Un marcado cambio de panorama se ha dado este año en lo que hace al transporte público en la provincia, que al cabo de años de conflicto constante y de haber llegado a un fondo en el que no se veía la salida, ahora espera con tranquilidad mejoras para el año que viene. Esas mejoras se vinculan no sólo con el estado de los colectivos y la adquisición de nuevas unidades, sino con el funcionamiento del servicio y la relación con los usuarios, así como con la infraestructura vial por donde se hacen los recorridos. Ha habido un cambio de actitud en el que participan todos los factores del sistema, y por ello los reclamos que antes dominaban la escena ahora han quedado en un lugar más discreto, como problemas a resolver y no como las marcas fuertes de una situación terminal.
Así parece haber quedado claro esta semana, durante la presentación en la plaza Independencia de los primeros colectivos adquiridos por la Provincia. “Estos son los primeros 17 colectivos de los 100 que hemos comprado”, dijo el Gobernador, quien adelantó que en enero llegará otra tanda, y en marzo se completará la cantidad comprometida, según la proyección del Gobierno. “Si no hay colectivo, no hay política de transporte posible. Y a eso hay que adosarle el arreglo de los caminos y las rutas en el interior y la mejora de la forma de pago para tener acceso a los colectivos”, añadió, a propósito de la llegada de la tarjeta SUBE en la capital y la puesta en marcha de la tarjeta Independencia. Por su parte, la intendenta de la Capital destacó que este es el primer año que el municipio se involucra realmente junto con el gobierno provincial en el diseño de una planificación estratégica conjunta y especificó los cambios introducidos en el sistema este año: un centro de movilidad urbana, cámaras dentro y fuera de los colectivos, paradas seguras, mejoras en el tiempo de los recorridos con la habilitación de los carriles exclusivos, así como las mejoras en el pavimento de las calles por donde circulan los ómnibus, el avance hacia un ordenamiento en las concesiones y la mejora en el vínculo con los usuarios.
Los mismos empresarios, que a su vez han adquirido algunas unidades nuevas, han actuado en conformidad con la baja del clima de conflicto que había hasta mitad de año.
Por otra parte, es mucho lo que la Provincia aporta para mantener el sistema de subsidios que abandonó la Nación hace un año, con el cual se pagan sueldos y se ayuda en el mantenimiento de las unidades, en una ecuación de marcada precariedad, en el que la tarifa no alcanzaba, además de la caída de demanda por parte de los usuarios ante un servicio de baja calidad, lo cual parece ahora revertirse. A ello se añaden las dificultades que han tenido los empresarios para renovar una flota con una antigüedad promedio de 12 años, mientras las variables macroeconómicas no han terminado todavía de mejorar.
Las expectativas, no obstante, son positivas en un fin de año prácticamente atípico, en el que la conflictividad se ha reducido sustancialmente.