Fabiola Yáñez: el caso que expuso a Alberto como un pésimo Presidente

Alberto Fernández. Alberto Fernández.

Alejada, callada y con una media sonrisa en el rostro Fabiola Yañez aparecía ocasionalmente en algún acontecimiento público a la par de Alberto Fernández. Fue una primera dama cuya mayor trascendencia fue la del escándalo en la Quinta Presidencial de Olivos. Las imágenes brindando con amigas y con el Presidente mientras el país padecía el encierro de la pandemia fue una inyección de odio contra su figura que se inoculó a la sociedad.

La historia de amor entre ambos había comenzado en 2013, cuando la por entonces joven estudiante de periodismo de la Universidad de Palermo se contactó con él para entrevistarlo para su tesis. Allí comenzó una relación que tres años después haría pública la propia Fabiola, publicando en redes sociales una foto de las manos de ambos, cada uno con una copa y ella luciendo un anillo. Estaban en París y se comprometieron, pero nunca se casaron.

La relación pasó casi desapercibida hasta el escándalo en Olivos y la posterior noticia, en 2021, de que el 11 de abril del año siguiente nacería Francisco, el hijo de ambos. El alumbramiento parecía destinado a dejar atrás aquel nefasto brindis en plena pandemia, pero en 2023 los rumores de separación de la pareja ya se habían instalado con fuerza.

Sin embargo tuvo que estallar un escándalo por presunta corrupción que salpica a Fernández para que se conociera que quien se autodefinía como principal defensor de las mujeres y precursor del feminismo era en realidad un ejecutor de violencia psicológica y física contra su pareja.

En el juzgado federal a cargo de Julián Ercolini se tramita un expediente en el que está imputado Alberto. Durante su presidencia dictó un decreto que impuso la obligación a todos los organismos del Estado de contratar servicios de seguros exclusivamente a través de Nación Seguros SA, una empresa subsidiaria del Banco Nación.

La Justicia federal investiga la participación y el cobro de comisiones por parte de brokers o intermediarios de esos contratos, entre los que figura Héctor Martínez Sosa, esposo de la secretaria del ex mandatario, María Cantero.

El celular de Cantero fue secuestrado y peritado por la Justicia durante la investigación. De allí se extrajeron conversaciones e imágenes enviadas por Yañez que daban cuenta de presuntas lesiones en un contexto de violencia de género. Ercolini notificó a la defensa de Yañez sobre estos diálogos, pero el 1 de julio archivó la causa porque ella manifestó que no deseaba hacer la denuncia, un paso necesario para el inicio de la acción penal en este tipo de delitos.

Sin embargo, el 6 de agosto, dos días después de que los chats fueron publicados por el diario Clarín, Yañez contactó al juzgado para presentar la denuncia. Ercolini dictó entonces una serie de medidas cautelares solicitadas por la víctima. En ese fallo figuran algunas de las primeras declaraciones de Yañez ante la Justicia. Manifestó estar padeciendo lo que definió como “terrorismo psicológico” y acoso telefónico, de manera diaria, por parte del ex Presidente, que la amedrentaba psicológicamente mediante mensajes, según la denunciante.

También, advirtió que la custodia policial que se le había asignado era una “persona de confianza” de Fernández y solicitó al juzgado que dictara medidas de protección en su favor.

El 8 de agosto, el fiscal federal Carlos Rívolo y la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM), a cargo de Mariela Labozzetta, informaron que profesionales de la Dirección General de Acompañamiento, de Orientación y Protección a las Víctimas (DOVIC) mantuvieron una entrevista por videoconferencia con Yañez. “Los  detalles de la intervención permanecerán en estricto resguardo a fin de preservar los derechos de la víctima”, sostuvieron en un comunicado.

Alberto Fernández. Alberto Fernández.

Además, Yañez brindó una entrevista a Infobae tras la difusión de fotografías de ella con moretones en el ojo y el brazo y explicó que se presentó ante la Justicia “producto de haber sufrido acoso telefónico durante los últimos dos meses”. El 12 de agosto, la defensa de Yáñez presentó un escrito de 20 páginas ante el juzgado en el que dio más detalles sobre los hechos que originaron la denuncia. En esa presentación denunció hostigamiento, acoso, maltrato psicológico, daño psíquico, violencia reproductiva, violencia física, empujones, zamarreos, cachetazos y golpes por parte de Fernández. Al día siguiente, Yañez declaró ante el juez y el fiscal para ratificar la denuncia.

Ercolini impuso a Fernández la prohibición de acercamiento a una distancia inferior a 500 metros de Yañez, que actualmente vive en Madrid, y la prohibición de contacto por cualquier vía, ya sea física, telefónica, por correo electrónico, mensajería o por terceras personas.

Además, ordenó la prohibición de salida de país del ex Presidente y le impuso que “cese en los actos de perturbación o intimidación que, directa o indirectamente, realice hacia Fabiola Yañez, tanto en el espacio analógico como en el digital”. Y le requirió la “promesa” de someterse al procedimiento judicial y no obstaculizar la investigación. También solicitó al Ministerio de Seguridad de la Nación que arbitre los medios necesarios para reforzar la custodia de Yañez.

El escrito presentado por la defensa de Yáñez señala que se trata de un caso de “lesiones graves calificadas doblemente, además de amenazas coactivas, hostigamiento en un contexto de violencia contra la mujer en sus distintas variables, física, psicológica, emocional e institucional”.

El ex Presidente publicó un comunicado en su cuenta de X en el que negó las acusaciones: “Enterado por los medios de comunicación de la denuncia de Fabiola Yañez en mi contra, quiero expresar que la verdad de los hechos es otra. Solo voy a decir que es falso y que jamás ocurrió lo que ahora me imputa”.

Por la misma vía, aclaró: “Por la integridad de mis hijos, de mi persona, y también de la propia Fabiola, no voy a hacer declaraciones mediáticas, sino que aportaré ante la Justicia las pruebas y testimonios que dejarán en evidencia lo que realmente ocurrió”.

El 13 de agosto se publicó una entrevista que Fernández brindó al diario El País de España. Sobre la denuncia, señaló que “alguien la ha incentivado” y, sobre los chats, contestó: “Nunca ejercí violencia física contra Fabiola, ni contra ninguna mujer. No tengo el chat, no sé cómo es la conversación, no entiendo de qué está hablando cuando dice que llevo tres días golpeándola. Eso nunca ocurrió”.

Mientras la Justicia investiga al ex mandatario, Fernández padece un aislamiento social, político y personal profundo, como si el destino le estuviera jugando una chanza al protagonista del peor encierro que soportamos los argentinos, durante la pandemia, que será padecido y recordado durante décadas.

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