Hace 2 Hs
Donald Trump
Por Alexandra Morales / Politóloga - Máster en marketing político y comunicación estratégica
La llegada de Donald Trump significa para Argentina enfocarse en una relación bilateral basada en intereses económicos concretos. Hasta ahora, el trato entre ambos presidentes ha sido positivo, como lo demuestra la invitación de Milei a la asunción.
Los líderes invitados al evento comparten una postura política alineada con la derecha, lo que subraya una afinidad ideológica que podría influir en las decisiones. Además, esta cercanía podría facilitar acuerdos en temas sensibles, como la reestructuración de la deuda externa, dada la predisposición de ambos gobiernos a la cooperación.
¿Cuáles serán los principales desafíos que Trump enfrentará, tanto a nivel interno como internacional?
El nuevo presidente deberá enfrentarse a una sociedad profundamente polarizada y a resistencias en el Congreso, lo que podría complicar la implementación de su agenda. Uno de sus mayores retos será cumplir con la promesa de recuperación económica, enfocada en fortalecer la clase media mediante políticas proteccionistas, como el aumento de aranceles y el impulso a la producción local.
En el plano internacional, tendrá que gestionar tensiones clave, como su postura frente a la situación en Venezuela, el conflicto entre Israel y Hamas, y su rivalidad económica con China, que podría escalar. También será fundamental cómo maneje su relación con la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) y la crisis migratoria en la frontera con México, que afecta directamente a los países de América Latina.
¿Qué temas marcarán la agenda internacional de Trump?
Su agenda se centrará en la recuperación económica y el fortalecimiento de la seguridad fronteriza. Esto incluirá medidas arancelarias dirigidas a proteger la industria estadounidense y políticas más estrictas para controlar el flujo migratorio.
En Oriente Medio, buscará estabilizar el conflicto en Gaza; En cuanto a China, impulsará estrategias económicas destinadas a contrarrestar su influencia comercial y tecnológica. Estas decisiones reflejan un liderazgo enfocado en consolidar la posición de Estados Unidos frente a un mundo cada vez más competitivo
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