Por Emilia Hazan / Politóloga
Este evento puede ser analizado desde tres perspectivas principales. En lo económico, la nueva administración republicana podría influir en organismos multilaterales como el FMI (Fondo Monetario Internacional), afectando acuerdos futuros y desembolsos.
Desde el plano ideológico, Trump encuentra en Milei un aliado para desplegar una batalla cultural contra el progresismo, el feminismo y la agenda 2030. Por último, surge la duda sobre el peso de América Latina en la disputa comercial con China; lo que lleva a preguntarnos si la región sólo es relevante para Washington en la medida que también lo sea para el gigante asiático.
¿Cuáles serán los principales desafíos que Trump enfrentará, tanto a nivel interno como internacional?
En el ámbito interno, Trump enfrenta un Estados Unidos polarizado, un fenómeno que afecta a las democracias occidentales mediante clivajes como elite/anti-elite, feminismo/anti-feminismo o nacionalismo/globalismo. Estas divisiones podrían debilitar las instituciones democráticas y profundizar la polarización social. A nivel internacional, el liderazgo norteamericano también enfrenta desafíos, con una hegemonía debilitada por la diversificación de actores y conflictos globales, como las crecientes tensiones con China.
¿Qué temas marcarán la agenda internacional de Trump?
Sus promesas de campaña sugieren un fuerte enfoque nacionalista en políticas migratorias severas y proteccionismo económico. La insistencia en la compra de Groenlandia se vincula con la seguridad económica y estratégica de Estados Unidos, dada su riqueza en recursos naturales y las rutas de navegación abiertas por el deshielo. Además, refuerza su postura de competencia directa con China y Rusia en el ártico.
En este contexto, Argentina debe definir su postura frente a EEUU. Aunque la afinidad ideológica entre los mandatarios podría facilitar el diálogo, una política exterior limitada a pocos países sería un error. Para gravitar en el escenario internacional, nuestro país necesita mirar su entorno regional, apostando por la inversión en educación, ciencia, arte y cultura. La construcción de una política exterior sólida es un trabajo que deben llevar a cabo las clases dirigentes en diálogo permanente con los investigadores, los periodistas, organizaciones no gubernamentales, entre otros.