irán, los sostenedores del régimen de al Asad, tienen sus tiempos y atención empeñados en asuntos distintos cada país.
Notre Dame
La reconstrucción de la parte dañada de la catedral de Notre Dame de París por el incendio de 2019 llegó a su fin con la habilitación de la tradicional postal de París del sábado último. Una postal superadora de la que nos muestra la erguida estructura metálica de la Torre Eiffel o la del imponente Arco de Triunfo.
La compleja y enorme tarea emprendida para reconstruir lo dañado por el fuego revela la responsabilidad de salvaguardar los iconos de la cultura de una ciudad, de un país, que vienen mostrando al mundo el testimonios de su cultura a través de los siglos (Notre Dame empezó a construirse en 1163 y se completó en 1345).
Las catedrales del gótico se muestran en Europa con sus afilados coronamientos en dirección a los cielos, como una manera monumental de la expresión de la humanidad.
Pese a la destrucción de ciudades enteras durante las dos guerras mundiales que tuvieron su escenario en Europa, ese espejo en el que nos miramos desde este extremo sud de Latinoamérica, la catedral de Notre Dame de París no sufrió daño alguno. Sólo el incendio de hace cinco años movilizó la atención de franceses y de buena parte del mundo conmovidos por el daño sufrido y por el futuro de tan soberbio monumento arquitectónico.