El calor del verano acerca a cientos de turistas a El Cadillal, un destino que combina naturaleza, entretenimiento y cultura. Desde el primer vistazo al lago, el catamarán y los kayaks pintan un paisaje en movimiento. Familias y grupos de amigos se acomodan en la orilla del dique o disfrutan de las aerosillas que ofrecen una vista panorámica del lugar. Todo esto representa una opción segura para las vacaciones de verano.
Entre las charlas de los visitantes se escuchan risas, música y el comentario sobre lo que está pasando: actividades al aire libre, qué se puede disfrutar de la gastronomía local y lo que se podrá comprar en la feria de artesanos.
A 500 metros del anfiteatro la feria cobra vida. Es aquí donde 10 mujeres y sus familias llevan ocho años construyendo un espacio que va más allá de lo comercial. Con sus manos y su esfuerzo, presentan un trabajo único que refleja no solo su talento, sino también la historia de un trabajo colectivo.
La feria no solo atrae a quienes buscan un recuerdo. Es un lugar de encuentros, charlas y descubrimientos. Cada puesto guarda una historia, y detrás de cada producto hay una mujer que combina tradición, creatividad y el deseo de seguir creciendo.
“Las Lagoferiantes”
Un grupo de 10 mujeres emprendedoras decidieron transformar un predio vacío en una feria que funciona durante todo el año. Desde 2016, con apoyo de vecinos y el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación de ese momento, construyeron puestos de madera y consolidaron el espacio como su principal fuente de ingresos.
María Eugenia Yapura, de 46 años, es una de las fundadoras de “Las Lagoferiantes”. Residente de El Cadillal, lidera junto a su familia el emprendimiento “El Alto”, dedicado a la producción de dulces y conservas. “Con mi esposo y mis hijos producimos dulces de chilto, zapallo en almíbar, escabeches y chimichurris, todo desde nuestra huerta familiar”, le contó María a LA GACETA.
El legado de su abuela fue clave en su formación: “Ella hacía quesillos y dulces caseros. Me enseñó a aprovechar cada fruta y me dejó recetas que todavía continúo usando”. Con capacitación del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria de Tafí Viejo, María mejoró sus productos y su etiquetado, ampliando su clientela dentro y fuera de Tucumán.
La feria es el único ingreso de su familia y un proyecto que tiene mucha visión a futuro. “Mis hijos trabajan conmigo, aprenden del oficio y ayudan en la producción, principalmente de lo dulce. Junto a mi esposo queremos que esto continúe”, expresó.
Modelo de autogestión
El trabajo en la feria es cooperativo. Elena Díaz, de 54 años, es la secretaria y dirige el puesto “Sublime Alegría”, donde realiza estampados, sublimación y tarjetería. Según ella, el objetivo es que el trabajo de la feria siempre sea de calidad, brindando a los visitantes una “experiencia única”.
Por su parte, Mariana González, de 49 años, presidenta de la cooperativa, se dedica a tejidos artesanales y cerámica en su puesto “Piedra Negra”.
González comentó que esta temporada empezó de manera muy positiva. “Trabajamos desde el mediodía hasta la medianoche, recibiendo turistas y emprendedores de la región y de provincias vecinas como Salta y Santiago del Estero. Es una feria autogestionada, y sostenemos nuestra economía con el trabajo diario. Este año, sumamos artesanos y habilitamos una heladería”.
“Estamos en una época donde todo el mundo emprende. Este es un espacio para compartir, crecer y mostrar el talento local”.
Aprendizaje
La feria no solo ofrece productos locales, sino que también funciona como un espacio de intercambio para emprendedores interesados en conocer el modelo de trabajo del grupo.
Durante los fines de semana, la actividad alcanza su punto más alto. De miércoles a domingo, la feria abre de 17 a 24, mientras que los sábados y domingos extienden el horario desde las 11 hasta la medianoche.
Con ocho años de funcionamiento, “Las Lagoferiantes” se han convertido en una referencia turística y cultural en la provincia.
El anfiteatro y sus shows veraniegos, otro atractivo
La jornada de ayer en El Cadillal también sirvió para inaugurar la temporada 2025 del anfiteatro “Tucu Tucu”. La idea era que el público pudiera ver un espectáculo mientras disfrutaba del atardecer y así se hizo.
El debut estuvo en las manos del grupo folclórico “Las voces de El Cadillal”, que tocaron para las cientos de personas que ocuparon la mayoría de los asientos disponibles.
Una de ellas fue Yanina Guerrero, una mujer de 31 años de San Miguel de Tucumán, que fue a pasar la jornada entera en el dique junto parte de su familia: su esposo y su primo. “Veníamos planeando hace varios días esta salida. Estamos de vacaciones y queríamos almorzar, pasar el día y ver el espectáculo. La hemos pasado muy bien”, relató la mujer minutos antes de que comience del show de “Las voces de El Cadillal”.
“Orgullosa de Tucumán”
Para Elizabeth Campos, la jornada de ayer fue una “bendición”. “Estas son las cosas que Dios planea y uno no lo espera”, dijo mientras observaba la banda tocar y el paisaje detrás. La mujer de 55 años es docente y vino de Concepción. “Estoy orgullosa de Tucumán, de tener lo que tenemos en la provincia”, agregó, además de aclarar que llegó al Cadillal temprano junto a Patricia, su hermana, para tomar mates y disfrutar de todas las actividades que ofreció el lugar.
Para no perdérselo
Cecilia Eugenia Juárez, de 37 años, fue otra de las espectadoras del espectáculo musical con el que se cerró la jornada en El Cadillal. Juárez llegó desde Ranchillos Viejo, al este de la provincia.
“Vinimos esta mañana a las 11 al camping de Suterh que siempre está muy lindo”, contó. La mujer no quiso ni disfrutar de la feria o alguna de las otras actividades que ofrece el dique, directamente fue temprano al anfiteatro “Tucu Tucu” para guardar lugar y poder disfrutar del espectáculo tranquila. “Tenemos que disfrutar este tipo de cosas en nuestra propia provincia”, arengó.
La temporada 2025 del anfiteatro recién arrancó y promete traer más espectáculos cada sábado del verano.
Clases de zumba gratis
Además, todos los sábados de enero y febrero habrá clases de zumba gratis en el sector de “playa” del dique. Las clases serán dictadas por una profesora y se suspenderán por lluvia.